Por: Claudia Dupeirón
Más constante que el número irracional Pi, la desigualdad en el acceso a vacunas anti Covid-19 centró el reciente debate virtual de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que suma ahora más peticiones de moratorias para terceras dosis de inmunógenos fabricados.
Casi el 90 por ciento de los países de renta alta han alcanzado ya vacunar al 10 por ciento de su población e incluso a más del 70 o el 40. Sin embargo, ninguno de los llamados de renta baja se acerca a esas cifras, reconoció el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
“No queremos más promesas, queremos vacunas”, dijo el titular de la entidad sanitaria al denunciar que se habla mucho de igualdad, pero se actúa muy poco.
“Los países ricos han prometido donar más de un billón de dosis, pero han entregado menos del 15 por ciento de lo ofrecido”, aseveró.
Resaltó que, precisamente, son esos incumplimientos una de las razones por la cual el mecanismo Covax —iniciativa de la OMS para el acceso equitativo a vacunas antiCovid-19— anunció la disponibilidad de solo unas 1 400 millones de dosis para fin de año.
La cifra es muy inferior a las 2 000 millones comprometidas y, con ello, apenas podrá vacunarse al 20 por ciento de la población en las 92 naciones pobres a las cuales debían llegar las inyecciones este 2021.
“Covax recibirá un 25 por ciento menos de dosis si no hay una acción urgente de los países del G20 y los fabricantes. Existe una enorme brecha en la distribución”, remarcó en la conferencia virtual el asesor de la OMS Bruce Aylward.
Esa reducción en los objetivos de entrega tiene como causas principales las restricciones a la exportación del proveedor clave Serum Institute of India, puntualizó un comunicado oficial.
POSPONER EL REFUERZO
A ello se suman otros factores limitantes adicionales como problemas de fabricación en la farmacéutica estadounidense Johnson & Johnson y la anglo-sueca AstraZeneca.
También reportaron retrasos en la revisión regulatoria de las inyecciones desarrolladas por la firma biotecnológica estadounidense Novavax y la china Clover Biopharmaceuticals.
Pero esa es solo una de las dificultades. Ahora, los fabricantes, ante la propagación de nuevas variantes más infecciosas del SARS-CoV-2, virus causante de la enfermedad, volcaron sus empeños en las dosis de refuerzo, aunque apenas el 1, 9 por ciento de la población en países pobres cuente con al menos una inyección.
Les interesa potenciar a los ya inmunizados. Otra piedra en el camino de la OMS ante la cual la entidad pide tiempo.
Aylward ha dicho que hay que extender la moratoria de las dosis de refuerzo hasta finales de año, porque desde que la organización lo pidió en julio pasado, la brecha en la distribución de vacunas ha aumentado y hay menos disponibilidad, especialmente para Covax.
Por su parte, Adhanom Ghebreyesus dijo que las terceras dosis pueden ser necesarias para las personas de mayor riesgo (como los inmunodeprimidos), pues, según algunos reportes, ha contribuido a incrementar la protección contra la enfermedad grave y la muerte.
Actualmente, farmacéuticas como la alemana-estadounidense Pfizer-BioNTech, Moderna, también del país norteamericano, la angloueca AstraZeneca y la china Sinovac han comenzado a realizar estudios para evaluar esas terceras dosis.
Muchos esperan que la pandemia de la Covid-19 sirva de punto de inflexión para que la humanidad por fin deje a un lado sus ambiciones individuales, cuide el planeta y aplique más la solidaridad. Una esperanza que suena mejor en canciones que en la realidad.