Por: Carlos Manzano | La verdad que me causa extrañeza el ver cómo a diario surgen voces en nuestro país haciendo alarde de las buenas intenciones, que no dudamos posee, el Presidente Luis Abinader.
Pretenden mostrar ese atributo, propio de todos los mandatarios, como algo fuera de lo común, poco visto en algún Presidente de la República Dominicana, y quizás del mundo, conscientes o no de que no existe en ninguna parte Presidente alguno que no tenga buenas intenciones para con su país.
Puede ser el dictador más sanguinario o el mandatario más desprestigiado que exista y nadie puede asegurar y dar como un hecho que por ello no quiera hacer cosas buenas para su país, así fuera por lo menos, para satisfacer su ego y despropósitos.
Independientemente de su ilegalidad o ilegitimidad, todos poseen las mejores intenciones de que su gobierno sea considerado uno de los mejores, y quizás, dejar algún legado para su Nación.
Son innumerables los casos en todo el mundo en que tiranos y dictadores han sobresalido en sus buenas gestiones en beneficios de sus pueblos, incluso, más que muchos connotados demócratas.
Podemos admitir, realmente, que nuestro Presidente, al igual que todos los Presidentes, está revestido de las mejores intenciones, pero de qué sirven esas buenas intenciones si la economía, el empleo, la energía eléctrica, la reducción de la pobreza, la seguridad ciudadana, la salud, la educación, la agropecuaria van muy mal en el país.
Así, podemos enumerar una serie de acciones bien intencionadas, no cabe dudas, que ha venido adoptando el presente gobierno que finalmente se han constituidos en verdaderos desaciertos, a tal punto que han tenido que ser revocadas en su gran mayoría.
Hasta ahora sus “buenas intenciones” y sus continuas promesas le han servido para mantener aún cierto nivel de popularidad y la esperanza entre una buena parte de la población incauta, pero si no hay resultados favorables, más temprano que tarde, la gente despertará y se dará cuenta de que, a pesar de sus “buenas intenciones” no es el Presidente que necesita la República Dominicana para salir adelante a buen paso.
Yo no dudo de que el Presidente Luis Abinader sea un hombre de buenas intenciones, al igual que todos los Presidentes, pero esas buenas intenciones no son suficientes para gobernar al país y responder, por lo menos mínimamente, a la crisis por la que está atravesando el pueblo dominicano en casi todos los renglones.
Saber gobernar un país no es cuestión de buena intención…es más un asunto de gerencia y buena gestión.