Por: Ramón Tejeda Read | El gobierno tiene todo el poder que compró y creyó que era suficiente. Arrogante, se lanzó a imponer.
No contó con la empresa responsable. Creyó que había comprado a toda la oposición política. No buscó pactos ni consenso. No necesitaba al pueblo. Tiene todo el poder, cree. Su congreso le aprobaría su “modernización fiscal”.
¿A qué más?
Entonces el pueblo habló. De las mil maneras en que sabe hablar el pueblo.
Con cacerolazos en el barrio. En cada vehículo del transporte público. En los medios hasta ahora aquiescentes, indiferentes y bien engrasados. En las redes sociales ingobernables, desobedientes habló la gente. En colmados y supermercados…
El clamor fue unánime: es inmoral que pague el pueblo la fiesta, la bacanal del derroche del cambio.
Cargar el ITBIS a pobres y clase media es criminal. Aumentar aún más el costo de la vida paralizará la producción y el consumo, aumentará el desempleo y el hambre y hará aún más precaria la vida de las familias. Derogar la Ley de Cine es un disparate.
Que el presidente pare el despilfarro. Que controle la corrupción desenfrenada. Que no agregue más desaliento y frustración. Que no coja piedra para los indefensos.
Eso y más dijo el pueblo… Y más está dispuesto a decir si el gobierno sigue sin rumbo y cogiendo los mangos bajitos.
No ha sido Abinader quien ha retirado el paquetazo fiscal. Ha sido el pueblo