Opinión

Puede que el carbón sea sucio, contaminante, pero es barato. Por esta simple razón sigue siendo la principal fuente de energía del mundo, proporcionando un cuarto de nuestra energía primaria y más del 40% de nuestra electricidad. Y continuará haciéndolo durante muchos años.

El reto, entonces, es cómo generar energía con carbón de una forma más ecológica.

En momentos en que los intentos por desarrollar un sistema de captura y almacenamiento de carbono están estancados, una serie de países ensaya distintas maneras de explotar sus abundantes reservas de carbón.

No todos tienen como motivación razones ambientales. También hay razones económicas y el deseo de alcanzar la independencia energética.

Viejo y nuevo la principal tecnología que se está usando es la llamada gasificación del carbón. Es decir, en lugar de quemar el combustible fósil, éste se transforma químicamente en un gas natural sintético o gas de síntesis.

El proceso existe desde hace décadas, pero el alza en los precios del gas hace que ahora sea más viable económicamente. La gasificación del carbón también ayudará a solucionar los problemas de contaminación.

Pero el sistema enfrenta dos grandes problemas.

1er. Es que las plantas de gasificación de carbón producen más de CO2 que las centrales de carbón tradicionales.
Puede ser una buena solución a la contaminación a nivel local, pero al ser tan intensiva en carbono es peor que la minería de carbón, por lo que no es atractiva desde el punto de vista del cambio climático».

El gas natural sintético emite siete veces más gases de efecto invernadero que el gas tradicional y casi el doble que una central termoeléctrica a carbón.

2do. El problema es el uso de agua. La gasificación del carbón es uno de los sistemas de generación de energía que emplea más agua.

El proceso emite muy poco CO2, pero no está exento de controversia. Sus opositores destacan el problema de la contaminación del agua, el hundimiento del terreno y la eliminación del agua residual de forma segura.

Acceso limpio Un modo muy distinto de producir gas a partir del carbón es conocido como gasificación de carbón bajo tierra, un proceso que existe desde el siglo XIX pero aún no ha logrado convertirse en un sistema comercialmente viable a gran escala.

Los desarrollos tecnológicos y el aumento del precio del gas hacen que la gasificación de carbón bajo tierra sea ahora una forma viable de acceder a grandes depósitos de carbón que están a demasiada profundidad para ser explotados.

De hecho, se estima que el 85% de los depósitos de carbón en el mundo no son accesibles con las técnicas tradicionales.

Explotarlos tendría potenciales implicaciones desastrosas en cuanto a emisiones de CO2 y cambio climático, pero la industria dice que se puede acceder a estos yacimientos de forma limpia.

Pero la verdadera ventaja está en la posibilidad de capturar el CO2. Una total captura y almacenamiento del dióxido de carbono es crucial.

El problema, es que el proceso depende de mayormente de mayores esfuerzos para desarrollar sistemas de captura y almacenamiento de CO2.

Hasta que se alcance una solución, cualquier intento de gasificar el carbón bajo tierra seguirá siendo teórico o contribuirá a agravar el problema de las emisiones.

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