Opinión

Las oportunas y valientes medidas que se vienen desplegando desde el Gobierno a través de las Fuerzas Armadas dominicana para preservar la integridad territorial, la soberanía nacional y el control social, son acciones históricas que deberán valorarle sin apasionamiento.

Las iniciativas, planes, programas y acciones puesto en marcha desde el Ministerio de Defensa en la actual coyuntura, constituyen el indicativo más elocuente de que en esa entidad militar, al igual que en el Gobierno, hay una resuelta intencionalidad de fortalecerla y preservarla, no importa los aires perturbadores que se asomen sobre ellas.

Esto se hace evidente a partir de que vemos unas Fuerzas Armadas con claros y definidos propósitos en garantizar el trazado fronterizo, la Seguridad y Defensa Nacional, así como en promover el bienestar de sus miembros con igualdad de derechos.

Vemos un colectivo militar comprometido con el desarrollo nacional, la protección al medio ambiente y los recursos naturales, así como también en el promover con eficiencia la gestión de riesgo y la adaptación al cambio climático.

De manera que, esta visión diseñada desde el Estado dominicano es oportuna, repito, dado el hecho de que desde hace cierto tiempo en algunos países de América Latina y El Caribe circula una corriente de pensamiento que plantea de manera literal la disolución de estos cuerpos armados.

Para muestra un botón, miremos lo que ha pasado con el hermano país de Haití desde que tomó la decisión de disolver su Ejército y poner en manos extranjeras su frontera, integridad y soberanía.

Las Fuerzas Armadas dominicanas hay que preservarlas a sangre y fuego, no importa lo que piensen y deseen algunos sectores nacionales e internacionales de esa institución.

Ellas, FF.AA constituyen una garantía de preservación de nuestra frontera, soberanía e integridad nacional ante cualquier asomo de agresión a nuestros valores fundamentales que nos definen como nación independiente.

Esto lo planteamos, porque no somos partidarios de campañas, de subirnos en olas por complacencia, conveniencia o encargo; sencillamente lo hacemos porque quiero seguir siendo dominicano en territorio dominicano. Más nada.

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