Ramonita García

Para entender el rol de las Mujeres en la sociedad consideramos conveniente iniciar reflexionado sobre el contenido de algunos conceptos como: sexo, género y roles de género. Entendemos por sexo a las características biológicas, fisiológicas y anatómicas que distinguen al hombre de la mujer, son universales y naturales. Se nace hembra o varón. Cuando hablamos de sexo estamos hablando de lo masculino y femenino y nos referimos al hombre y a la mujer a través del sexo. Mientras que género se refiere a la construcción histórico-social que se ha hecho de las atribuciones y características sociales, culturales, políticas, psicológicas y económicas, de roles y funciones que se consideran definitivas de los hombres y de las mujeres, como de los comportamientos esperados de unos y de las otras en esta sociedad. Es una categoría que se utiliza para designar las relaciones sociales entre los sexos, y que denota las ideas sobre estereotipos, identidades y roles asignados a hombres y mujeres en un contexto sociocultural.
Ambos sexos van construyendo sus identidades de género incluso antes del nacimiento, ya que desde el embarazo, la familia construye expectativas diferentes pensando en un hijo o una hija. Después del solo hecho de la configuración de los genitales, el niño o la niña reciben una enseñanza diferente que incluye forma de caminar, de actuar, de sentir, de pensar y de expresar. La familia, la comunidad o Barrio, los medios de comunicación y difusión, la escuela, Iglesia, actúan como agentes socializantes de género
En este proceso pedagógico, continúo en el cual, con frecuencia, se valora lo masculino como superior y lo femenino como inferior o complementario, se produce una construcción de género, que crea desigualdad entre hombres y mujeres. Se crean los estereotipos de género que son las ideas, prejuicios, creencias y opiniones preconcebidas y muy arraigadas en la sociedad, las cuales se generalizan de forma exclusiva para todas las mujeres o todos los hombres. Por ejemplo a las mujeres se les concibe como: Obedientes, pasivas, dóciles, miedosas, dependientes, débiles, tímidas, bellas, bondadosas, tiernas, curiosas, emocionales. Mientras que a los hombres se les ha considerado como: Dinámicos, valientes, inteligentes, Estables, eficaces, objetivos, racionales, competitivos, independientes, realistas.
A partir de lo expuesto se establecen los roles de género, que son las tareas o papeles que la sociedad les asigna, de forma desigual, a las mujeres y a los hombres; convirtiéndose en modelos sociales a seguir. A las mujeres les han sido asignadas las labores reproductivas y de cuido como: Ser madres, cuidar de las/os hijas/os, hacer la comida, mantener la casa limpia y ordenada, asistir a reuniones escolares, atender a las personas mayores, atender a los familiares enfermos, llevarlos al médico, Mientras que a los hombres se les han asignados: Ser el proveedor económico de la familia, proteger a la mujer y las/os hijas/os, tomar las decisiones. En función de estos roles, a las mujeres históricamente se le ha reservado el mundo del hogar, de lo privado y a los hombres el mundo de lo público, obstaculizando el desarrollo integral de la persona, ya que limita a la mujer desarrollar sus capacidades intelectuales y destrezas y a los hombres les limita las posibilidades de desarrollar su parte afectiva.
Pero esto ha ido cambiando en nuestras sociedades. Importante transformaciones hemos experimentando en ese sentido. De manera particular, en la República Dominicana podemos exhibir significativos avances en esa dirección. En todas las áreas, educativas, económicas, políticas, sociales y culturales, cada vez más se incrementa la participación activa de las dominicanas.
A nivel educativo hay paridad, es decir mitad y mitad, en los niveles inicial, básico y media de la matriculación de niñas y niños. Según la investigación del Ministerio de la Mujer, “Mujer Dominicana en Cifras”, en la educación media, las mujeres aventajan en 11 puntos porcentuales a los varones con tasas netas de matriculación de 66.5% y 55.5%. A nivel Superior la tendencia se mantiene, a una razón de 179 mujeres por cada 100 hombres. Para el 2011 la matrícula universitaria era predominantemente femenina en casi todas las áreas del conocimiento.
En el ámbito económico, la participación y reconocimiento a nivel educativo de las mujeres les ha permitido un mayor acceso al mercado laboral. La mujer ha tenido una participación significativa en el mercado laboral dominicano, presentando una ligera tendencia al crecimiento durante el período 2000-2013 según los indicadores de mercado de trabajo. Cifras generadas a partir de las investigaciones del Banco Central en los últimos años, revelan que las mujeres ocupan el 25.7% de los cargos gerenciales y administrativos, mientras que son empleadas en el 49.3% de los puestos profesionales e intelectuales. Según estas mismas encuestas, las mujeres son mayoría en los puestos técnicos (52.3%) y en los trabajos de oficina (65.8%). Las mujeres ocupan puestos de propiedad, de dirección y puestos técnicos en los diferentes ámbitos empresariales, comerciales y de servicios. Fundamentalmente en el sector terciario, es decir en el área de los servicios es donde mayormente se han insertado las mujeres.
En el área de Participación y Representación Política, en estas dos últimas décadas en algunos espacios de poder la representación política de las mujeres se ha incrementado. Por ejemplo, en la Cámara de Diputados, en las elecciones del 1994 de 120 integrantes fueron electas 14 mujeres para un 10.8% y en los comicios del 2010 de 183 integrantes fueron electas 37 Diputadas para un 20.2%. En el Poder Local, los Ayuntamientos, en el 1994 de 648 fueron electas 93 mujeres como Regidoras para un 14.4% y en los comicios del 2010, de 1,149 fueron electas 406 mujeres Regidoras para un 35.34% %.
En las organizaciones comunitarias hay más mujeres dirigiendo, un 26% de las mujeres que forman parte de estas agrupaciones sociales indicaron que desempeñaban algún puesto de dirección en este tipo de organización de corte territorial, en contraste con el 13% entre los hombres, según revela la Encuesta de Opinión sobre Mujer y Política, realizado por el Ministerio de la Mujer en el octubre del 2009. Los resultados de este estudio indican que el porcentaje más elevado de mujeres en puestos directivos se presenta en las juntas de vecinos (69%) y el más bajo en las asociaciones profesionales (7%).
Igual se ha logrado avanzar en la participación de la mujer en el Poder Judicial. La proporción de mujeres juezas se ha incrementado de 36.8% en el 1999 a 50% en el 2010. En la Suprema Corte de Justicia, es de 31.3% y en la Corte Civil de Apelación de 33.3%. En la Corte Penal de Apelación la representación de las mujeres como juezas es de 38.5% y de 67.0% en la Corte de Apelación de Niños, Niñas y Adolescentes. En los Juzgados de Paz el porcentaje de mujeres alcanza el 74.0%. De igual manera las mujeres son el 60.0% de las y los defensores públicos y el 42.0% de las abogadas/os de oficio.
En el Ministerio Público, las mujeres constituyen el 42.0% de las autoridades que dirigen el sistema de investigación y persecución. Las mujeres son 35.0% de los Procuradores Generales, el 41.0% de los Procuradores Fiscales y el 48.0% de los Fiscalizadores.
En el Poder Ejecutivo, que en el 2010 contaba con un porcentaje de un 12% en el gabinete ministerial, en dos gestiones diferentes, en la más alta instancia de gobierno como es la Vice Presidencia de la República, se ha tenido a una mujer como Vice Presidenta. Según los registros del Ministerio de Administración Pública, al año 2010 las mujeres constituyen el 48.0% de las y los servidores públicos, aunque sólo el 15.0% ocupa cargos de dirección.
En el servicio exterior, la representación de mujeres en el cuerpo diplomático y consular ésta se ha ido incrementando en los últimos años. Al año 2010, según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores, las mujeres ocupan el 37.0% del cuerpo diplomático, el 41% del cuerpo consular. En el propio Ministerio en los puestos con rango diplomático y administrativo las mujeres ocupan el 47.0%.
En la República Dominicana se ha avanzado fundamentalmente en la creación de un marco jurídico nacional a favor de la igualdad y equidad de género que abarca el ejercicio del poder y la adopción de decisiones por parte de las mujeres. A dos años de la aprobación de la Plataforma de Beijing, para reducir los efectos de las diferencias sexuales y de género y equiparar la representación de las mujeres con relación a los hombres en los espacios de poder público, como medidas de acción afirmativas se aprobaron en nuestro país, las leyes de cuotas mínimas de representación femenina. Se aprobó la Ley 275-97 que incluyó un 25% mínimo en los cargos de elección de las candidaturas congresionales y municipales para las mujeres. Luego en el 2000 se aprobó la Ley 12-00 que aumentó de 25% a 33%, la cuota mínima de participación política de las mujeres como Diputadas y como Regidoras. También se aprobó la Ley 13-00 que modificó la ley orgánica municipal para crear la figura de vice-sindica/o y establecer la paridad de género en las candidaturas a síndica/o y vice-síndica/o en la boleta electoral municipal.
Un avance altamente significativo, lo constituye el Articulo 39 de La Constitución Política de la República Dominicana, que eleva al rango constitucional el derecho de las mujeres a estar real y efectivamente representadas en los espacios de toma de decisiones del Estado. En el Artículo 39, el texto Constitucional establece el principio de igualdad y no discriminación; así como la representación equilibrada de hombres y mujeres en los espacios de toma de decisión. En ese sentido dice: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal.
Establece que en La República se condena todo privilegio y situación que tienda a quebrantar la igualdad de las dominicanas y los dominicanos, entre quienes no deben existir otras diferencias que las que resulten de sus talentos o de sus virtudes. Dispone que el Estado debe promover y garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en las candidaturas a los cargos de elección popular para las instancias de dirección y decisión en el ámbito público, en la administración de justicia y en los organismos de control del Estado.
También constituye un avance para las dominicanas la Ley No. 1-12 que establece la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 del 26 de enero de 2011, en su artículo 12, dispone que todos los planes, programas, proyectos y políticas públicas deberán incorporar el enfoque de género en sus respectivos ámbitos de actuación, a fin de identificar situaciones de discriminación entre hombres y mujeres y adoptar acciones para garantizar la igualdad y la equidad de género.
Ordena a establecer mecanismos que permitan mayor apertura del sistema electoral para la Inclusión y representación de nuevos actores políticos y sociales, asegurando la equidad de género en materia de acceso a los puestos de decisiones y estructuras partidarias. También el Plan Nacional para la Igualdad y Equidad de Género (PLANEG II), en uno de sus siete ejes contempla: Promover el liderazgo, la participación y la representación política de las mujeres.
El acceso de las mujeres a la educación llegando incluso a superar en calidad y cantidad a los hombres en la educación superior así como su ingreso a la fuerza laboral, su incremento en la participación y representación política, social y cultural, no las ha liberado de ser las responsables del hogar. Las mujeres siguen cargando sobre sus hombres las responsabilidades del hogar y de cuido. Con esta doble o triple jornada de trabajo, cabe preguntarse: ¿puede la mujer gozar de buena salud física y mental?. ¿Cómo influye esto en la unidad e integración familiar?. De permanecer este cuadro ¿cuál sería la situación reinante en el seno de las familias dominicanas?.
Ciertamente que estas interrogantes nos interpelan a todos y todas. Iniciando por la propia mujer como transmisora de cultura y responsabilizando a toda familia, al Estado y a toda la sociedad en sus correctivos. Desde las instituciones gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil se deben desarrollar campañas de sensibilización sobre los obstáculos y dificultades que enfrentan las mujeres para hacer compatibles sus roles de madre y trabajadora. Que la maternidad y el trabajo doméstico no sean vistos como parte del rol privado que ejercen las mujeres, sino como una responsabilidad de la pareja y de la sociedad en su conjunto.