Opinión

Aquí nadie puede decirse engañado, ni siquiera sus votantes.

El proceso de destrucción de políticas públicas inició mucho antes de asumir el Poder Ejecutivo, aunque no parezca posible.

Basta con recordar los ataques despiadados, sin propuestas concretas y, cuando existían, señalando el peligro que significaban una vez asumieron el poder, a cada proyecto puesto en marcha y que, pasado el tiempo, hemos confirmado que tenían un gran valor.

Así, una vez oficializada su victoria, la población dominicana empezó a perder derechos y conquistas que entendíamos iban a permanecer y, en el sentido lógico de los casos, mejorarían en el tiempo. ¡Cuán equivocados estábamos!

Las cosas que creíamos superadas, han regresado para recordarnos la importancia de las visiones de los grupos y partidos que elegimos.

Una larga introducción para llegar a lo siguiente:

Hay quienes crean protocolos rigurosos y estructuras profesionales para el personal de las estancias infantiles. Hay quien llega para sustituir ese personal por amigos y compañeros del partido, sin preparación alguna. Los resultados, trágicamente conocidos.

Hay quienes construyen aulas, garantizando utilería a tiempo, educación y alimentación. Hay quienes no construyen ni concluyen planteles, y que entienden que la solución debe ser que cada estudiante lleve su silla al aula. Bien 1940.

Hay quienes ven en el arte una posibilidad de llevar salud emocional, seguridad y mejor futuro a los barrios. Hay quienes destruyen Ángeles de la Cultura desde la transición.

Lo mismo ocurre con hospitales, proyectos de seguridad, con las inversiones de todo tipo y, más recientemente, con la preparación para enfrentar un huracán. Porque, déjeme le cuento, aunque la miseria humana vocifere «como nunca antes», la realidad nos golpeó a 140 kph, dejando a su paso agua, destrucción, poca información y preparación, y cientos de miles que perdieron todo, esperando que la foto y el video de los funcionarios entre el lodo, les deje un poco de esperanza.

Y esos, los que destruyen a diestra y siniestra, los que no garantizan derechos adquiridos, los que patean la institucionalidad y la dignidad de la gente, ya lo ha visto usted, son capaces de cualquier cosa.

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