La hidroeléctrica Itaipu Binacional es una maravilla de la ingeniería hidráulica, logro de la diplomacia y un ejemplo de conservación y garantía de que los recursos naturales de los dos países en esa región, serán aprovechados por esta generación y muchas otras generaciones venideras.
Ubicada en el cauce del rio Paraná, una de las cuencas de mayor importancia de Suramérica y una maravilla de la naturaleza, que impresiona a todo espectador que la observe, su amplio caudal forma un lago que alcanza unos 172 kilómetros de longitud, de 7 a 12 km de ancho, 1350 km cuadrados de superficie y unos 3200 km de costa ribereña. Para dar una idea a los lectores, hablamos que el dique de la presa Itaipú forma un lago que tiene una distancia similar a la que existe entre Santo Domingo y Santiago de los Caballeros.
Esta maravillosa oportunidad que le dio la naturaleza a Brasil y Paraguay supo ser aprovechada por los dos países, llevando a cabo un esfuerzo en conjunto que dio como resultado una de las más grandes obras de la ingeniería de todos los tiempo, con la capacidad de suplir el 20 % de la energía que consume Brasil y el 80% de la que consume Paraguay, el riego para millones de tareas de tierra y el sustento de cientos de miles de familias en ambos países, con la ventaja de que se trata de energía limpia.
La gran obra alcanzada por la empresa Itaipú Binacional no se trató de la realización de grandes cálculos estructurales o la colocación de grandes bloques de concreto, turbinas de generación eléctrica, cables o del uso de la tecnología, consistió en el diseño de un programa capaz de garantizar el elemento imprescindible para asegurar el futuro de esa gran empresa: el agua.
Este programa a su vez logró una obra de ingeniería social, con la inclusión de las personas y poniéndolas al cuidado y conservación de ese recurso.
Los gestores de la hidroeléctrica entendieron la importancia de gestionar que el recurso agua se protegiese y se conservase para de esta forma poder garantizar la producción eléctrica y los otros servicios que suple el proyecto. Para esos fines se creó el programa “Cultivando Agua Buena” el cual con sus múltiples proyectos de inclusión social, logró conservar cada arteria de agua que alimenta el gran rio Paraná, libre de sedimentación y contaminación.
Quienes hemos recorrido el cauce de un rio desde su nacimiento, sabemos que estos se forman de pequeñas venas de agua, que se van uniendo hasta formar un cuerpo hídrico que se le llama rio. Este proceso de la naturaleza hace que se tengan ríos de diferentes dimensiones, dicha dimensiones variarán dependiendo de la cantidad de venas que se le unan al cauce; de esta forma tenemos grandes cuencas, sub cuencas y micro cuencas que forman el sistema de escorrentías que tiene un territorio.
El programa “Cultivando Agua Buena” de la Hidroeléctrica Itaipú Binacional, ha logrado, con la participación de las comunidades cercanas a los cuerpos hídricos, conservar cada pequeño brote de agua libre de contaminación y sedimentación, con la aplicación de técnicas de conservación de suelo, creación de bosques ribereños y de un método de protección de los nacimientos de cuerpos de agua, garantizando de esta forma, que ese liquido vital para el funcionamiento de la hidroeléctrica se mantenga fluyendo y en la mejor de las condiciones.
Estos proyectos de conservación de las cuencas y micro cuencas del rio Paraná, son garantías de que la generación de la hidroeléctrica se mantenga en funcionamiento, ya que la conservación de los bosques que circundan los cuerpos de agua, evita que los sedimentos sean arrastrados hasta las escorrentías, llegando por esta vía al lago de la presa y disminuyendo la capacidad de generación de la hidroeléctrica.
El proyecto hidroeléctrico Itaipú Binacional fue diseñado para un periodo de 200 años, tomando en cuenta una media anual de sedimentación. En la actualidad solo ha alcanzado el 50 % de la proyección que se realizo al momento del inicio de sus operaciones, lo que demuestra que las acciones del proyecto “Cultivando Agua Buena” han rendido sus frutos y han demostrado que la conservación de los recursos naturales es un único y mejor camino que tenemos los seres humanos.
Es el programa que la administración del presidente Danilo Medina procura replicar en la República Dominicana. Una nación rica en materia hídrica, pero precisada de proyectos que garanticen su conservación y hagan de sus aguas el componente por excelencia para la inclusión social con impacto permanente a favor de una mejor calidad de vida de la población.