Por más que se ha querido presentar como una broma, el acuerdo presentado por el presidente Luis Abinader al presidente de la Argentina, Alberto Fernández, de que los argentinos y las argentinas que visiten República Dominicana tendrían “una clase de merengue gratis”, la gente no se la ha creído como tal.
Tiene una sencilla explicación: es la pérdida de la credibilidad del mandatario por las abundantes promesas de campaña que se han quedado en el tintero y por los tantos anuncios convertidos solo en enunciados.
En una comparecencia pública el jefe del Estado decretó el fin de la pandemia Covid-19, anuncio que obligó al Ministerio de Salud a explicar que el peligro de contagio con el contagioso virus no había terminado.
En ese mismo relato el mandatario estableció el final del uso de mascarillas en lugares públicos, abiertos o cerrados y desde el día siguiente las mascarillas se utilizan más.
Recientemente se anunció una serie de medidas para supuestamente abaratar los precios de los productos de la canasta familiar, generando un efecto contrario al día siguiente.
Un gran desencanto ha generado en la población tantos planes, anuncios y compromisos incumplidos, que motivan un rechazo colectivo a la presente gestión de gobierno.
Esa situación se refleja en las mediciones de la percepción de la población en la que el mandatario y el partido político que lo sustentan van en caída libre.
Estando en la Casa Rosada, que es como se denomina el Palacio Nacional de Buenos Aires, Argentina, en una reunión con el presidente Alberto Fernández se sellaron una serie de acuerdos, que pudieran apreciarse de cierta importancia para ambas naciones, pero lo que se ha importantizado es la sorpresiva oferta: “clase de merengue gratis para todos los argentinos y las argentinas que visiten República Dominicana”.
Al informarse los acuerdos arribados entre ambos mandatarios y ya al finalizar sus palabras de agradecimiento, el presidente Abinader sorprendió a Fernández y a la diplomacia de ambos países que participaba del encuentro en el Salón Blanco.
“Hay un acuerdo que vamos a hacer, que voy a sorprender al presidente Fernández y a la Cancillería”, afirmó mientras a un lado el presidente argentino observaba.
“Recibimos a miles de argentinos todos los años y estamos muy contentos con todos los argentinos que van a hacer turismo a nuestro país”, continuó.
Finalmente, el quisqueyano reveló cuál era el último acuerdo que el presidente argentino parecía desconocer. “Como parte de estos acuerdos todos los argentinos que nos visiten tendrán una clase de merengue gratis en nuestro país. Es un gran acuerdo, presidente Fernández”, estímulo para las risas en todo el salón.
Los medios de comunicación argentinos reaccionaron indignados por lo que se ha querido presentar como una broma en medio de una delicada situación por una negociación con el Fondo Monetario Internacional, las secuelas de la pandemia Covid-19, entre otras razones.
Aunque las críticas fueron a las autoridades argentinas, salpicó a República Dominicana, quizás por lo inoportuno del planteamiento del presidente Abinader.
Un traspié del mandatario que denota inefectividad de una asesoría en imagen, que hace malabares para que el Presidente parezca simpático.
La airada reacción de la periodista Viviana Canosa presenta el contraste de una sociedad argentina “atravesada por el dolor, y ustedes (se refirió a los mandatarios) se ríen en su cara”.
Al anunciarse el viaje del presidente para participar en la ceremonia de traspaso de mando en Chile y que primero estaría en Argentina para la firma de varios acuerdos, pensamos que el mandatario tomaría “Buenos Aires”, pero resultó todo lo contrario.