Julio Ortega Tous

Los resultados de las elecciones al Parlamento europeo del 25 de mayo pasado han causado un enorme estremecimiento en el conjunto de la Unión Europea. Los ciudadanos le han dado la espalda a los partidos tradicionales o los han castigado de forma contundente, con opciones que cuestionan el actual modelo europeo. Los ciudadanos tienen un “hartazgo” creciente con una Unión Europea que solo representa más austeridad, mas desempleo, y recortes a las conquistas sociales. Una Unión Europea cuyo órgano ejecutivo no es electo y actúa sin responder a los electores. Por eso han aprovechado esta ocasión para castigarlos electoralmente. No fue un resultado que apunta en una sola dirección. Pero las alternativas anti-europeas o anti-austeridad, de izquierda o de derecha salieron victoriosas o hicieron avances electorales espectaculares.
El caso más llamativo es el de Francia. El partido de extrema derecha, Frente Nacional, dirigido por Marine Le Pen, hija del jefe extremista y xenófobo Jean Marie Le Pen, quedó como el primer partido de Francia, con 25% de los votos, más de 4.6 millones de votos y la mayor representación parlamentaria francesa. El programa de Le Pen es simple: sacar a Francia del euro, la moneda común, y restablecer la soberanía monetaria del Estado francés con el reintroduciendo del Franco Francés; salir del llamado Espacio Schengen de libre circulación de personas en la mayoría de los países de la UE; sacar a Francia de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE y sustituirla por una Política Agrícola Francesa (PAF) que estimule los productores franceses; se opone al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la UE, y defiende detener los aportes económicos netos de Francia a la UE. Con este programa, la Unión se haría añicos, ya que la UE se ha sostenido sobre el llamado “Eje Franco-Alemán” desde su fundación en 1957. El partido de extrema derecha francés pasó de 6.3% en las elecciones europeas anteriores en 2009, a 24.95% de los votos y 24 de los 74 eurodiputados que le tocan a Francia. El partido de la derecha tradicional, el UMP, fue duramente castigado al pasar a 20.8% de 27.8% obtenido en 2009. Su secretario general y líder de la derecha tradicional, Jean-Francois Cope ha presentado la renuncia Y el Partido Socialista, del Presidente Francois Hollande, se derrumbó a un tercer lugar con un 14% de los votos. Un verdadero vendaval para Francia y para toda la Unión Europea.
En el Reino Unido, el país más escéptico por tradición respecto a la idea de una Europa federal impulsada por Alemania y Francia, que no integra el Euro ni el acuerdo Schengen, las elecciones fueron ganadas por un partido nacionalista anti-europeo, el llamado Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), que superó en votos a los conservadores, los laboristas y los liberales. El UKIP es liderado por el nacionalista populista Nigel Farage y es abiertamente contrario a la permanencia del Reino Unido en la Unión. El programa del UKIP es aún más simple que el de Le Pen: retirar el Reino Unido de la Unión Europea. El UKIP obtuvo un 30% de los votos emitidos, y el partido conservador y el partido laborista un 24% cada uno.
En Grecia, el país más castigado por las políticas de austeridad neoliberales impulsadas por la llamada “Troika”, integrada por la Comisión Europea de Bruselas, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en los sucesivos “rescates” financieros del país helénico, obtuvo una cómoda mayoría el partido de la izquierda radical Syriza, con un 26.5% de los votos, seguido del partido de la derecha ND con un 23.1%. En tercer lugar quedó un partido neo-nazi, “Amanecer Dorado” con 9.4% y el partido socialista de Grecia, el PASOK, apenas obtuvo un 8% de la votación.
Incluso en Alemania, el país “locomotora” de la Unión Europea, el más estable y con la economía más solida de la UE, el partido social cristiano (CDU-CSU) de la Canciller Ángela Merkel, quedó en primer puesto (29 diputados), pero con su más baja votación en varias décadas. Igualmente quedó en segundo lugar el partido social demócrata (SPD) (27 diputados) y en tercero Los Verdes (11 diputados). Sin embargo, hizo una entrada fuerte el primer grupo “euroescéptico” de Alemania, la llamada “Alternativa por Alemania”, que empató con La Izquierda en la cuarta posición con 7 diputados cada uno. Los socios liberales de la CDU apenas obtuvieron 3 diputados.
En España, a pesar que el Partido Popular del Presidente de Gobierno Mariano Rajoy quedó en primer lugar, lo hizo perdiendo dos millones de votos, obteniendo un 26.3% y nueve diputados menos que las últimas elecciones europeas. Igualmente fue duramente castigado por los votantes el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al bajar a un 23% de los votos. Entre los dos partidos tradicionales de España, sacaron por debajo del 50% entre ambos, lo que presagia un fin del bipartidismo español. El Secretario General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba presentó su renuncia a seguir dirigiendo el partido, como también el Partido Socialista de Euskadi, Patxi López, al caer en un abismo electoral de menos de una cuarta parte de su votación de hace cuatro años. Izquierda Unida, la formación de izquierda española, obtuvo su mejor resultado en años, con un 10% de la votación y más de 1.5 millones de votos y seis eurodiputados. La formación radical de izquierda, de reciente formación, con apenas 3 meses antes de las elecciones, “Podemos”, encabezada por el carismático Pablo Iglesias y que representa el movimiento de los indignados, se cuela como el cuarto partido en España con 1 millón 250 mil votos y cinco diputados, desplazando de esa posición al partido de centro derecha UPyD de Rosa Diez.
El otro resultado sintomático es el de Cataluña, en España. El partido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que es un partido nacionalista de izquierda, quedó como el primer partido catalán. Por encima de los nacionalistas conservadores del CIU (Convergencia i Unió). ERC obtuvo 600 mil votos y un 23.7% de los sufragios. CIU obtuvo 550,000 votos y un 21.9, poniendo el nacionalismo de izquierda de ERC como primer partido de Catalunya. Así mismo ICV, partido de izquierda soberanista aliado a Izquierda Unida obtuvo un 10.3%. Lo que arroja un voto a los partidos partidarios de la independencia de Catalunya un 56% de la votación. Los partidos tradicionales, PSOE y PP apenas sacaron 14.3% y 9.8%, para un total de 24%. En el caso del Partido Socialista de Catalunya, una parte importante de su militancia y dirección reprocha a la mayoría del partido haberse plegado al centralismo de Rajoy y Rubalcaba, y no haber defendido el “derecho a decidir”, la autodeterminación de Catalunya.
Solamente en Italia el partido de gobierno de centroizquierda, Partido Democrático, obtuvo una mayoría por encima de sus anteriores resultados electorales, con un 41% de los votos y 31 eurodiputados. Los europeos en su gran mayoría manifestaron su masivo descontento contra las políticas salidas de la Comisión Europea de Bruselas, y las políticas de austeridad impuestas por unas autoridades no electas. Sí los políticos europeos no leen correctamente el mensaje de las urnas, y hacen un ajuste hacia un modelo más solidario, más justo y menos neoliberal, las consecuencias políticas pueden ser impredecibles y abrir el espacio para una crisis mayor en la Unión Europea y la moneda única, el Euro. En un panorama con una Francia fuera de la UE, Grecia rompiendo por la izquierda, confirmación de las tendencias aislacionistas del Reino Unido, e inicio de un movimiento de euroescépticos en Alemania, la viabilidad de la Unión como ha sido concebida hasta ahora puede estar en juego. Todo depende de la lectura y los ajustes que los tomadores de decisiones en Bruselas decidan de estos resultados electorales. Ahora está claro que cada vez más, los europeos se manifiestan contra la Europa de la austeridad, el desempleo y el empobrecimiento.
El diario español El País, en su edición del 28 de mayo de 2014 decía: “Atrapada en un lasaña de complejidades, atascada en una crisis devastadora, entorpecida por un gobierno colectivo ineficaz y agobiada por una población envejecida y una llegada de inmigrantes que el continente no sabe exactamente cómo absorber, los lideres de líderes de los 28 países, se reunieron para tratar de reaccionar a los resultados de las elecciones del 25 de mayo. Las primeras declaraciones dejan entrever un conato de rebelión contra Alemania: con Italia y Francia aquejadas de problemas económicos similares –parecidos también a los de España-, vuelve a ganar enteros la posibilidad de crear un eje franco-italiano capaz de contrarrestar el liderazgo indiscutible de Berlín. El Primer Ministro italiano Renzi ha abanderado en las últimas semanas la necesidad de acordar una nueva agenda para la Unión, que incluye una “operación keynesiana” con estímulos e inversiones además de una convención constitucional para relajar las estrictas reglas fiscales de la eurozona. Cameron (Reino Unido) y Hollande (Francia), junto con otros líderes, indicaron que van en la misma línea, y lanzaron mensajes directos para Merkel, que tiene la llave de casi todo, incluido el controvertido nombramiento del próximo presidente de la Comisión Europea, tal vez el cargo fundamental en el entramado institucional de Bruselas”.