Euclides Gutiérrez

En la reunión celebrada la noche del 24 de febrero 1844, en la cual se reconoció a Francisco del Rosario Sánchez, por decisión de sus compañeros, el rango de Coronel y la jefatura política del Movimiento Republicano que había fundado Juan Pablo Duarte, se acordó reunirse la noche del 27 en la Puerta de la Misericordia, conocida en la antigüedad con el nombre de la Puerta de Lemba, reunión que se realizó como había sido acordada la noche del 24 y cuando Matías Ramón Mella, se sorprendió con la decisión de retirarse de algunos de los comprometidos, disparó ¨el trabucazo¨, que era realmente el desafío a las autoridades haitianas, de la decisión que se había tomado. Marcharon entonces hacia el ¨Baluarte del Conde¨, bajo la jefatura de Francisco del Rosario Sánchez.
En ese histórico lugar, en la madrugada del 28 las manos juveniles de Sánchez, apenas tenía 27 años, iza la Bandera Nacional al amparo del lema de ¡Dios, Patria y Libertad!. En ese momento inmortal, presidida por Francisco del Rosario Sánchez quedó fundada la República Dominicana.
El autor de esta columna ignora por cuales motivos las autoridades políticas y educativas del gobierno actual, han dejado transcurrir estas fechas gloriosas, en las cuales estos actos que hemos recordado han servido de ejemplo permanente, para otros pueblos del mundo, que admiran y respetan a los dominicanos, por las luchas que han protagonizado en su territorio, en defensa de la soberanía, independencia, felicidad y tranquilidad, que nos ha mantenido como un Estado admirable, del continente americano y el resto del mundo.
Proclamada la independencia, es reorganizada la Junta Central Gubernativa y se imponen los representantes del sector social más influyente; surge el oportunismo y comienzan las maniobras y zancadillas propias de ese tipo de lucha por el control de la dirección política de la república.
Tomás Bobadilla sustituye a Sánchez, en la presidencia y la Junta Gubernativa ordenó el regreso de Duarte y toma diferentes medidas para asegurar el control de la situación. Ofrece garantías a los ciudadanos haitianos que convivían en territorio dominicano y califica como delincuente a todo aquel que propagare el rumor de que la esclavitud será restablecida. Pero algunos miembros de esa Junta Gubernativa encabezados por Bobadilla querían tener comunicación permanente con el Cónsul Francés, a quien buscaban para hacer realidad otros planes siniestros.
El proceso de la separación de Haití y la consolidación de la naciente república, en un Estado verdaderamente soberano e independiente, democrático y dueño único de su destino, toma vida al presentarse en territorio dominicano Juan Pablo Duarte, donde es recibido por Sánchez y Mella, quienes suben a bordo de la goleta que le condujo, a recibir el compañero y líder del Movimiento Republicano; encuentro que ratifica con claridad indiscutible quienes son los verdaderos y únicos Fundadores de la República.
Ese Estado que realmente tiene como base a la nación, limitado en su población a no más de 150 mil habitantes, protagonizará en las batallas de Azua y de Santiago en las cuales con la valentía, agresividad y firmeza, que lo había caracterizado desde hacía muchos años, derrotó a los poderosos y numerosos ejércitos haitianos que en Azua y en Santiago, intentaron volver a la situación que habían vivido los dominicanos desde la invasión encabezada por Boyer en 1821, que había sometido a nuestro pueblo. (Sigue)