Opinión

Puerto Plata, Novia del Atlántico se vistió de gala en la segunda mitad del pasado siglo XX cuando uno de sus hijos, el músico compositor Rafael Solano, honrara su patria chica con la internacionalizada y exitosa canción titulada “Por amor”. Se inicia la melodía con este arranque filosófico: “Por amor/ se han creado los hombres/ en la faz de tierra…Por amor/ fue una vez al calvario/ con una cruz a cuestas/ Aquel que también por amor/ entregó el alma entera…Por amor/ se confunden las aguas/ y en la fuente se besan/ Por amor/ ha existido en el mundo/ siempre tanta belleza/ y el color de la naturaleza/ se pintó por amor…”

John Lennon, el cantautor y guitarrista inglés de la legendaria agrupación de Rock “The Beatles” arropó al mundo con la esperanzadora pieza musical “Imaginas” en la que nos dice: “Imaginemos a todos los pueblos viviendo en paz… Dirás que soy un soñador/ Pero no soy el único/ Espero que algún día te unas/ haciendo del mundo una unidad/ toda una hermandad”.

Terminó la guerra de Vietnam con su fatídico saldo de muertos y mutilados. Luego apareció la guerra del golfo y los países del Medio Oriente se enlutaron sin ton ni son. En marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud anuncia la pandemia del Coronavirus que ya para junio de 2022 ha infectado a más de 500 millones de personas con una mortalidad por encima de los 6 millones de individuos.

No cerrado el ciclo de la covid-19 y cuando manteníamos la esperanza de la unidad universal alrededor de la vacunación transcontinental nos sorprende el conflicto armado entre la Federación Rusa y Ucrania. Huyen las nubes de la paz mientras se alimentan los arsenales de explosivos cuyas detonaciones horriblemente dantescas nos muestran la cara fea del universo.

¿Acaso son verdaderos cristianos los que preconizan y avivan las llamas de la violencia homicida? ¿Quiénes sufren y sucumben a la pandemia, así como a los mortíferos y catastróficos efectos de la guerra fratricida entre pueblos eslavos?

En la tradición judeo-cristiana se menciona un quinto mandamiento contenido en las tablas de Moisés el cual dice: “No matarás”. ¿Cumplen judíos y cristianos esa orden divina? La modalidad homicida del uso de armas largas automáticas con el saldo de indefensas víctimas mortales genera un clima de temor e inseguridad en planteles escolares, hospitales y tiendas. La salud mental de mucha gente se ve afectada por las imágenes trágicas que llenan las redes sociales, canales televisivos y demás medios de comunicación. El silente mundo de los pobres y de los desinformados paga con la vida una deuda que nunca contrajo.

Tiempos de clamar por la paz y el amor al prójimo. Digamos no al odio y a la violencia étnica.

Aboguemos por un mundo mejor para todos.

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