Opinión

Familia Disfuncional

El concepto de familia disfuncional es ya de uso común y, al menos de forma aproximada, mucha gente lo entiende. Su origen se encuentra en el área de la psicología y en un principio sirvió para designar a aquellas células de la sociedad con situaciones conflictivas que iban en detrimento del buen desarrollo de las habilidades de sus integrantes, en concreto de adolescentes y niños. A partir de esta idea se han explicado muchos fenómenos, entre ellos alcoholismo, drogadicción, violencia, agresividad o delincuencia, de modo que un juicio apresurado podría señalarle como el origen y único depositario de los males comunitarios.

La mejor comprensión de la psicología humana, así como de las relaciones interpersonales y las que se crean al interior del hogar, nos ha llevado a entender que la salud psicológica se basa en dos ejes fundamentales. Comprender ambos aspectos es, en buena medida, la clave para saber qué sucede en realidad con una familia disfuncional.

El primero de estos aspectos es la realización, y consiste “en que alguien haga lo que quiere y no realice lo que no se desea, de modo que vaya adquiriendo una sensación gradual de potencia, de placer. Esto se ha deteriorado a nivel social, pues cada vez se vuelve más general la percepción de que uno mismo no es quien determina lo que pasa, y la responsabilidad se deposita en otras personas. A tal grado llega esto que dejamos que todo sea un asunto de buena suerte y que un amuleto o pócima nos ayude a tener salud, éxito, amor o dinero”.

En la media en que se pierde la sensación de potencia se incrementan frustración, irritabilidad, desesperación y conflicto. “Si observamos con atención, vamos a descubrir que las familias disfuncionales son aquellas que no están permitiendo la realización de sus individuos y no les dan las condiciones para que alcancen esa impresión de que pueden tener aspiraciones y cumplir sus objetivos”.

El otro eje de la salud psicológica es la satisfacción afectiva, mismo que va de la mano con las relaciones que se establecen en sociedad. “En la medida en que una persona se sienta a gusto con sus vínculos puede alimentar una autoestima positiva y tener seguridad, sin olvidar que a través de esto se afianzan elementos de comunicación, formas de expresión o creación, así como la capacidad de compartir”.

Cuando las relaciones se complican es evidente que se pierde el grado de satisfacción por la vida, y esto hace que lo que no se obtiene de forma cotidiana en la cantidad necesaria, se trate de conseguir compulsivamente. “Ahí está el caso de la adicción a drogas o alcohol, las compras compulsivas, comer en exceso o adoptar una ciber patología, como le pasa al niño que se queda pegado a los videojuegos o el joven que no deja el celular o la computadora, ya que a través de internet y de las salas de plática (chat) encuentra a la gente que por su inhabilidad no podría conocer”.

Se hace énfasis en que “se considera que una familia disfuncional, a largo plazo, generará personas disfuncionales; empero, el individuo va a trabajar, acude a la escuela y se relaciona como puede. La manera en que se vincula es donde debemos poner atención, en esas conductas que se generan y que pudieran ser paliativos o válvulas de escape por falta de realización y de satisfacción afectiva, y que les ayudan a recuperar, aunque con deficiencias, el equilibrio psicológico”.

Hasta hace un par de décadas era posible hablar de un solo tipo de grupo formado por mamá, papá y dos niños, así como años atrás nuestros abuelos tuvieron 7, 9 o 12 hijos. Ahora podemos encontrar:

  • Parejas homosexuales, que ya existían, pero que en nuestros días tienen un poco más de libertad e incluso pueden contar con hijos (adoptados o de uno de ellos).
  • Familias construidas o ensambladas, es decir, en las que dos padres divorciados se unen, junto con sus respectivos hijos.
  • Familias monoparentales, donde sólo hay padre o madre solteros.
  • Mujeres u hombres divorciados que durante un tiempo vivieron como una familia tradicional, pero su pareja se fue y ahora están solos con sus hijos.
  • Parejas de “doble ingreso y sin niños” o dinks (siglas en inglés de double income, not kids), donde mujer y hombre acuerdan no tener hijos para invertir sus ingresos en darse una buena vida.

Lo interesante es que “no debemos perder de vista que la configuración de un grupo no es lo que explica su disfuncionalidad, pues podemos encontrar individuos en cualquiera de estas categorías con mucha salud psicológica, al igual que personas en grupos de conformación tradicional con bastantes dificultades. Más bien, cabe recordar que una familia cumple satisfactoriamente su objetivo cuando los individuos adoptan habilidades de aceptación a las circunstancias que ahora enfrentamos, así como recursos para hacer frente a las dificultades cotidianas”.

Por ende, concluyo diciendo, el éxito de una familia ocurre en la medida en que su dinámica cotidiana propicie que sus integrantes se sientan con posibilidad de realización y tengan capacidad para relacionarse con los demás, expresarse, y mostrar afecto y empatía. “Los grupos en donde se den las herramientas para manejar emociones, resolver problemas, comunicarse adecuadamente, cambiar lo que no funciona y enfrentar la vida, serán los que cuenten con personas con una posición más sana e independiente ante la vida. No por nada, responsabilidad significa responder con habilidades”.

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