Cuando salgamos a la calle cualquiera de estos días estaremos jugándonos la vida en la época mas peligrosa del año, ya que en la República Dominicana se suma una triple combinación que es causa de muerte y dolor para nuestras familias: ingesta excesiva de alcohol, armas de fuego en manos irresponsables y suicidas al frente de un vehículo de motor.
Está mas que probado que el alcohol tiene efectos en nuestro cerebro, y el resto del organismo, que pueden transformar la conducta y comportamiento de un individuo tranquilo y mesurado en una persona eufórica y sin inhibiciones.
El alcohol actúa deprimiendo las funciones del cerebro, donde se aloja nuestra conducta aprendida y la represión de nuestros impulsos mas primitivos, por esto una persona bajo sus efectos tiene dificultades para procesar la realidad, problemas para hablar, para movilizarse y puede construir un mundo fantasioso e irreal.
En otras palabras, si llegamos a la intoxicación alcohólica, es decir una borrachera, en principio perderemos el freno social que hemos aprendido y dejaremos salir las conductas reprimidas que nos distinguen del comportamiento instintivo de los animales.
Es por esto, que un borracho cree que puede emular a un conductor de formula uno al volante de un Toyota del 91, parecerse a John Wayne en sus mejores tiempos con una pistola al cinto, creerse George Clooney o J Lo para conquistar a cualquiera y hasta cantar como Placido Domingo en sus mejores tiempos.
Lo que ocurrió en el cerebro no es mas que la desconexión de lo que los sicoanalistas llaman el “super yo”, que es el lugar donde, según Freud, se guardan todas las reglas morales y represivas de nuestra conducta animal, por eso las historias de borrachos están llenas de comportamientos estúpidos que nunca realizaríamos si no es bajo los efectos del alcohol.
Ademas de estos efectos en el cerebro, el alcohol provoca daños en el hígado, lugar donde se metaboliza esta sustancia, esto es lo que explica los dolores de estomago, nauseas y vómitos que afectan a los que se exceden.
También aumenta la función renal de modo tal que perdemos mas liquido de lo normal, lo que a su vez disminuirá la hidratación de las membranas que recubren el cerebro, esto es lo que causa el tremendo dolor de cabeza de la “resaca” alcoholica.
En el estomago, el alcohol en grandes cantidades causa erosión de la mucosa, lo que es motivo de ardor y dolor, esto se acentúa cuando se mezclan diferentes tipos de alcohol, ya que aumenta la agresión a las vías digestivas.
Sin hablar de que el flujo sanguíneo aumenta, el corazón se acelera y los pulmones necesitan funcionar intensamente por la cantidad de cambios que se producen en el organismo.
Como esta es la época cuando los que nunca beben lo hacen en demasía y los que lo hacen todos los días se multiplican, es necesario entender que las tonterías que se dicen y las conductas irrepetibles, se produjeron de modo inconsciente para evitar enemistades permanentes.
No queremos amargarles las navidades a nuestros lectores, pero como es el inicio de un fin de semana donde correrán ríos de alcohol en nuestras casas, centros nocturnos, colmadones y hasta en las calles, les describimos que ocurre con la ingesta exagerada para hacer un llamado a la moderación y control, única forma de evitar las trágicas consecuencias derivadas del abuso de tomar los derivados del alcohol etílico en nuestro organismo.