Hablan los hechos

Como vimos en la pasada entrega la ciencia de las ideas o la ideología, fue planteada por los filósofos del siglo XVII, especialmente Destutt de Tracy, el aristócrata francés que en 1801 escribió cuatro voluminosos tratados, dando como un hecho que había descubierto un nuevo saber científico.

Sin embargo, lo que ocurría en Europa en el siglo XVIII era una transformación profunda de la economía y la producción, lo que daría lugar a la conjunción de una serie de hechos que se iban a convertir en la génesis del capitalismo, y la necesidad de crear un sistema de gobierno acorde con las nuevas relaciones sociales se estaban creando.

Es por esto, que la ciencia de las ideas planteada por De Tracy, se convirtió en todo un sistema de pensamiento o ideología que trataba de explicar como verdad universal estos cambios que se aceleraban en la economía.

Lo que se inició como discusiones filosóficas dio origen a las ciencias económicas, donde se trató de explicar la realidad de los cambios que se producían a gran velocidad en los países europeos.

El liberalismo político

El término liberal significa “amigo de la libertad” pero mas que eso, el liberalismo se convirtió en el siglo XVIII en lo que sería la primera ideología político económica propiamente dicha, es decir, la suma del pensamiento que planteaba desde diversos ángulos la libertad del ser humano.

Era una visión del mundo que se alejaba de las ideas eclesiásticas, con la formulación de una explicación de mundo basada en leyes naturales, las cuáles habían sido demostradas por el genio de Isaac Newton cuando descubrió las leyes elementales de la física en el siglo XVII.

Con la evolución del conocimiento de durante todo el renacimiento y demostrar que la mano de Dios solo había estado presente en el momento de la creación, comenzaron a derrumbarse los cimientos en que se sostenía el antiguo régimen.

La sociedad no podía estar gobernada de acuerdo a un “orden divino” previamente definido desde antes del nacimiento de los individuos, si el universo poseía leyes que lo gobernaban, entonces para los pensadores liberales, todos los hombres nacían iguales y merecían la libertad, lo que se contraponía al absolutismo reinante durante muchos siglos.

El liberalismo era la negación del absolutismo, rechazaban el poder dinástico de los reyes y los privilegios que hasta ese momento había tenido la Iglesia, un verdadero poder político y económico durante la Edad Media.

El centro de toda esta gran revolución del pensamiento político fue Inglaterra, donde los nobles habían disminuido el poder de la monarquía tan lejos como en el año 1215, con la proclamación de la Carta Magna y posteriormente con la Revolución Gloriosa de 1688 que decapitó al rey Jacobo II, y dio el trono a Guillermo de Orange, trasladando la mayoría de las decisiones de gobierno al parlamento.

No fue una casualidad entonces, que Inglaterra, un país donde se habían cometido múltiples atrocidades por parte de la monarquía y en nombre de Dios y la Iglesia, diera el paso a creación de una monarquía parlamentaria, donde los ciudadanos se hacían representar por dos partidos políticos y se convirtiera en el centro de la Revolución Industrial del siglo XIX, era también el país con mayor evolución de sus instituciones políticas.

Al despuntar la era de los 1800, mientras Europa continental se desgastaba en conflictos bélicos que consumían gran cantidad de sus recursos, Inglaterra estaba preparada políticamente para aprovechar las nuevas invenciones derivadas del conocimiento acumulado, cuando los hombres de ciencia comenzaron a discutir y compartir la verdad científica.

Mientras Napoleón y sus ejércitos imperiales luchaban desde el Reino de España hasta las puertas del Imperio Ruso, los ingleses ya pensaban como construir riqueza individual, como invertir el capital obtenido y se lanzaron a la conquista de nuevos mercados.

Liberalismo económico

Junto a las ideas políticas creció el cuestionamiento al sistema económico mercantilista absolutista, donde el ser comerciante o artesano era una profesión que estaba por debajo de la nobleza.

Voltaire en Francia cuestionó el aire de grandeza de los nobles cuando escribió: “el comerciante oye hablar tan a menudo con desprecio de su profesión que es lo suficientemente tonto para enrojecer de ella. No se empero, quien es mas útil a un Estado, un señor bien empolvado que sabe perfectamente a que hora el rey se levanta, a que hora se acuesta, y que se da aire de grandeza haciendo el papel de esclavo en la antecámara de un ministro, o un negociante que enriquece a su país, desde su despacho dando órdenes a Surate y al Cairo contribuye a la felicidad del mundo”.

La única manera de sentirse útil y ser considerado un privilegiado en el absolutismo, era pertenecer a la nobleza o al clero, todos los demás trabajaban, según el criterio de la época, en profesiones y ocupaciones inferiores.

Las sociedades que cambian su estructura política, también cambian en lo económico, por esto fue Adam Smith, quien guiado por las ideas mercantilistas y fisiócratas escribió en 1776 un libro titulado “La Riqueza de las Naciónes”, donde intentaba explicar la forma en que los Estados podía hacerse mas ricos.

Sin embargo, al plantear su tesis lo que propone es una absoluta libertad económica, que se inicie con los individuos y termine con ellos mismos, con una mínima o ninguna intervención del Estado.

Para Smith, quien es señalado como el padre de la escuela clásica de las ciencias económicas, los mercantilistas, que habían sostenido por siglos la necesidad de intervención del Estado en las relaciones económicas, estaban completamente equivocados, ya que estas relaciones estaban reguladas por si mismas en lo que llamó “la mano invisible” del mercado y la ley de la oferta y la demanda.

Libertad económica y libertad política

Ubiquémonos en pleno siglo XVIII en el debate que produjo la sustitución de las monarquías absolutistas europeas y estos pensadores que planteaban un cambio de modelo absolutamente revolucionario.

El fruto de estos planteamientos fue la construcción de un nuevo orden económico y político, que se fundamenta en la libertad individual en contra de la voluntad de los reyes, y esto incluye tanto libertad política como económica.

Para los clásicos de la economía, el Estado debe jugar un papel mínimo en las relaciones económicas, las cuáles se regulan por la ley de la oferta y la demanda, donde el “dejar hacer, dejar pasar” es el papel que le corresponde.

Esta ley económica es una ley natural, al igual que la ley de la gravedad y demás leyes de la física, según Smith y sus seguidores, cuando un producto aumenta en su demanda automáticamente sube de precio y algunos de los compradores, ante este aumento, buscan alternativas mas baratas para realizar sus compras.

Cuando el precio es alto, los poseedores del capital invierten en la creación de mayor cantidad del producto, de modo que al mejorar la oferta los precios bajan y se establece un equilibrio natural.

Si existiera una intervención del Estado regulando los precios o poniendo impuestos en demasía sobre determinados productos, se rompe esa ley natural y comienzan a escasear los bienes producidos.

Es decir, lo que Smith planteaba era el desconocimiento de la misión divina que se habían atribuido los monarcas, apoyados por la Iglesia, para repartir y disfrutar de la riqueza producida por todos, lo que en si mismo constituía una declaración de guerra política al antiguo régimen.

Ideología liberal y el inicio del capitalismo

El capitalismo supone la existencia de un capital y la posesión de este en manos privadas que obtienen beneficios económicos a partir de la inversión en medios de producción de bienes y servicios.

El liberalismo basa su tesis económica en la existencia de la triada: ahorro, ganancia y capital, por lo que depende para su funcionamiento de un sistema político de absoluta libertad individual y amplias oportunidades de ascenso social.

Es por esto que las condiciones estaban dadas en la Europa de fines del siglo XVIII para que se produjera una explosión de emprendedores, inventores, inversionistas y acumuladores de capitales, con el objetivo construir riqueza individual lo que se convirtió en riqueza colectiva.

Ningún país europeo estaba mas preparado para implementar la ideología liberal que Inglaterra, había construido un sistema político de amplia participación, donde el poder de la nobleza estaba disminuido por el control del parlamento.

Por esto fue en en este país, donde se produjo la denominada Revolución Industrial en el siglo XIX, que produjo el proceso de acumulación de capitales mas importante, hasta ese momento, en la historia de la humanidad.

Pero ademas se dio inicio a los mercados globales, la creación de gigantescas empresas con intereses en ultramar, la creación de fuertes mercados financieros y este país se convirtió en el de mayor creatividad, invención y progreso de la época.

Los conceptos del liberalismo como ideología

Los esquemas por medio de los cuales los liberales explican las relaciones económicas y políticas, se fundamentan en el concepto de libertad individual y el trabajo como método de producir riqueza.

Mientras los mercantilistas planteaban la posesión de la tierra, su explotación y venta de sus productos como generadores de riqueza, los liberales dan preeminencia al deseo egoísta del hombre de trascender en la sociedad lo que lo impulsa a trabajar para conseguirlo.

La relación entre los hombres, según los liberales, esta dominada por la ambición y el egoísmo, estos se necesitan unos a otros por la imposibilidad de producir uno solo de ellos todos los bienes que necesita, por lo que, se realizan intercambios entre lo que cada uno produce mejor y de mas calidad.

Para conseguir calidad y cantidad suficiente para el naciente mercado comercial, los productores tienen que ser inventivos y creativos, de ahí surgen todos los métodos de producción que se desarrollaron en Inglaterra en el siglo XIX.

Pero además, producir mercancías en cantidades apreciables necesita un esfuerzo importante, es decir, tiene que trabajar, por esto es que el trabajo es el origen de toda riqueza según los clásicos liberales.

Mas el trabajo como concepto creador necesita de organización para garantizar la productividad, lo que a su vez va producir ganancias por la venta de los productos, es de esta ganancia de donde salen los salarios que cobran los obreros que producen los bienes y el aumento del capital invertido para la producción.

La acumulación del capital, es decir aumentar sin límites la riqueza producida, es el centro económico del capitalismo y la sociedad liberal, porque son estos capitales los que construyen el bienestar en una sociedad.

Para que funcione debe haber una total libertad política, donde el Estado se rija por una Constitución y por leyes aplicables a todos por igual.

Es decir, libertad politica con libertad económica de producción y acumulación de riqueza, todo como voluntad propia de cada ser humano.

La próxima semana analizaremos la implementación de esta ideología en la Inglaterra del siglo XIX con el desarrollo de la Revolución Industrial.

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