La República Oriental del Uruguay, alguna vez fue llamada la Suiza de América por la fortaleza de sus instituciones y los avances en la protección de los derechos humanos de su democracia.
Desde 1837 en este país se había implantado un bipartidismo casi perfecto, con el Partido Nacional (blanco) y el Partido Colorado turnándose en el ejercicio del poder, sin embargo Uruguay fue víctima de los enfrentamientos que se dieron en todo el cono sur entre los sectores más conservadores y tradicionales y las fuerzas de la izquierda.
El escenario de golpes de estado y dictaduras militares represivas también se dio en este país, como parte de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional, que fue parte del entrenamiento impartido a los militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas de Carolina del Norte y posteriormente de Panamá.
En medio de grandes confrontaciones, violencia de ambos lados y represión del gobierno, nació una coalición de partidos denominada Frente Amplio en 1971 constituida por la alianza del Partido Socialista, Partido Comunista y el Partido Demócrata Cristiano principalmente, así como fuerzas con posiciones de izquierda de los partidos tradicionales (blanco y colorado) y algunos políticos independientes.
El Frente Amplio surge en Uruguay antes del golpe de estado y la dictadura militar que se produciría en 1973, es decir, esta coalición es la más antigua de la izquierda latinoamericana y sus conceptos serían aplicados posteriormente por otros grupos progresistas en toda América Latina.
Lo que unió a estos grupos en plena guerra fría, a pesar de lo disímil que parece ser su composición, fue la necesidad de enfrentar a la llamada dictadura con ¨mascara democrática» del Presidente Jorge Pacheco Areco e intentar derrotarlo por la vía electoral, aunque existían grupos de la izquierda que renegaban del acceso al poder a través de las eleciones.
En su declaración de principios el Frente Amplio se declara ¨una coalición-movimiento de concepción nacional, progresista, democracia, popular, antioligárquica y anti-imperialista, cuyos integrantes se comprometen al mantenimiento y defensa de la unidad, al respeto reciproco de la pluralidad ideológica y al acatamiento de las resoluciones adoptadas por sus organismos¨.
Es que la situación del Uruguay era para esa época diferente a la de la mayoría de los países se América Latina, en este país se habían dado las condiciones de inicio de sustitución de los grupos oligárquicos rurales por una burguesía nacional industrial y cosmopolita que daba sentido al desarrollo del capitalismo y por lo tanto a la estabilidad del sistema democrático.
Sin embargo la vorágine de confrontación violenta que se dio en todo su derredor también afectó la democracia uruguaya, cuando se instauró un régimen militar en 1973, en medio de los reclamos de un fraude electoral en las elecciones realizadas en 1971.
El Frente Amplio se creó como una respuesta de la izquierda progresista del Uruguay al dominio del Partido Nacional y el Partido Colorado durante más de un siglo, es decir, siempre esta agrupación de partidos tuvo como meta la participación en los procesos electorales.
Esto hay que destacarlo, porque cuando se fundó este movimiento existían grupos de la izquierda radical que planteaban el enfrentamiento armado con las fuerzas armadas y la toma del poder por métodos violentos.
Es más, en Uruguay ya existía el Movimiento Tupamaros, un grupo de guerrilleros urbanos que puso en jaque durante varios años a las fuerzas del orden de ese país, realizando múltiples secuestros, asaltos revolucionarios, enfrentamientos violentos, espectaculares fugas de las cárceles y que según algunos llegó a contar entre sus filas con más de 10,000 guerrilleros en su momento de auge.
Pero el Frente Amplio siempre planteó la salida electoral, por lo que el mismo año de su fundación, 1971, participa en las elecciones obteniendo el 18.5% de los votos nacionales a favor de su candidato a la Presidencia el General Liber Seregni.
Sin embargo, el origen de esta coalición de partidos, tan disímiles, que parece increíble pudieran llegar a acuerdos en el clima internacional donde se produjeron las negociaciones para proponer un programa mínimo de gobierno, se centra en la explosión violenta en Uruguay a finales de la década de los 60.
Entre 1962 y 1968 surge el Movimiento Tupamaros, más sin embargo es en este último año cuando desarrollan una serie de golpes espectaculares que los convierten el el foco de atención continental.
Una ola de violencia azota el país, con muertes en las calles, torturas y desapariciones en las cárceles, es decir, a las acciones de guerrilla urbana el gobierno responde con medidas represivas que está más allá del respeto a los derechos humanos.
En esta situación el Partido Demócrata Cristiano propone la creación de un frente para conjurar la crisis, en boca de su presidente el diputado Juan Carlos Terra.
Las discusiones no se hacen esperar, ya que existía un mal de fondo entre diversos grupos de los partidos tradicionales, que eran el primer objetivo de la Democracia Cristiana, sin embargo, quienes responden al llamado son los partidos de izquierda, especialmente el Partido Comunista y el Partido Socialista, quienes plantean un acuerdo electoral para las elecciones d 1971.
Al principio los democristianos se resistieron al acercamiento con los comunistas, pero al plantearse un frente lo más amplio posible, de ahí su nombre, se llega a presentar un programa electoral mínimo y un candidato común que lo fue el General Liber Seregni.
El modelo del Frente Amplio es único en el mundo, una alianza de partidos políticos contrarios ideológicamente, donde se constituyeron organismos de base que a su vez tenían el 50% de los votos del máximo organismo de discusión y decisión que era el Congreso del Frente.
Es mas, desde sus inicios se hizo la salvedad de que su existencia estaba enmarcada en el interior del país, ya que no podía tener una política internacional unificada pues los partidos de la alianza tenían serias diferencias en el plano internacional, recuérdese que era la época de la guerra fría, existencia de diversas corrientes en las izquierdas y la hegemonía de la URSS y los Estados Unidos.
En 1973 los militares asumen el poder y el líder y ex candidato a la presidencia Liber Seregni es encarcelado por varios años, hasta que en 1980 el Frente Amplio, en asociación con otras fuerzas políticas derrota el plebiscito que planteaba la continuación del gobierno militar en el poder y se produce en 1985 el retorno de los civiles al poder.
Fueron años muy difíciles porque existía un clima de fuerte represión militar y encarcelamiento de muchos de los miembros de los partidos aliados en el Frente Amplio, incluso quien fue su candidato a la presidencia Liber Seregni.
Sin embargo, estos años produjeron el acercamiento a los extremistas que habían planteado la lucha armada como salida a la crisis del país, ya que los militares tomaron como rehenes a algunos de los principales dirigentes de los tupamaros, encarcelándolos en condiciones infrahumanas bajo la amenaza de ser fusilados, en caso de que el movimiento realizara algún tipo de acción militar en el país.
Esto, junto a la evolución de la geopolítica continental hizo que la lucha armada fuera descartada y a la salida de la dictadura militar la mayoría de los dirigentes vivos del Movimiento Tupamaros se integrara también al Frente Amplio, que entonces se convirtió en la tercera fuerza electoral con el reto de derrotar a la tradicionalidad de los partidos uruguayos representados por el Partido Nacional y el Partido Colorado.
La realidad económica de Uruguay era de una espantosa desigualdad en un país con todas las condiciones para alcanzar un desarrollo sostenido.
Este país dependía, desde el punto de vista económico, de la exportación de carnes hacia los países desarrollados, producto de enormes fincas ganaderas que se encontraban en manos de un pequeño grupo de terratenientes latifundistas.
A la salida de la dictadura toda la riqueza del país se hallaba concentrada en un grupo pequeño de familias, las que habían hecho migrar a los campesinos hacia las grandes ciudades en busca de mejor vida.
El problema principal del Uruguay, como en la mayoría de los países de la región, era la enorme brecha entre los pocos que detentaban las riquezas del país y cerca de la mitad de la población que vivía por debajo de la línea de pobreza.
En las elecciones de 1989, que marcaron la vuelta a la democracia, el Frente Amplio obtuvo el tercer lugar con mas del 20% de los votos, convirtiéndose en la fuerza electoral que retaría el bipartidismo tradicional del país.
Fue en esas elecciones cuando la izquierda ganó el derecho a gobernar Montevideo, la capital y principal ciudad uruguaya, la que no ha perdido hasta nuestros días.
Lo ocurrido en Uruguay para abrir el camino a la izquierda al poder, es exactamente lo mismo que ocurrió en otros países de América latina, una serie de cambios en el sistema electoral, que abandonó la elección por mayoría simple e impuso el balotaje como garantía de gobiernos de mayoría absoluta y por lo tanto de presidentes con amplio apoyo popular.
En 1996 se reforma la constitución y se instaura la necesidad de llegar al 50% mas un voto para ser electo en la Presidencia de la República y en las primeras elecciones bajo esta metodología se concentraron las fuerzas tradicionales en un bloque de segunda vuelta, frente a la izquierda, que resultó el partido mas votado individualmente.
Es así como por primera vez en la historia del Uruguay, se unen el Partido Nacional y el Partido Colorado, para en una segunda vuelta elegir a Jorge Batlle como Presidente en el año 1999.
Quedan conformados entonces dos grupos multipartidarios que, desde ese momento, dominarán la política uruguaya; al igual que en Chile, un ¨bipartidismo multipartidario¨ conformado por las fuerzas de centro derecha tradicionales del país frente a la coalición de izquierda que por primera vez se convierte en una opción real de poder.
En medio de la crisis económica del 2002, que arrastró a casi todos los países del cono sur, el gobierno de Batlle pronto se convirtió en el símbolo de la política tradicional y el culpable de las necesidades económicas en que se desenvolvía una gran parte de la población.
En estos años la cifra de pobres en un país extenso y poco poblado, se ubicó por encima del 50% y el desempleo subió al 20%, creando un clima de malestar social que se reflejaría en el resultado electoral del año 2004.
En esas elecciones, el candidato del Frente Amplio Tabaré Vasquez, obtuvo el 51% de los votos validos emitidos, haciendo historia al ganar por primera vez unas elecciones en la primera vuelta electoral y llegando al poder en brazos de la coalición de partidos de izquierda que ahora incluía a comunistas, socialistas, social demócratas y a los ex guerrilleros del movimiento tupamaros entre otras muchas agrupaciones de este signo ideológico.
Si de algo se pueden calificar los gobiernos de la coalición de izquierda en Uruguay, es de exitosos desde el punto de vista económico y social, de haber rescatado al país de la crisis en que estaba hundido al final de la presidencia de Batlle y el rescate del aparato productivo junto con la implementación de políticas de redistribución de la riqueza.
Soportado por los años del aumento de los precios de los commodities, Uruguay desde el año 2005 ha mantenido una tasa de crecimiento económico por encima del 5%, junto a un clima de estabilidad política que ha permitido la ingreso de capitales extranjeros que han fortalecido su economía.
En su primer periodo de gobierno el FA implementó una responsable política económica, lo que se tradujo en una mejoría sustancial de los índices económicos, lo que a se vez se tradujo en una mejoría de la calidad de vida de los uruguayos en sentido general.
El índice de desempleo disminuyó del 20% al 7.5% en solo 5 años, se aumentó un 25% el presupuesto para el gasto social, el salario se recuperó un 25% en promedio, se realizó una reforma tributaria hacia la baja disminuyendo el IVA y eliminando 15 impuestos.
Se aumentó el sueldo a los policías, se dio libertad total para la creación de sindicatos en las empresas, se impuso por ley el trabajo de 8 horas para los trabajadores rurales, así como nuevas asignaciones para los estudiantes de familias pobres.
Para entender la revolución económica pacífica que han desarrollado los gobiernos del FA, solo hay que conocer las cifras de evolución de la pobreza en este país en los últimos 10 años.
En el año 2004, los hogares pobres del Uruguay ascendían a mas del 58% y las cifras de indigentes se calculaban en el 12.5% del universo del país, al día de hoy, los indices de pobreza se ubican en el 21.7% y la indigencia ha disminuido al 1.7%.
En cada aspecto donde tiene que intervenir el gobierno como educación, salud, seguridad pública y obras de infraestructura, entre otras, los dos gobiernos del FA, encabezados por Tabaré Vasquez y Pepe Mujica, han mantenido a raya a los radicales y se han concentrado en proveer un clima de negocios adecuado para sostener el crecimiento económico del país.
Solo habría que ver la evolución del PIB uruguayo para entender estos hechos: 2006 el PIB creció un 6.6%, 2007 creció 7%, 2008 creció 7.7% hasta llegar a un crecimiento del 5% el pasado año 2014, a pesar de la disminución de los precios de las materias primas en el mercado interanacional.
Desde el punto de vista de la política electoral, Uruguay y el Frente Amplio son ejemplos de una coalición de éxitos electorales, ya que está iniciando su tercer periodo de gobierno consecutivo, el cual encabeza nueva vez Tabaré Vasquez, quien vuelve al poder sustituyendo a Pepe Mujica, pues en ese país está prohibida la reelección consecutiva.
Claro, este éxito esta sostenido por sus excelentes resultados en las políticas económica y social que han beneficiado a la mayoría de la población en base a medidas de redistribución de la riqueza producida entre todos sus ciudadanos.
Es así como un informe publicado por el Banco Mundial a fines del pasado año, califica al país dentro del grupo de ingresos altos, su ingreso per-cápita es de mas de 13,000 dólares por año, destacándose como uno de los pocos países latinoamericanos que pueden demostrar una redistribución pareja de la riqueza.
El desempleo se ubica en el 6.3% de la población económicamente activa, se redujo la pobreza del 39.9% en el 2004 al 11.5% en el 2013 y la tasa de indigencia disminuye al 0.5%, es decir en vías de estinguirse.
Uruguay ha diversificado su economía creando industrias en temas tan avanzados como la industria de software y , a pesar de ser el sexto exportador mundial de carne, no depende exclusivamente de este producto para mantener a flote su economía.
En términos generales, al igual que como analizamos el caso chileno, Uruguay ha sido un ejemplo de como una coalición de partidos progresistas puede garantizar la estabilidad política y el progreso económico en un país que pudo resurgir del periodo de la confrontación y la lucha armada de los bandos más ridiculizados de su clase política y económica.