Por Orlando Oramas León
Mochilas flotantes con cocaína, dotadas de localizadores satelitales, constituyen hoy una de las modalidades del narcotráfico en Uruguay para eludir los operativos de la Dirección de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas (Dgrtid).
Así se comprobó en reciente operativo en el que esa dependencia del Ministerio del Interior incautó una tonelada de cocaína en mochilas flotantes, una carga valorada en 30 millones de dólares.
Fue en el operativo Faro, como parte de los esfuerzos por interceptar cargamentos que salen por los puertos de la región, el de Montevideo entre ellos, o se embarcan en buques ubicados en alta mar.
Es una de las caras del enfrentamiento que se libra en Uruguay, convertido en país de acopio de drogas provenientes de países cercanos y que tienen como destino principal a puertos de Europa.
A la par, el narcotráfico opera a nivel de barrios (el narcomenudeo) donde ocurren disputas territoriales que no pocas veces se libran con homicidios cometidos frente a las llamadas bocas de expendio de la llamada pasta base.
El microtráfico, en particular, ha ganado terreno. Este fenómeno se caracteriza por la venta de pequeñas cantidades de drogas en áreas urbanas, convirtiéndose en un problema cotidiano que afecta a comunidades enteras.
No es casual que el 27 de octubre, junto a las elecciones nacionales, los uruguayos podrán votar por un plebiscito que promueve una reforma constitucional que legalice los allanamientos policiales nocturnos en los hogares.
Según el Ministerio del Interior, el tráfico de estupefacientes resulta en causal para buena parte de delitos y crímenes.
En ciudades como Montevideo, la presencia de narcotraficantes ha llevado a un aumento en la violencia y la inseguridad, generando un clima de temor y desconfianza entre los ciudadanos.
Por la operación Faro tuvieron lugar cinco allanamientos simultáneos en los departamentos de Montevideo, San José y Canelones.
Quedaron en manos policiales 42 bultos con una tonelada de cocaína, una embarcación pesquera, armas, dinero, cinco vehículos y artículos para la actividad náutica.
Una mujer recibió condena de siete años y nueve meses en prisión. Su cómplice tuvo sentencia de cinco años de reclusión.
Según las investigaciones en Uruguay, las organizaciones criminales se toman su tiempo e invierten recursos para evitar los controles.
Por ello la droga es depositada durante semanas en incluso meses mientras se alista la logística de traslado.
Tienen “modus operandi” en constante cambios, reconocen las autoridades del Ministerio del Interior.
Uno de los procedimientos es “contaminar” contenedores en los puertos. Para ello rompen los precintos aduaneros a fin de meter la droga.
Hace unas semanas la Policía de Portugal incautó 6,5 toneladas de cocaína. Buena parte de la droga estaba escondida en un contenedor que transportaba harina de soya procedente de Paraguay, y que pasó por el Puerto de Montevideo.
Según la Administración Nacional de Puertos, el contenedor fue sometido a escáner, y dos funcionarios aduaneros uruguayos resultaron cesados.
La tecnología satelital ha llevado a los traficantes a dejar cargas de droga en el mar, que luego son recogidas por embarcaciones. Los encargados del cargamento controlan “el paquete” en tiempo real, consigna el medio Subrayado.
Varias son las incautaciones conseguidas en el Río de la Plata. La más reciente ocurrió el 28 de enero de 2024, cuando fueron recuperados 300 kilos de cocaína flotando frente a la costa argentina.
Pero en todo ello está la mano corruptora de los narcotraficantes. Como dijo una fuente de la Dgrtid a Subrayado:
“Cuando las autoridades implementan medidas de seguridad, los narcos responden cambiando y/o mejorando sus técnicas de tráfico. Contaminar un contenedor, camuflar la droga o soltarla en el mar, necesita inexorablemente de funcionarios corruptos”.