Economía

España: ¿El comienzo del fin?

Debacle económica devasta tejido social español

España es un país muy cercano para los dominicanos. Es la metrópoli que colonizó estas tierras. Es la metrópolis que destruyó a los tainos y aportó los elementos fundamentales para crear, poco a poco, la “dominicanidad”. Esa dominicanidad que es ruptura y continuación de la herencia española. Herencia de lengua, de cultura y parcialmente de raza. Mezcla de los negros africanos, los colonos españoles, los residuos de tainos y las demás inmigraciones, en un crisol que hoy forma “lo dominicano”. España es una historia de amor y de odios mutuos para los dominicanos. Origen de nuestras costumbres, lengua y tradiciones, a la vez que verdugo de los pueblos africanos, tainos y nativos, que sometió a sangre y fuego.

Muy pocos sabemos que “dominicano” es el gentilicio de Santo Domingo, que es el verdadero nombre del país. Así como el Estado que surgió como ruptura y continuidad, primero en la lucha contra la ocupación francesa, luego en la Independencia Efímera, la proclamación de la República Dominicana en 1844 para separarnos de Haití y finalmente con la Gran Guerra Restauradora contra la anexión a España en 1863-1865, ese Estado se llama República Dominicana.

Hoy, esa España de nuestros amores y nuestros rencores está en un proceso de ruptura del Estado surgido de la transición de la dictadura franquista a la democracia, tutelada por la monarquía borbónica restaurada por el autócrata fascista. ¿Qué pasó en España para llegar a la crisis actual? ¿Por qué hay un estado de inconformidad social y “cabreo”, como dicen en la Península, ante el estado actual de cosas?

En 1931, el Rey Alfonso XIII, representante de la dinastía de los Borbones, se vio precisado abdicar (renunciar) al trono ante la presión popular. Tras seis años de dictadura del General José Antonio Primo de Rivera, con la connivencia y apoyo del monarca, entre 1925 y 1931, la presión popular sacó del gobierno a Primo de Rivera y el Rey renunció al trono. Mas o menos una historia parecida a lo que vemos hoy, mas de 80 años después. Un gobierno antipopular y corrupto, hizo aguas y se llevó de encuentro la monarquía.

El referéndum popular votó masivamente por la República. La II República Española, fue el régimen que la mayoría del pueblo español se dio ante el colapso de la monarquía. Ya había existido en el siglo XIX, entre 1870 y 1871, la I República Española. La República del 1931 se enfrentó a una crisis mundial desatada con el colapso económico y financiero de 1929 y el auge del fascismo y el nazismo en Europa. Mussolini se instaló en Italia en 1923 y Hitler en Alemania en 1933. En la Rusia soviética, Stalin había acabado con el régimen bolchevique e instaurado un régimen totalitario desde 1925.

La rebelión de los militares falangistas y fascistas españoles se llevó a cabo en julio de 1936 y aplastó la República Española a sangre y fuego luego de tres años de combates, con la ayuda directa de tropas y aviación italiana de Mussolini y alemana de Hitler. Justo en el año que terminó la Guerra Civil en España, en 1939, estalló meses después la II Guerra Mundial contra el expansionismo nazi y fascista. Stalin creyó que la URSS podría quedarse al margen de esa guerra, y pactó con Hitler (Pacto Molotov-Ribbentrop de agosto de 1939), que en junio de1941 se vio que no fue más que una táctica de Hitler para ganar tiempo y engañar a Stalin. Como producto de ese pacto en 1939, la Alemania Nazi y la URSS estalinista se repartieron en dos a Polonia en septiembre de 1939.

En España se implantó una larga dictadura fascista, con Franco como dictador –“Caudillo de España por la gracia de Dios” se autoproclamaba–, a partir de 1939, que pudo sortear la II Guerra mundial y el triunfo de los aliados, gracias a la “neutralidad” en la II Guerra Mundial a pesar de enviar una División Azul a luchar con Hitler contra la URSS y su sumisión después de la guerra a los Estados Unidos, Gran Bretaña y occidente durante la Guerra Fría, quienes impidieron la invasión aliada a España para terminar con el ultimo residuo del fascismo en 1945 ó 1946. Por esta razón el fascismo español pudo comprar tiempo hasta la muerte del dictador en 1975. Entre 1936 y 1975 –casi 40 años-, toda o una gran porción de España fue gobernada por un régimen oscurantista, medieval, fascista y totalitario, responsable por la ejecución de mas de cientos de miles de españoles republicanos o “sospechosos” de ser “rojos”. Un país aislado del mundo, con una pobreza enorme, hasta los años 1960-70, que lentamente inicia su integración al mercado mundial y al campo norteamericano, incluyendo la concesión de bases militares en varios puntos de España a los EE.UU.

Franco planeó su sucesión. Sabía que el régimen fascista del llamado “Movimiento Nacional” no podía mantenerse en una Europa democrática y en proceso de integración. Por ello planeó su sucesión, restaurando la monarquía de los Borbones y escogiendo a Juan Carlos de Borbón como próximo Rey de España. Efectivamente, la muerte del dictador en 1975 provocó lo que se conoce como “la transición española”. De un régimen totalitario a un “pacto político” entre los franquistas herederos y algunas fuerzas que habían luchado contra la dictadura, fundamentalmente el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que había renunciado al marxismo precisamente en 1974 en el Congreso de Suresnes (Francia), y el Partido Comunista de España (PCE) que había abrazado el llamado “eurocomunismo” que llevó a muchos de sus exponentes a una deriva socialdemocracia integrada en las estructuras del poder existente en Italia, en España y en parte en Francia. Este pacto se ha conocido en la historia de España como “Los pactos de la Moncloa”, nombre de sede del gobierno español, firmados en 1977.

La “transición” entre franquismo y democracia se pactó entre las cúpulas de los partidos y los movimientos herederos del franquismo: Unión del Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez que ejerció de principal representante del régimen en la transición; la Alianza Popular de Manuel Fraga Iribarne, antiguo ministro de Franco, que terminó transformándose en el actual Partido Popular (PP); el Partido Socialista (PSOE) dirigido por Felipe González y el llamado “grupo de Sevilla” y, el PCE dirigido por Santiago Carillo. Los pactos de la Moncloa quedaron sellados en la Constitución de 1978, sin ninguna participación popular, sino como “pactos de cúpula”, que “legalizó” la monarquía, con Juan Carlos I como Rey, y “arbitro” del sistema, quien fue juramentado dos días después de la muerte de Franco, y una partidocracia que terminó con el predominio de los grandes bancos y empresas, con el PSOE y el PP como detentadores del ‘pacto constitucional” de 1978. Luego de adoptada la Constitución, se convocó un referéndum para darle vicios de apoyo popular a la misma, pero era claro que no había ninguna alternativa en contra.

La UCD desapareció por sus contradicciones internas y gran parte de sus componentes pasaron al PP. El PCE sufrió una transformación que lo hizo abandonar el “eurocomunismo”, perder peso electoral, y girar mas a la izquierda en la coalición Izquierda Unida (IU). Tanto así, que Santiago Carillo, el líder histórico del PCE, terminó con su facción separándose del PCE e integrándose al PSOE. La entrada de España en la OTAN en 1982 y luego en la Unión Europea en junio de 1985, bajo el gobierno socialista de Felipe González, dio el sello definitivo a dicho pacto. Hay que anotar que Felipe González durante su campaña electoral prometió bajo ninguna circunstancia apoyaría adherir a España a la OTAN. La entrada en la UE permitió modernizar España, elevar el nivel de vida de la población y crear una sensación de Primer Mundo y “estado del bienestar”, que perduró hasta el estallido de la crisis mundial de 2008 y sus repercusiones en Europa y en España en particular. 20 años de crecimiento, elevación del nivel vida y estabilidad bajo la egida del predominio del gran capital y los grupos monopólicos.

Durante ese lapso de los años 80-90 y la primera década del nuevo siglo XXI, el mundo parecía inmutable. Los políticos del PSOE y el PP se veían montados en un carro que nunca cambiaría. El llamado “problema territorial”, en particular de Cataluña y el País Vasco, nunca fue resuelto totalmente con la autonomía limitada otorgada a esas “nacionalidades históricas” en la Constitución de 1978. Ni el terrorismo ciego de ETA pudo desprestigiar totalmente la lucha nacional en Euskal Herria (País Vasco) o en Catalunya (Cataluña). Hoy el sentimiento separatista de partidos nacionalista de derecha y de izquierda, catalanes particularmente (CiU, ERC e ICV), como vascos (PNV, EH Bildú, Eukadisko Eskerra, etc.) sigue acaparando la mayor parte de la votación de esas comunidades o nacionalidades históricas del Estado español.

La crisis desatada en las economías desarrolladas luego de la crisis financiera de los Estados Unidos de 2008, se expandió como una mancha de aceite en toda Europa y gran parte del resto del mundo. Los bancos europeos, que estaban llenos de las llamadas “hipotecas toxicas” o “bonos basura”, sufrieron un ajuste enorme. Los gobiernos europeos y norteamericanos cambiaron de repente la ortodoxia neoliberal por políticas neokeynesianas de estimulo al gasto. El déficit fiscal británico, para poner un ejemplo, llegó a ser un 11% del PIB y el de Estados Unidos 10.5%, lo mismo que el resto de la Unión Europea y los Estados Unidos, excepto Alemania que exigía mas disciplina para mantener un Euro fuerte. En España a pesar de los fuertes ajustes tanto de Rodríguez Zapatero como de Rajoy, el déficit ha aumentado, llegando a 9% del PIB en 2012. Por eso la postura alemana revirtió, en el caso de la Unión Europea, el neokeynesianismo para regresar a la ortodoxia neoliberal, de recortes, austeridad y grandes ajustes para los países más débiles. Los países de la Europa mediterránea o del sur, como Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda, son los más golpeados por estas políticas. Mientras, Estados Unidos ha continuado una política de financiamiento público para salir de la crisis, incluso financiamiento inorgánico del banco central (FED), en Europa se ha vuelto a imponer la ortodoxia neoliberal, bajo la egida del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea.

En el caso español, la crisis se nutrió más de un sistema corrupto basado en la banca, la especulación de la tierra y la construcción. La banca española, tanto las cajas de ahorro como los bancos privados, se montaron en una burbuja especulativa inmobiliaria bestial desde antes del 2000. Para dar una idea a los lectores, en España, en el año 2007, se construyeron más unidades habitacionales que en Francia, Italia, Alemania y Gran Bretaña juntos, las cuatro economías más grandes de la UE. La especulación del terreno fue fuente de corrupción de los ayuntamientos, políticos, cajas de ahorro, partidos, y bancos con las famosas reclasificaciones de suelo. Se podía comprar un apartamento o propiedad, sin empleo, sin ingresos, y a tasas de interés bajísimas, incluso negativas, si se comparan con la inflación.

El gasto superfluo y exagerado del gobierno central, de los gobiernos autónomos y de los ayuntamientos, era dirigido más por intereses de ganar comisiones que por la racionalidad económica. Casos de aeropuertos vacíos que nunca recibieron un avión, tramos de trenes de alta velocidad incosteables y no utilizados u obras de infraestructura solo para los bolsillos de los políticos y las empresas, llenaron el panorama español. La crisis inmobiliaria comenzó a hacer aguas en todo el sistema económico, con una gestión inepta del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. El gobierno socialista comenzó las políticas de austeridad en junio 2008, subiendo el IVA de 16 a 18%, reduciendo beneficios sociales, aumentando el desempleo y obedeciendo la lógica de austeridad dictada desde la Comisión Europea de Bruselas, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, la llamada “Troika”.

A esta crisis económica y moral, se le unió el destape de escándalos de corrupción en cascada, incluso del Rey y la Casa Real, las hijas y los esposos de las hijas del monarca. El propio monarca fue tocado por su relación con una princesa alemana que se encargaba de hacer “gestiones” para el rey y las empresas españolas, como es el caso de la construcción de un tren de alta velocidad en Arabia Saudita, y otros casos similares. Al mismo tiempo, asume el poder en diciembre de 2011 el conservador Mariano Rajoy, del PP, como Presidente del Gobierno. Con una agenda de mentiras abiertas, como por ejemplo juró no subir los impuestos y no tocar las pensiones, y fue lo primero que hizo menos de un mes después de asumir el poder, el gobierno de Rajoy ha llevado a cabo un ataque en todos los frentes a las conquistas de los españoles. Privatizó gran parte de la salud pública y la educación, cortó los beneficios de la seguridad social, hizo una reforma laboral que ha hecho muy fácil el despido y bajó los aportes a la seguridad social. Subió el IVA del 18 al 21%. Bajó los salarios y llevó a cabo una política que en España hay actualmente 6.2 millones de desempleados equivalente a un 26% de la población en edad de trabajar, y 57% de los jóvenes entre 18 y 30 años no tienen empleo. Hoy hay 700 mil desempleados sin ninguna ayuda social o seguro de desempleo, ha iniciado un retroceso en los derechos de las mujeres que se remonta a 30 años atrás, se ha intentado incluso criminalizar el derecho a la protesta. Al mismo tiempo que los recortes son moneda corriente, y que el nivel de vida de los españoles se ha contraído mucho, organizó un rescate a la banca con dinero prestado por la Unión Europea de hasta 100,000 millones de euros.

Todas estas políticas han tenido un efecto devastador en el tejido social de España. Se han visto forzados de salir del país cientos de miles de jóvenes educados para buscar empleo, algo que no conocía España desde hace décadas. Ha prácticamente expulsado gran parte de los inmigrantes latinoamericanos, entre ellos miles de dominicanos La corrupción y los escándalos tienen asqueados a los ciudadanos. La monarquía, como institución, ha pasado de una valoración positiva de 80% hace siete años, a un 37% en la actualidad. La crisis política se ha precipitado. Los dos partidos que sostienen el sistema, PP y PSOE, que la gente ha comenzado a llamar “el PPSOE”, han perdido más de la mitad de su electorado, al pasar de 17.8 millones de votantes en las elecciones generales de noviembre de 2011, a 7.5 millones de votantes en las elecciones europeas de mayo de 2014, lo que representa menos del 50% de los votos a los dos grandes partidos. Han perdido millones de votos en los últimos 30 meses. El PP mas de 4.5 millones y el PSOE mas de 5 millones.

El Secretario General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, presentó su renuncia al cargo justo después de las elecciones del 25 de mayo con el peor resultado electoral en décadas del PSOE. A pesar del PP haber perdido millones de votos, su dirección no se dio por aludida, y solo atinó a decir que “ganamos las elecciones” con un 26% de los votos, habiendo sacado un 44.63% 30 meses antes.

Los pésimos resultados de los partidos del sistema –“la casta” como le dice el popular dirigente de izquierda Pablo Iglesias del ascendente grupo Podemos- y la renuncia de Pérez Rubalcaba como secretario general de los socialistas, precipitaron un evento mayor: la abdicación del Rey Juan Carlos I, rodeado de escándalos de corrupción que le salpican a él mismo y la familia real, y ante el peligro que una nueva dirección del PSOE no controlada por los “históricos” como Rubalcaba, pueda romper el “pacto de la Constitución de 1978”. Hoy en día los malos resultados de “la casta” (han perdido 10.3 millones de votos en dos años y medio) y el ascenso de fuerzas como Podemos, con solo 3 meses de formado (5 eurodiputados y 1,250,000 votos); Izquierda Unida (6 eurodiputados y 1,550,000 votos) o de Esquerda Republicana de Catalunya (ERC) y EH Bildú en Euskadi, que pasan como primeros partidos nacionalistas de izquierda, y la renuncia del Rey y de Pérez Rubalcaba, ponen de manifiesto la enorme crisis del pacto de 1978 y el inicio del fin de una era. La abdicación del Rey ha desatado un masivo movimiento para realizar un referéndum entre monarquía o república. Las manifestaciones a favor de la república son masivas y generalizadas. Pero el PP ha logrado que la dirección del PSOE se comprometa a votar en el Congreso la llamada Ley Orgánica de sucesión del Rey, para permitir al actual Príncipe Felipe, que pasará a llamarse Felipe VI cuando sea entronizado, sea votada por 2/3 partes del Congreso como indica la Constitución. Esta actitud ha agravado aún mas, después de la debacle electoral del 25 mayo, la crisis del PSOE y las tendencias republicanas se manifiestan en su seno, al punto que la dirección de ese partido ha amenazado de expulsión a los diputados que no voten a favor de la Ley de Orgánica de sucesión el próximo 18 de junio, hecha a la carrera antes de Congreso Extraordinario del PSOE convocado para julio de 2014.

Las bases sobre las que se asentó todo el periodo posterior a la muerte de Franco han volado por los aires. Los partidos de “la casta” enfrentan una gran crisis de credibilidad y legitimidad. Fuerzas ascendentes a la izquierda del PSOE se han hecho con casi el 20% del voto de los ciudadanos. La campaña por el Referéndum para decidir la forma del Estado y el Jefe del Estado (#ReferéndumYa) se hace cada vez mas amplia y un 62% de los encuestados por CID para El País se manifiestan favorables al Referéndum, previsto en la Constitución de 1978. Ante esta evolución política y social en España, cabe preguntarse: ¿Es el comienzo del fin?

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