Opinión

En el año 1950 la economía dominicana era más pequeña que la de Haití. Según el historiador británico Angus Madison, el PIB total y por habitante del país vecino eran superiores que el de la República Dominicana. No es sino en 1960, hace apenas 54 años, que ambos países igualan el producto total de ambas economías. ¿Qué pasó en nuestro país desde la década de los años 1960 a la fecha? ¿Cómo es posible que hoy la economía dominicana sea casi 10 veces más grande que la haitiana, con poblaciones aproximadamente similares? Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de la Organización de las Naciones Unidas, entre 1960 y 2010, la economía que presentó el más elevado nivel de crecimiento de toda la región, desde México hasta Argentina y Chile, en esos 50 años, fue la República Dominicana.

Aún en medio de los disturbios y crisis políticas que se experimentaron en la década de los años 1960 y 1970, la economía dominicana siguió creciendo a tasas muy elevadas, llegando en 1972 a una tasa de 11% interanual de crecimiento del PIB. La explicación de ese crecimiento viene dada por el fortalecimiento de la burguesía local, bajo programas de sustitución de importaciones y una fuerte inversión del Estado en infraestructuras y construcción, en detrimento de los servicios sociales como educación pública, salud pública, seguridad social e instituciones como justicia, ministerio público y orden público, entre otros.

Las crisis mayores de la economía se presentaron a partir de 1979 con el choque petrolero; la crisis de la deuda externa de América Latina, y por supuesto de República Dominicana; el relajamiento del sector financiero y la crisis cambiaria subsecuente entre 1983 y 1990, bajo los gobiernos de Jorge Blanco y Balaguer. El ajuste de una economía con un dólar fijo en paridad con el peso y control cambiario, a una economía con flotación del tipo de cambio y crisis fiscal, ajustó el peso de US$ 1 = RD$ 1 a US$ 1 a RD$ 12.50 en 1990. El efecto en los precios fue devastador, y el ajuste de la clase media creada en los 70 fue traumático.

Es en la década que comienza en 1990 hasta 2000 que la economía se estabiliza y logra altísimas tasas de crecimiento, que entre 1996 y 2000 fue en promedio de 8% anual. Es el famoso “avión listo para el despegue” del Presidente Balaguer en 1996, y el “avión a 40,000 pies de altura” del Presidente Fernández en 2000. Este ajuste y la nueva política económica consecuente habían comenzado en 1990, en agosto de ese año, bajo el gobierno del Presidente Balaguer, que “auto-ajustó” el desajuste que había producido entre 1986 y 1990.

En ese mismo período, el PLD se enfrentó a un crecimiento político que le permitió ganar por primera vez la presidencia de la República. Pero el país había cambiado. La sociedad había cambiado y seguiría cambiando. El PLD y el Presidente Fernández encontraron un país ya mayoritariamente urbano y con un sector rural en retroceso. En el que la economía primaria exportadora (azúcar, café, cacao y tabaco) había sido sustituida por una economía de servicios (turismo, zonas francas industriales de exportación y remesas de emigrantes dominicanos, entre otras).

El accidente de 2000 a 2004 fue eso: un accidente. Traumático, destructivo pero un accidente. El PRD con Hipólito Mejía ganó las elecciones casi como una deuda del país con el fenecido líder de ese partido, José Francisco Peña Gómez. El resultado fue desastroso. El populismo y clientelismo extremo inicial, fue seguido por una crisis económica que generó una crisis bancaria en 2002 que prácticamente destruyó gran parte del tejido social y económico de la Nación dejando una economía mas pequeña que la encontró –del PIB de 21 mil millones de dólares de 2000 que dejó el Presidente Fernández, Hipólito Mejía lo entrega al mismo Presidente Fernández en 2004 en 18 mil millones dólares-. Desde el punto de vista cambiario, en esos cuatro años, el peso paso de US$ 1 = RD$ 18 a un pico de US$ 1= RD$ 60. De 2004 a 2012, con un desfavorable ambiente internacional a partir de 2007, el PLD y el Presidente Fernández logra no solo una recuperación espectacular de la economía, sino que lleva a cabo reformas sustanciales, como fue la implementación del régimen de Seguridad Social; la creación de una amplísima y muy exitosa red de protección social a la pobreza extrema –El Programa Solidaridad y demás planes sociales del Gabinete Social-; la reforma de la administración financiera del Estado, que moderniza y transparenta el uso de los fondos públicos; la reforma y fortalecimiento del sector financiero; obras fundamentales para el desarrollo nacional como es una amplia y moderna red de autopistas interurbanas y carreteras, infraestructura urbana en las principales ciudades y la construcción de dos líneas del Metro de Santo Domingo, una obra fundamental para modernizar el transporte urbano de una urbe que se aproxima a los cuatro millones de habitantes, entre otras.

El Presidente Fernández realiza otra proeza. Entregar el poder a su compañero de partido, el Lic. Danilo Medina, que refuerza la líneas reformadoras de los gobiernos del PLD, haciendo hincapié en un gasto público de 4% del PIB en educación con la institución de la tanda extendida en los establecimientos públicos; financiamiento a los pequeños y medianos productores; y, relanzando la economía ligada al turismo con la meta de lograr en 2018, diez millones de turistas. La pregunta procedente sería ¿Cuál debe ser la Agenda del PLD para los próximos años? Mas allá de quien sea el candidato presidencial para el 2016, ¿Cuál será la agenda que debe trazarse el PLD para los próximos dos períodos presidenciales, a fin de mantener el poder y continuar la agenda de reformas?

En primer lugar, el PLD debe consolidar el programa de justicia social, transfiriendo de forma creciente recursos a los sectores más pobres del país a través del presupuesto del Estado. En segundo lugar, hay que ampliar y consolidar la clase media, con acceso a salarios más dignos, ingresos crecientes, seguridad social, vivienda, transporte, educación pública de calidad y acceso a los bienes públicos más importantes. Para poder plantearse y EJECUTAR una agenda/programa como esa el Estado debe fortalecerse fiscalmente. En esos ocho años, mas los dos que faltan del Presidente Medina, hay que ampliar y fortalecer la capacidad fiscal del Estado a la meta establecida por ley en la Estrategia Nacional de Desarrollo. Esa es la única forma que hacemos viables las finanzas públicas y el desarrollo social del país. El Sistema de Seguridad Social hay que UNIVERSALIZARLO, de forma que el 100% de la población tenga acceso a servicios de salud, medicinas, pensiones, asistencia social, seguro de desempleo y demás.

La otra agenda fundamental es definir y aplicar una política integral de relaciones con Haití. Dejar zanjado el tema de la inmigración y reducir a su minima expresión la inmigración ilegal. Para ello se necesita un claro consenso nacional al respecto, más allá de partidos e intereses. Hay que multar a los empresarios que empleen trabajadores extranjeros por sobre la cuota establecida en el Código de Trabajo o en condición de ilegales indocumentados. Nuestro país es el más interesado en el progreso y la estabilización de Haití. Hay que cambiar de arriba abajo la Cancillería y en particular el servicio exterior. Hay que crear dentro de la Cancillería una Dirección General de Asuntos Haitianos que concentre todas las actividades que actualmente se realizan de forma descoordinada. Aunque parezca irrealizable, hay que fortalecer la frontera y sellar el paso de ilegales, y si para ello hay que construir una estructura física para tal fin, hagámoslo. De ello depende la sobrevivencia de nuestro país. A la vez la República Dominicana debe ser el mayor contribuyente al desarrollo haitiano, claramente establecido en nuestro presupuesto anual. Crear una Agencia Dominicana de Cooperación Internacional (ADCI) que centralice todo ese programa de cooperación en los distintos campos, ambiental, aguas, agrícola, educativo, sanitario, lucha contra la trata de personas, etc.

El PLD debe encabezar una revolución con la Agenda para el Progreso que debe ser establecida en todos las áreas, para el próximo gobierno, y los gobiernos por venir del PLD, en conjunto con el Bloque Progresista de partidos que han acompañado las gestiones del PLD desde 1996 y concretamente 2004.

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