Los desaciertos en el manejo de la pandemia Covid-19, el alto nivel de endeudamiento en breve tiempo, la inconsistencia en la adopción de medidas certeras, el irrespeto a la institucionalidad y la falta de transparencia, entre otros aspectos, en los cinco meses de la presente gestión, confirman que es un Gobierno atrapado en su discurso.
Es un grupo que en la oposición dijo, desdijo, denunció prácticas que ahora desde el Gobierno practican sin inmutarse y ni siquiera ofrecen una explicación a la membresía de su Partido, por no decir al electorado que compró un cambio, que como se ha dicho ha resultado en reversa, es decir de marcha atrás.
En tal corto tiempo la presente administración ha perdido el respaldo de quienes le favorecieron, como se demuestra en manifestaciones reales y con protestas en los medios de comunicación, redes sociales y en los cacerolazos de la semana pasada, que no solo se sintieron en residenciales de sectores acomodados, también en los populares, cuyos moradores salieron a las aceras con calderos, pailas, ollas y sartenes a mano.
Son muchos los que dicen haberse arrepentido en apenas cinco meses, fruto de los desaciertos e improvisaciones del equipo gubernamental a quien ya el pueblo le cogió la seña de su patrón de conducta de lanzarse a los medios a buscar culpables en la gestión pasada cada vez que se le presentan dificultades, un claro mecanismo de distracción y engaño.
El discurso opositor de los ahora gobernantes era oponerse a todas las medidas del gobierno del PLD, presidido por Danilo Medina, para contener la propagación de la pandemia.
En vez de equilibrar la economía con la protección a la salud el gobierno ha favorecido la reapertura económica y por eso se aprecia atrapado en su discurso.
Los reportes de casos positivos son cada día mayores, camas de hospitales saturadas, escasez de pruebas para detectar el virus, una población confundida por la inconsistencia de las medidas, un toque de queda que no se respeta y, sobre todo, un gobierno sin brújula que le indique el Norte a seguir.
Las medidas que se implementan dependen de si caen bien o mal en las redes sociales o en sus acólitos en los medios de comunicación. Se favorecen unos sobre otros, pese a que todos somos probables contagiados, como se aprecia con el tema de la vacuna.
Mientras otros países, incluyendo de la región con el mismo nivel que República Dominicana, tienen semanas vacunando a la población, en nuestro país siquiera se ha hablado del tema para que la ciudadanía tenga confianza. Todo se ha quedado en anuncios o en que “yo seré el primero en vacunarme”.
La realidad en los hospitales del país es muy diferente a lo que se refleja en los manipulados boletines del Ministerio de Salud Pública, en los que los decesos no se reportan y las estadísticas se alteran, como lo denuncian médicos y otros profesionales de la salud.
En el plano de la economía
El Gobierno está atrapado en su discurso opositor en lo relativo al endeudamiento y al déficit fiscal, demostrando aquello del refrán de “No es lo mismo con guitarra que con violín”
El nivel del endeudamiento se ha calculado a un ritmo superior a los 45 millones de dólares al día, el cual se ha pretendido justificar con la crisis sanitaria y económica, pero sin entender que los niveles desmedidos en la deuda limitan la capacidad para hacer las inversiones necesarias en educación, salud e infraestructura, afectando el desarrollo de los dominicanos e incrementando los niveles de inequidad.
Conjuntamente con el incremento de los empréstitos se ha decidido eliminar los programas FASE II y Pa’ ti, con el que se apoyaba a los emprendedores y se disminuyó de 5 mil a 3 mil pesos el subsidio de Quédate en Casa, en momentos de un claro descontrol en los precios de los productos de primera necesidad, sobre todo de los agropecuarios, y en momento en que se producen despidos masivos en el sector público y muchos pequeños empresarios se han ido a la quiebra por la falta de apoyo.
Pese a los esfuerzos y los cacareados anuncios, el sector turístico no termina de arrancar, una situación previsible en razón de que no se hizo una evaluación del contexto mundial y local y se decidió poner los huevos en una sola canasta.
Atrapado en discurso anticorrupción
El Gobierno ha quedado atrapado en su discurso anticorrupción enarbolado con vehemencia desde la oposición. Aquí también las medidas adoptadas distan mucho de aquellos pronunciamientos.
En lugar de combatir el flagelo se han modificado leyes para favorecer a miembros del partido en el gobierno; se cambiaron los concursos y las subastas para nombrar personas y adquirir permiso de importación por favoritismo; se ha beneficiado a funcionarios y a sus familiares con contratos; frente a los casos de corrupción en el gobierno, las autoridades miran hacia otro lado.
El discurso de la transparencia y de independencia de la justicia es falso y solo se utiliza para ganar capital político y distraer a la opinión para que no tome en cuenta sus desatinos.
En cinco meses no ha habido un solo sector productivo que haya experimentado un mínimo de mejoría.
Las improvisaciones, desaciertos, inconsistencia demostrada en cinco meses del mal llamado “cambio” demuestran que es un gobierno atrapado en su propio discurso. Le ha pasado como al que escupe para arriba, de la célebre expresión popular.