Hablan los hechos

Por:  Roberto García Hernández

Los últimos días del presidente estadounidense, Donald Trump, son tormentosos, marcados por un escándalo inédito de un mandatario que conspira contra los propios intereses del gobierno que hoy todavía representa.

Su responsabilidad en el ataque del 6 de enero pasado contra el Capitolio, que dejó un saldo de cinco muertos, decenas de detenidos y daños materiales diversos, marcó el segmento final de su mandato, de por sí complicado, polémico, de un gobernante calificado por algunos de tóxico y corrupto.

Trump marcó varios récords en su mandato, y el más reciente fue ayer, cuando la Cámara de Representantes acordó iniciar un juicio político en su contra, con una votación de 232 a 197, tras acusarlo nada más y nada menos que de ‘incitar a la violencia contra el gobierno de Estados Unidos.’

En este debate 10 legisladores rompieron con el gobernante y convirtieron esta votación en la más bipartidista en la historia de Estados Unidos, otra marca achacable a Trump.

Los únicos otros dos presidentes acusados de esta forma anteriormente, Andrew Johnson (1865-1869) y Bill Clinton (1993-2001), sufrieron cero y cinco deserciones de su propio partido, respectivamente.

Todos estos acontecimientos tienen lugar en medio de un estado de emergencia en la capital norteamericana impuesto por el mismo Trump, ante diversas señales de posibles ‘acciones terroristas masivas’, que según la cadena CNN pudieran ser peores que las del 6 de enero contra el Congreso.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) obtuvo informaciones sobre la planificación de ‘protestas armadas’ en las capitales de los 50 estados, según un boletín interno de esa agencia obtenido por CNN, algo inédito en la nación norteña en medio de la toma de posesión de un nuevo gobernante.

Como para marcar otro récord en los registros de la administración de Trump, más de 15 mil efectivos militares, el doble de los niveles de tropas en Afganistán e Iraq combinados, comenzaron a desplegarse en Washington, D.C., para garantizar la seguridad durante la inauguración de Biden.

Pero quizás el más triste y lamentable de los récords del mandatario republicano -quien se quedó con los deseos de gobernar durante un segundo mandato- es el impacto de la Covid-19 en su país.

Aunque para ser justos no toda la culpa del avance indetenible de la pandemia en la nación norteña se debe solamente a los disparates del gobernante, sus declaraciones irresponsables y el desprecio a la opinión de la ciencia, contribuyeron al ‘éxito’ desafortunado de la enfermedad.

En el plano internacional el mandatario marcó también varias pautas negativas, caracterizadas por la improvisación en la materia y la influencia de sus asesores de dudosa profesionalidad.

Se destaca en este acápite toda la cadena de sanciones contra aliados y adversarios, con particular saña contra China, Rusia, Nicaragua y Venezuela, entre otras naciones.

Mención aparte merece su obsesión paranoica con Cuba, cuyo más reciente episodio -quizás no sea el último de los días que le quedan en el poder- fue la inclusión de la isla en la lista de naciones que según Washington auspician el terrorismo, una medida unilateral, espuria y políticamente motivada.

Un comunicado de la cancillería cubana ratificó que se trata de ‘un acto soberbio de un gobierno desprestigiado, deshonesto y en bancarrota moral’.

Los récords no paran ahí, su impopularidad a nivel global resulta un hecho innegable, como lo reveló una encuesta de la consultora independiente Pew Research Center en 13 países, publicada en noviembre de 2020, según la cual Trump es el menos confiable de los principales líderes mundiales, otro récord.

Su nivel general de aprobación está por debajo del 45 por ciento, y la confianza internacional en el liderazgo del gobernante osciló entre el nueve por ciento en Bélgica y 25 por ciento en Japón.

Este rechazo en el exterior se observa incluso entre los partidos de Europa en países aliados de Washington, destacó un comentario reciente en el portal Político, firmado por Ryan Heath, experto en relaciones internacionales, en un estudio titulado Trump contra el mundo, segundo round.

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