Coraje e indignación han generado en la población dominicana las declaraciones del presidente de la República, Luis Abinader, en la vitrina semanal, de la cual la versión más reciente se celebró en la ciudad de Nueva York.
Fue en ese escenario, en el que se censuró la participación de comunicadores dominicanos, donde el mandatario dijo que República Dominicana tiene la tercera canasta básica más económica de toda Centroamérica.
Al escuchar aquello las amas de casa dominicanas se persignaron, acompañando la señal de la cruz con la tradicional expresión “Ofréscome”.
Sin inmutarse, el mandatario soltó esa perla «allá en los países», como el pueblo ha bautizado a la llamada capital del mundo.
Quienes van a diario al colmado, al supermercado, plazas comerciales o abordan a los vendedores ambulantes, han quedado indignados por lo dicho por el jefe del Estado, quien al parecer ignora que en los tiempos modernos nada queda oculto.
Para colmo en ese mismo escenario se escuchó otra afirmación espeluznante, relativa a la seguridad ciudadana. Sobre este punto el presidente subrayó que aunque persisten desafíos la República Dominicana ha logrado reducir su tasa de homicidios a 9.9 por cada 100,000 habitantes, hasta supuestamente posicionarse como la más baja en Centroamérica y el Caribe. ¡Caramba!
Sobre la canasta básica, son las propias autoridades económicas y financieras del país las que desmienten al mandatario con las estadísticas que publican cada mes, lo que igual sucede con los índices de delincuencia.
De forma equivocada, embriagados con el gobierno, los actuales gobernantes confían demasiado en la equivocada percepción sobre la memoria de la gente.
Con un enorme gasto publicitario y el servicio de las llamadas bocinas o voceros a sueldo, el gobierno recurre a episodios mediáticos para ocultar su negligencia ante problemas fundamentales.
El noble pueblo dominicano, que es sabio y valiente, no ha olvidado las tantas promesas de cambios, que ahora han evolucionado a reformas, y reclama que de los anuncios se pase a los hechos con ejecutorias esperanzadoras.