Opinión

Por: Juan Ariel Jimenez | Hace poco, el gobierno decidió retirar la propuesta de reforma fiscal tras el rechazo de muchos sectores.

Fue la decisión correcta, y hay que reconocer la capacidad de escucha de la administración actual, algo que debemos valorar en democracia.

Pero más allá de una victoria o derrota, esto abre una gran oportunidad para hablar de algo fundamental: ¿cómo mejorar las finanzas públicas sin seguir apretando a la clase media?

En lugar de ver el problema solo como “más impuestos”, ¿qué tal si lo vemos como “menos evasión”?

Al final del día, el pacto fiscal que necesitamos tiene dos caminos claros: reducir el gasto improductivo y aumentar los ingresos del gobierno. Pero ese aumento no tiene por qué venir de subir más impuestos, sino de cobrar mejor los que ya existen. ¿Cómo? Cerrando los agujeros de la evasión fiscal.

Imagínate una tubería llena de agujeros.

Si seguimos echando más agua (más impuestos) sin tapar los agujeros (la evasión), el tanque nunca se llenará.

Así que, antes de añadir más agua, lo lógico es cerrar los agujeros primero.

La buena noticia es que reducir la evasión no solo es posible, sino que podría aumentar las recaudaciones significativamente sin poner más carga sobre la clase media.

Por ejemplo, si República Dominicana lograra alcanzar la misma eficiencia recaudatoria del ITBIS que tiene Costa Rica, podríamos aumentar los ingresos en un 1.7% del PIB, una cifra mayor a lo que la reforma pretendía recaudar.

Para lograr esto, necesitamos una combinación de tecnología, mejoras en la administración tributaria y un poco de creatividad.

La fusión de la autoridad tributaria y aduanas: el caso de Perú

Un buen ejemplo de esto es lo que hicieron en Perú en 2002, cuando decidieron fusionar la autoridad tributaria con la de aduanas, creando una sola entidad para manejar tanto los impuestos internos como el comercio exterior.

Como resultado, la recaudación aumentó en un 1% del PIB y el contrabando bajó del 4.5% al 1.5% en cinco años.

Esto no solo hizo el sistema más eficiente, sino que también facilitó la vida de los contribuyentes.

Esta estrategia de integración también ha sido adoptada por unos 30 países en diversas regiones del mundo, en muchos casos con resultados positivos en lo relativo a disminución de la evasión y el contrabando.

En nuestro país, una fusión similar entre la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) y la Dirección General de Aduanas (DGA) podría generar resultados similares, simplificando procesos, mejorando el control y, sobre todo, aumentando la recaudación sin necesidad de aumentar los impuestos.

Tecnología para detectar evasión: el caso de Australia

Otro ejemplo es el uso de tecnologías avanzadas para detectar evasión.

En Australia, la inteligencia artificial se utiliza para analizar millones de transacciones y detectar comportamientos sospechosos de evasión fiscal.

Esto ha permitido identificar fraudes fiscales por más de 2,500 millones de dólares en un solo año.

En ese sentido, el Inventario de Iniciativas de Tecnologías Tributarias de la OCDE contiene un conjunto de experiencias exitosas de cerca de 30 países que están haciendo un uso intensivo de inteligencia artificial y automatización robótica de procesos para mejorar la detección de evasores y optimizar la recaudación.

Imagina un sistema similar en República Dominicana, donde la inteligencia artificial pueda cruzar información de ingresos, gastos y activos de personas y empresas para detectar discrepancias.

Sería como tener un equipo de “inspectores invisibles” revisando todo al mismo tiempo, pero de manera más rápida y eficiente.

Para ello, el gobierno pudiera acercarse a este organismo internacional para establecer mecanismos de cooperación técnica que nos permitan aprender de esas buenas prácticas.

La “Nota Fiscal Paulista”: cuando pedir factura es un juego rentable

En São Paulo, Brasil, tuvieron una idea brillante en 2007: la “Nota Fiscal Paulista”.

Por cada compra, los consumidores reciben incentivos para pedir facturas, participando en sorteos y obteniendo reembolsos de hasta el 30% del IVA pagado.

Esto no solo ayudó a educar a los consumidores sobre la importancia de pedir facturas, sino que también redujo la evasión de manera significativa.

Imagínate una versión dominicana de este programa, en donde cada factura fiscal incluya un número de lotería, dándole al consumidor la oportunidad de ganarse diariamente un premio de hasta un millón de pesos.

Conociendo el entusiasmo de muchos dominicanos por los juegos de azar, esto no solo ayudaría a reducir la evasión, sino que también convertiría el cumplimiento fiscal en algo entretenido.

Conclusión: menos parches, más soluciones

La retirada de la reforma fiscal es un respiro temporal, pero no podemos seguir poniendo parches cada vez que necesitamos más recursos.

La solución no está en pedirle más sacrificios a la clase media, sino en cobrar mejor los impuestos que ya existen. Y para eso, tenemos que cerrar los agujeros de la evasión.

No se trata de quién ganó o perdió con la retirada de la reforma, sino de aprovechar esta oportunidad para proponer soluciones que impulsen el desarrollo del país y nos acerquen al pacto fiscal que todos necesitamos.

Si logramos recolectar lo que ya debería estar en las arcas del Estado, todos saldremos ganando.

Y quién sabe, tal vez la próxima vez que hablemos de una reforma fiscal, sea para repartir mejor, no para pedir más.

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