Por: Gonzalo Crespo
Si algo siempre tuvo claro el comité organizador de Tokio 2020 fue legar los Juegos Olímpicos más sostenibles de la historia, y hoy parece estar listo para cumplir el designio sin muchos inconvenientes.
Cerca de 47 mil toneladas de desechos electrónicos fueron reciclados para crear las medallas de oro, plata y bronce, una muestra del compromiso de Japón ante el cambio climático, aunque –valga decirlo- la cifra luce pequeña en comparación con los residuos que anualmente genera el mundo.
Por primera vez, los atletas laureados en una cita de este rango ostentarán preseas elaboradas con material reciclado, hecho que, además, conjuga orgánicamente elementos esenciales de la cultura nipona: arte y tecnología.
A este afán de ofrecer un concurso diferente, resiliente, sostenible y amigable con el entorno, se suma la Villa Olímpica, espacio que desde las paredes hasta el mobiliario lleva impreso el sello de la reutilización.
En el caso de las medallas, los responsables de las olimpiadas y paralimpiadas lanzaron una convocatoria en 2017 para que la población local donara móviles y otros dispositivos electrónicos usados, con la idea de obtener los componentes internos, lo cual permitió recoger cinco millones de gadgets.
Solo así el diseñador Junichi Kawanishi puso manos a la(s) obra(s) y delineó los trazos bajo el concepto de que para conseguir la gloria, los deportistas deben buscar la victoria día a día, concepto que tocará niveles insospechados luego del venidero 23 de julio, día de la inauguración.
Finalmente, fueron creadas cinco mil preseas, las cuales recrean la imagen de la diosa griega de la victoria: Niké, y por la otra cara el Estadio Panathinaikos, que albergó los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1896 en Atenas, Grecia.
Y para completar tamaña empresa agregaron cintas fabricadas con fibras de poliéster reciclado, que sostienen los metales, mientras estuches de madera creados por artesanos japoneses -que evocan energía, diversidad y tradiciones-, guardan los reconocimientos.
Por su parte, la Villa donde ya se alojan los deportistas del programa olímpico está amueblada con unas 18 mil camas de cartón reciclable, fabricadas por la compañía Airweave y probadas para soportar hasta 200 kilos.