Las áreas protegidas nos ofrecen una excelente opción a la hora de ir de vacaciones para poder entrar en contacto con la naturaleza y poder apreciar esas maravillas naturales de las cuales nos aparta la vida de ciudad.
Una visita a estos hermosos rincones de la naturaleza nos puede alejar del bullicio de la ciudad, permitirnos respirar aire limpio, disfrutar de un buen baño, sea de agua dulce o salada, acampar, practicar juegos, deportes y muchas cosas que resultan agradables para realizar en familia o entre amigos.
El vacacionar en las áreas protegidas es una buena opción, pero debemos de tener en cuenta que se trata de un lugar que ha sido protegido por ley, por tener altos valores en recursos naturales y culturales, ser espacios de conservación y estudio de los recursos bióticos e históricos del lugar.
La protección de la naturaleza debe de ser parte del comportamiento de cualquier ser humano, pero cuando se trata de hacer turismo de áreas protegidas, ese cuidado debe de extremarse, debido a que la legislación le asigna un cuidado especial y un plan de manejo que limita las actividades humanas.
En la actualidad los expertos realizan estudios de medición de las capacidades de las áreas protegidas, para de esta forma limitar las visitas al número de personas, de acuerdo a las características de la zona, pueden visitan el lugar.
Con las mediciones que se realizan y la determinación de los visitantes a recibir, las áreas protegidas pueden asegurar los procesos naturales que dan lugar a la vida, nativa o endémica, que habitan en la zona.
Es por estas y otras razones técnicas-científicas que el ciudadano que decide visitar una área protegida debe de adoptar un comportamiento de mayor cuidado y apegado a los planes de manejo que rigen las actividades del lugar; de manera que si decides conocer los valores naturales y culturales de las áreas protegidas de nuestro país, hazlo tomando en cuenta que esos espacios requieren de una mayor colaboración de ti y tu amor por esos recursos que ellas nos guardan.
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