Al premiar el cumplimiento del deber se estimula a la comunidad relacionada con el mismo, a competir en el propósito de lograrlo.
Los conflictos que agobian a la humanidad tienen su origen en el incumplimiento de deberes o en la violación de derechos. Esa sentencia que a simple vista es obvia, mantiene el universo en estado de confrontación permanente.
El propósito de estas líneas es reiterar el llamado a premiar a los que cumplen el sagrado deber de rendir cuentas, porque con ello contribuyen a que los ciudadanos conozcan mejor el uso de los recursos públicos y puedan verificar su razonabilidad.
Instaurar la premiación sería un proceso bastante sencillo. Me permito Sugerir con toda humildad, agrupar las instituciones que administran fondos públicos en siete categorías: SALUD, EDUCACION, PRODUCCION (agropecuaria, minera, energía, etc.), SEGURIDAD, SERVICIOS, AMBIENTE y CULTURA.
Hecho esto, acudir a los informes de auditorias de la Cámara de Cuentas, para seleccionar, las entidades que hayan obtenido en el informe de su auditoria una opinión sin salvedad.
Luego celebrar entre estas, un sorteo a fin de elegir una por cada categoría, la cual estará representada por su incumbente para recibir el premio “JUAN PABLO DUARTE a la Rendición de Cuentas con Transparencia”.
La entrega de este premio pudiera celebrarse el 26 de enero de cada año, fecha del natalicio del patricio, padre de nuestra nacionalidad y ejemplo primigenio de la rendición de cuentas en el país. Abarcará las auditorías realizadas desde el 1ro de enero al 31 de diciembre del año anterior.
El acto debería contar con la presencia del Presidente de la República; la premiación además del consabido pergamino deberá incluir un estímulo generoso en metálico.
La significación de este evento trasciende los límites de la celebración misma, en el sentido de que va a repercutir positivamente en la calidad de vida de la ciudadanía a consecuencia del buen uso de los recursos y fondos públicos.
No olvidemos que: ¡RENDIR CUENTAS FORTALECE LA DEMOCRACIA!
Hasta luego…
