Opinión

El autor de esta columna, se encaramaba en el balcón de la casa del coronel Flores y doña Fefita Mota, oyendo cantar a Pedro Flores y Rafael Hernández, sentados en mecedoras con un litro de ron Brugal, y Mamá Nela Medina, hablaba en voz alta, llamando la atención para que nos obligara bajar del balcón diciendo que, nos íbamos a caer y a romper un brazo o una pierna. Aproximadamente 7 u 8 meses después, nos mudamos de la Martín Puchi, en San Juan Bosco, a una casa nueva que había construido nuestro padre en la Doctor.

Delgado esquina Moisés García, frente al Centro de Enseñanza del Ejército Nacional, al lado de la casa hermosa, que todavía está ahí, Doctor Delgado #53, que era el domicilio, del coronel Luis Veras Fernández, Jefe de la Policía Nacional.

En los meses finales de 1941, nuestro padre fue designado Capitán Comandante de la Provincia de El Seybo, que era una de la más grandes de la República con dos municipios, entre otros, de riqueza extraordinaria: La Romana e Higuey, que generaban una riqueza agrícolamente solamente comparable, con las de los pueblos más importantes del Cibao.

Nuestro hermano mayor Mario César, y mis dos hermanas mayores, Mercedes y Martha, no fueron a vivir a El Seybo. César fue inscrito y recluido en el Colegio Juan Pablo Duarte, de Don Manuel Serrano, en La Vega y allí también en esa ciudad, en el ̈ Colegio Inmaculada Concepción ̈ inscritas y recluidas en la escuela primaria. A El Seybo solamente fue quien escribe, en cuya escuela primaria publica, terminamos de ser alfabetizado.

Un año y pico después, nuestro padre fue trasladado de nuevo a la ciudad capital, y volvimos a vivir en la casa que estaba en la Dr. Delgado # 55.

César y Mercedes fueron inscritos en el colegio ¨ La Milagrosa¨ de Julia Madsen y Martha y el autor, fuimos inscritos en el colegio ¨Santa Teresita¨ de ¨las hermanas Roque¨, que dirigía Lourdes, que era la mayor de una familia de varones y hembras, situado en la calle José Reyes entre la Arzobispo Noel y la Padre Billini.

La familia Roque estaba calificada como anti-trujillista, enemiga del régimen que como dictadura coherente y fuerte gobernaba el país. Mario César era un adolescente tal vez de quince años, que había creado una fama en el colegio donde estudiaba y en el barrio donde vivíamos, donde lo que realmente es Gazcue, frente a lo que hoy es el Palacio Nacional. Ambidestro César era un excelente atleta que se hacía respetar porque además era agresivo.

Nuestro padre había sido designado Instructor Jefe del Ejército, y profesor del primer grupo de cadetes que habían ingresado al Ejército Nacional, 25 en total, escogido y aceptado por el mismo Rafael Trujillo Molina. Se estaba en los preparativos oficiales, del Primer Centenario de la Fundación y Proclamación, de la República.

Acontecimiento extraordinario que debía celebrarse, oficialmente, el 27 de febrero de 1944, al cual asistieron personalidades de gran importancia política e intelectual, de muchos gobiernos de América y de Europa; uno de los organizadores de los actos Militares que se celebraron para aquella fecha, era el Capitán Euclides Gutiérrez Abreu, quien tenía el reconocimiento del mismo Rafael Trujillo Molina, que era Presidente de la República, como la de su hermano Héctor Bienvenido Trujillo Molina ( Negro), que era Secretario de Guerra y Marina del Gobierno Nacional y de otro importante militar, Fernando A. Sánchez, Jefe del Estado Mayor del Ejército, nieto de Francisco del Rosario Sánchez, quien junto a Duarte y Mella habían fundado la República.

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