Hablan los hechos

El tema de las alianzas como camino de acceso a los órganos de poder en nuestros países, se ha convertido en una figura clave, a partir de las variaciones que tuvieron los sistemas electorales de gran parte de América Latina, al regreso al sistema democrático que había hecho crisis en la década de los 70 y 80.

En todo el continente americano, excepto Estados Unidos y Canadá, existía un sistema de elección presidencial directa por mayoría simple, lo que condujo a una severa crisis de legitimidad y a la ruptura del orden institucional y pérdida de la democracia.

En esta serie de artículos analizaremos el camino que llevó a la dictadura militar a gran parte de Suramérica, desde el punto de vista de la funcionalidad del sistema electoral, dejando a un lado los aspectos de consideraciones ideológicas.

Como las reformas estructurales han dado estabilidad al sistema presidencialista y la creación de mayorías para ejercer el poder.

Ademas analizaremos los sistemas parlamentario y presidencialista como expresiónes concretas de la democracia liberal, el desarrollo del sistema presidencial en los Estados Unidos y los países latinoamericanos, la crisis de la democracia de fines del siglo XX y la vuelta este sistema de gobierno, con una reforma del sistema electoral que condiciona la elección a una mayoría calificada.

Por ultimo, tomando como ejemplo varios países de America Latina, incluyendo a la República Dominicana, veremos como el presidencialismo de mayoría, ha devuelto la estabilidad democrática a nuestro continente.

Parlamentarismo versus presidencialismo

La democracia es un sistema político creado para que el poder se ejerza en forma directa por el pueblo o en su representación, en ambos casos se asume que se otorga participación a toda la comunidad a través de mecanismos de expresión de la mayoría.

La regla de oro del sistema democrático consiste establecer la voluntad de la mayoría, es decir, que ante cuestiones que afectan a todos una comunidad, sea la mayoría la que decida por si misma o sus órganos de representación.

Estos órganos pueden estar unidos en un solo poder, como es el caso del sistema parlamentario de gobierno, donde son los miembros del parlamento quienes por mandato popular y mayoría establecida de entre sus miembros, nombran a la persona que encabezará el gobierno.

En este caso los partidos con representación en el parlamento ejercen de manera directa la supervisión y control del gobierno, guardándose el derecho de sustituir al ejecutivo con un voto de castigo o cuestionamiento.

Así también los poderes podrían estar divididos y balanceados, lo que ocurre al elegirse de modo separado al ejecutivo y los miembros del congreso, en cuyo caso puede suceder que el primero tenga minoría entre los parlamentarios, y sin embargo ejerza por delegación del pueblo el poder por un tiempo determinado constitucionalmente.

En ambos casos, se necesita la participación del pueblo con el voto que se ejerce a través de los partidos políticos, solo que en el caso del presidencialismo, el ejecutivo tiene de frente al Congreso que ejerce un control a nombre del mismo pueblo, y en el parlamentarismo se hace necesario poseer mayoría propia o en alianza con otras fuerzas en el parlamento, para llegar y mantenerse al frente del gobierno.

La democracia necesita de mayoría demostrable

Entonces, no importa el método de aplicación del sistema democrático, su éxito dependerá de la capacidad que se tenga de construir un gobierno como expresión de la mayoría, ya sea con la elección de un partido en forma mayoritaria o la creación de una coalición que sea la expresión de esa mayoría.

En el sistema parlamentario la expresión de esa mayoría es constante, generada por la representación de los legisladores, ya que en caso de que se pierda esa mayoría simplemente el gobierno cae y se elige otro o se convoca a nuevas elecciones para el parlamento.

Esto no ocurre en el sistema presidencialista, son muchos los casos donde un presidente no tiene apoyo de la mayoría del parlamento y esto es causa de una parálisis del ejecutivo y todo el gobierno, ya que la aprobación para decidir temas importantes necesitan de la negociación y aprobación en el congreso.

Esto ocurre muy frecuentemente, en sistemas de partidos donde existe fragmentación importante de los votos y representación multipartidaria en el parlamento, lo que provoca enfrentamientos y desgaste de las fuerzas políticas.

El presidencialismo de los Estados Unidos

La Constitución de los Estados Unidos es la primera que propone un gobierno presidencial y este es el único país del mundo donde, hasta el momento, el sistema ha sido exitoso.

El problema que trataron de resolver los llamados ¨padres fundadores¨ de la democracia norteamericana, era evitar que el Ejecutivo pudiera adquirir el mismo poder que ejercía la realeza y tratar de balancear los intereses de los estados grandes con los de los pequeños, impidiendo que una mayoría transitoria ejerciera el poder de forma absoluta.

Es en la Convención de Filadelfia donde se incluye el concepto de la separación de poderes, con un Poder Ejecutivo independiente de la mayoría del Congreso, pero que dependía de este para el dictado de las leyes y el nombramiento de los funcionarios mas importantes del gobierno.

Para hacer funcionar este sistema por mas de 200 años, en los Estados Unidos se han tenido que dar una serie de factores que son los que le han permitido sobrevivir: el absoluto control del poder civil sobre el militar, el bipartidismo que ha impedido el fraccionamiento del voto y por lo tanto del Congreso, el sistema federalista que otorga amplios poderes a los Estados que componen la Unión, la existencia y el desarrollo de un sistema de justicia y una Corte Suprema que ha servido de arbitro entre el Ejecutivo y el Legislativo, que ademas es respetada en sus decisiones.

El presidencialismo en América Latina

Los países latinoamericanos adoptaron en su mayoría el sistema presidencialista a partir de su independencia de las potencias coloniales, solo que el desarrollo social y económico, las tradiciones culturales y las practicas políticas, tomaron un camino muy diferente al que se desarrolló en el país del norte.

Antes que un equilibrio entre los poderes públicos, en nuestros países se desarrolló un presidencialismo deformado, donde el que ganaba el Ejecutivo podía ejercer todo el poder, otorgandose derechos casi tiránicos en nombre de una mayoría transitoria.

Entonces, el llegar a ejercer el poder ejecutivo, se convirtió en la meta deseada para el reparto de prebendas y privilegios entre los miembros de la clase política, lo que lleva a su vez a un centralismo en el ejercicio de poder, que no existe en los Estados Unidos.

Ademas, el fraccionamiento ideologico sobre temas como: comunismo, socialismo, fascismo, derechas, izquierdas, ha afectado al sistema de partidos políticos en Latinoamérica, lo que tampoco ocurrió en la democracia estadounidense.

Nuestra cultura política, producto incluso de nuestra creencias religiosas, discutimos todavía el papel de la Iglesia Católica en nuestros gobiernos algo inimaginable en los Estados Unidos, ha influido en la creación de sociedades heterogéneas con gran tendencia al disenso y fraccionamiento.

Presidentes de minoría

Mientras en el presidencialismo norteamericano se presupone la existencia de dos grandes opciones electorales: Democratas y Republicanos, los cuáles compiten entre ellos para obtener la mayoría y el derecho a gobernar a nombre de ella; en los países latinoamericanos se desarrolló un sistema de partidos políticos fraccionado donde los presidentes eran electos por una minoría.

Para garantizar mayoría electoral, que se supone es la base del sistema democrático, un gobierno debe ser la expresión de la mayor parte del pueblo y esto no era posible en los sistemas político-electorales que existían en America Latina por la multiplicidad de las opciones partidarias.

Un sistema político presidencial como el que habíamos desarrollado, con partidos tan divergentes y presidentes electos por el voto mayoritario de esa pluralidad, germinaba en si mismo una crisis, que tuvo su expresión en la inestabilidad política que ha caracterizado la vida institucional de nuestros pueblos.

Estas presidencias minoritarias no contaban con la legitimidad que otorga el voto mayoritario del pueblo, lo que hizo crisis en medio de guerra fría, la lucha ideológica, el enfrentamiento Este-Oeste, provocando la gran tragedia que sacudió a nuestro continente con la sucesión de golpes militares apoyados por los Estados Unidos, el país donde, vaya paradoja, si existía un régimen democrático y presidencialista funcional.

La semana próxima analizaremos a profundidad la crisis del sistema presidencial de mayoría simple en America Latina y la solución que se ha dado para crear mayorías estables a través de las alianzas electorales.

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