Opinión

El Plan Decenal de Educación 2008-2018, es un esfuerzo que nació como iniciativa de la Presidencia de la República, que involucró en forma efectiva a la sociedad dominicana, con el objeto de poner en marcha acciones objetivas dentro de un sistema educativo anquilosado ante los resultados del Plan Decenal de Educación 1992’2002.

El gobierno se preocupó por la situación deteriorada que exhibía el sistema y buscó con el inicio del nuevo plan una ampliación efectiva de la cobertura escolar y eficiencia en la gestión no solo de los procesos administrativos, sino de la gestión del aula. Con esto buscaba que desde sus inicios, el nuevo plan, concretara las condiciones de calidad y equidad necesarias para sustentar el desarrollo del país en las primeras décadas del siglo XXI.

Se procuró hacer una recopilación de un conjunto de iniciativas ya discutidas o emprendidas dentro del sistema, con miras a sentar las bases de una real revolución educativa, fue por ello, que dicho plan buscó perseguir desde su génesis, superar en el marco de la Ley General de Educación, los retrasos y las limitaciones básicas que obstaculizaban hasta ese momento histórico, la consolidación de la educación dominicana y alcanzar con eficacia sus objetivos.

Al formular el Plan Decenal 2008-2018 se sustentó una misión y se enarbolaron diez políticas educativas, legitimadas en las consultas que hizo la antigua Secretaria de Estado de Educación, a través de los debates regionales y distritales, que dieron al traste con el Congreso de Educación, como producto del Foro Presidencial por la Excelencia de la Educación Dominicana, desarrollado durante seis meses en todo el territorio nacional.

Estas 10 políticas respondieron a una mirada amplia de la sociedad dominicana, acerca de la educación a la que aspiraba en el primer decenio del Siglo, tuvieron el propósito de lograr la visión de “que todos los dominicanos y dominicanas tengan acceso a una educación pertinente y de calidad.” Las políticas educativas fueron diseñadas por expertos, pero ellos trabajaron sobre las propuestas de las consultas aprobadas en un congreso ampliamente democrático.

La primera de las políticas ha buscado durante los ocho años transcurridos, movilizar las voluntades públicas y privadas con el objetivo de asegurar que la población de 5 años reciba un año de Educación Inicial y 8 años de Educación Básica de calidad. Con respecto a esta política se han cambiado algunas cuestiones de forma, en el proceso. Se acogieron modificaciones en el orden del sustantivo de los niveles, ahora se califica como Nivel Primario y el nivel solo abarca 6 años.

La segunda política ha buscado consolidar, expandir y diversificar un Nivel de Educación Media de calidad, con el objetivo de crear ciudadanía y como paso al mercado laboral y/o a la educación superior. Como sucedió con la política anterior, el nivel cambió de nombre, ahora se denomina bachillerato. Sobre esta política emerge una confusión, debido a que se ha dicho públicamente, que se procurará convertir los liceos en politécnicos, lo que puede verse como un desbordamiento de la misma, en cuanto al propósito.

Esta situación es preocupante, debido al papel de la educación en el sentido social puntualizado en la política, acerca de la construcción de ciudadanía, como objeto principal del sistema se descalifica. Si cambia de esa forma la esencia, entonces su finalidad será la educación para el trabajo, no la formación para una ciudadanía competente no solo para el acceso al nivel universitario, sino en la formación en valores sociales y humanos, sobre una base de modales forjados desde el hogar y en sinergia con la escuela. La educación para el trabajo prepara obreros para usar las manos, mientras que la existente con todas sus áreas fallidas, lo hace para el uso del cerebro.

En la tercera política se ha buscado revisar periódicamente, difundir y aplicar el currículo aprobado, promover una cultura de su cumplimiento desde una perspectiva de formación en valores que promueva el desarrollo humano integral y el uso del currículo como norma y como guía de las grandes decisiones dentro del sistema, consolidando todas las demás dimensiones de la ciencia en los niveles educativos, así como el uso y enseñanza de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

La cuarta política busca establecer claros estándares de calidad y un sistema de evaluación que permita monitorear el desempeño del sistema educativo, que estimule la movilización de la escuela, la familia y la comunidad en favor de una mejor educación y garantice al país que los certificados y títulos otorgados estén avalados por los aprendizajes previstos. Con la quinta política se ha buscado crear las condiciones necesarias y movilizar la sociedad dominicana y las comunidades educativas para asegurar el estricto cumplimiento de un horario y calendario escolares que posibilite el aprendizaje de los estudiantes. La sexta política ha buscado priorizar la formación de recursos humanos de alta calificación para el sector educativo y promover la permanencia y crecimiento profesional de las personas ya contratadas. Asimismo, la séptima busca promover la equidad educativa con apoyo a los estudiantes provenientes de los sectores sociales más vulnerables.

Estimular la participación de la familia, la comunidad e instituciones no gubernamentales en la implementación de las políticas, los programas y los proyectos educativos, así como realizar las reorganizaciones sucesivas que resulten necesarias para mantener siempre una estructura ágil, flexible, abierta a la participación y centrada en la escuela, que permita realizar los planes, programas y acciones de la política educativa, son los propósitos de la octava y novena políticas.

Por último, la décima política ha procurado movilizar los sectores públicos y privados, nacionales e internacionales, en procura de los recursos necesarios para alcanzar los objetivos de cobertura, calidad y equidad educativas indispensables para enfrentar los retos económicos, políticos y sociales del siglo XXI.

Desde 1989, como dijimos en principio, el Estado Dominicano ha venido promoviendo la importancia de la planeación, durante casi tres años y desde la postrimería de la década de los años 80 se discutieron fórmulas para entrar en lo que se denominó Plan Decenal a partir del año 1992. Se ha promovido con mucho énfasis la importancia de los planes decenales, en la actualidad estamos llegando al final del segundo. En ambos planes se ha buscado mejorar los servicios ofrecidos por la burocracia del sistema y se ha procurado con mucho afán, buscar una mejoría en la calidad de la educación impartida desde las aulas, como un servicio a la ciudadanía, que está llamado a mejorar cualitativamente el status del gentilicio dominicano en todos los órdenes del quehacer humano. Puede afirmarse con datos objetivos, que el servicio ha mejorado considerablemente, pero respecto a la mejora de la calidad, ha sido deficiente.

Los retos no superados por el primer plan, siguen siendo hoy retos insuperados. En un mundo que valora al individuo por sus conocimientos y por lo que sabe hacer, sustentado sobre sus competencias, esta verdad se vuelve una preocupación latente.

Durante el Foro Presidencial por la Calidad de la Educación Dominicana, se trataron en forma amplia las causas que provocaron que la nación no fuera exitosa con respecto al Plan Decenal 1992-2002 y como una forma de aportar a la calidad, se hicieron compromisos con todos los sectores sociales y delegados representantes de los principales partidos políticos, para establecer 10 políticas. Es importante destacar, que fueron definidas como el conjunto de grandes objetivos del sector educativo. Estos objetivos fueron apoyados por los participantes, los que se comprometieron a través de su participación activa, a través de un proceso de jornadas democráticas que le pusieron el sello de legitimidad a todos lo producido en ellas.

Evaluar el nivel de avance de cada una de las políticas a las que nos comprometimos desarrollar, en un esfuerzo común de todos los participantes en el foro, es un asunto de vital importancia para las futuras tomas de decisiones sobre el sector educativo.

De los fracasos existen pocos propietarios, me temo que cuando se presente el momento crucial de la evaluación final en el próximo año, pocos reclamarán paternidad de las consecuencias que han de surgir como resultados. Ojala nos equivoquemos y tengamos que pedir excusas por lo que estamos diciendo.

Ante todo esto, tenemos la obligación moral de preguntar:

• Por dónde andará la oferta con respecto a la demanda de los servicios ofrecidos por el sistema en cada uno de los puntos donde acuden los munícipes.
• Por dónde andará la calidad de la enseñanza en los diferentes niveles y modalidades del sistema.
• Por dónde andará la parte normativa del currículo
• Por dónde andará la aplicación curricular
• Por dónde andará el desempeño de los distintos actores del sistema
• Por dónde andará el cumplimiento del horario
• Por dónde andará el proceso del calendario escolar
• Por dónde andará el funcionamiento de los programas dirigidos a los estudiantes
• Por dónde andará la actitud de los profesores con respecto al compromiso social que asumieron en el plan.
• Por dónde andará el proceso para integrar a las APMAES
• Por dónde andará la calidad de la educación
• Por dónde andará el control del sistema, con todos su elementos
• Por dónde andará el proceso de fortalecimiento del sistema de financiamiento del sector educativo dirigido por el MINERD
• Por dónde andará la vinculación inversión e incremento de la calidad de los productos del sistema.

Noticias Relacionadas