Para nadie es extraño que las aulas de las universidades, los institutos y demás centros educativos están mayoritariamente ocupadas por mujeres. Esta realidad que viene afirmándose por décadas, ha comenzado a impactar las estadísticas laborales. En un reciente estudio, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) encontró que República Dominicana es el país con mayor porcentaje de mujeres en puestos directivos superiores y medios.
Ante la necesidad de enfrentarse al desafiante mundo laboral, las mujeres entendieron la necesidad de formarse y poder demostrar formalmente sus competencias. Es así como la matrícula estudiantil femenina en universidades dominicanas alcanza el 62.3% frente a un 37.7% de los hombres, según el Informe General sobre Estadísticas de la Educación Superior 2010-2011, del Ministerio de Educación Superior, Ciencia Y Tecnología, (MESCyT).
Estamos hablando de unos 445,909 matriculados en 33 universidades y 14 institutos de educación superior.de que para 2012, por ejemplo, los egresados sumaron 41,114 profesionales, en su mayoría mujeres.
La Oficina Nacional de Estadística (ONE), por su parte, detectó que para el 2013, por cada 100 hombres matriculados de 18 años y más, había 170 mujeres matriculadas.
Esta “invasión” de las mujeres en las universidades es un fenómeno que comenzó a darse décadas atrás. Un estudio del Centro de Investigación de la Acción Femenina (CIPAF), publicado en 2002, destacaba que la participación femenina en la educación superior venía registrando una tendencia ascendente llegando al punto de equilibrio alrededor del año 1990.
Aunque el proceso de transformación comienza a producirse en la década del 60, el estudio de CIPAF computa que en el 1977 solo el 40.4% de la matrícula universitaria de las instituciones privadas reportadas era femenina, la tendencia durante los siguientes 20 años fue de aumentar aproximadamente 5 puntos porcentuales cada cinco años.
Lo que ha variado muy poco es la preferencia de las mujeres a la hora de escoger la profesión. En el estudio de CIPAF se determinó que estaban mayormente feminizadas las carreras de humanidades, ciencias sociales y menos feminizadas las ingenierías, la veterinaria y la agronomía.
Ese estudio evidenció además una fuerte variación en la participación de las mujeres en carreras relacionadas a ciencias de la salud, aumentando de 40% a 72%. Lo cierto es que las mujeres siguen eligiendo oficios y profesiones relacionadas al rol tradicional de cuidadoras.
Lo confirma datos de MESCyT de 2012, según los cuales en los institutos técnicos de estudios superiores, donde se imparten carreras tradicionalmente de varones, las mujeres estuvieron representadas en 43.58%, siendo mayor la matrícula masculina.
Ese mismo estudio refleja que para ese año la carrera con mayor matricula femenina fue Bio-análisis, con el 93.84%. Seguida por Educación Inicial con el 93.55% de mujeres. En tercer lugar, Educación Básica con el 83.03%. Comunicación Social contó con 81.06% de matrícula femenina, y Psicología tenía 79.56% de chicas.
Mientras que los mayores porcentajes de matrícula de sexo masculino se registraron en Ingeniería Civil, 71.32%; Licenciatura en Informática con una, 70.20%, e Ingeniería Industrial, 62.72%.
Es importante destacar que las mujeres además de ser mayoría en las estadísticas de egresados, también son mayoría entre matriculados en niveles de post-grado. Según el Informe de MESCyT, en las instancias de estudios superiores la matricula femenina en el 2011 fue de 65.26%.
Lourdes Contreras, directora del Centro de Genero de Intec, explica que el aumento de mujeres diversas carreras de nivel superior se debe a la necesidad de evidenciar sus capacidades a los fines de tener mejor acceso al mercado laboral. A diferencia de los varones con quienes las empresas no suelen ser tan rigurosas, y quienes por cierto disfrutan de mejores por el mismo trabajo.
Según explica Lourdes Contreras entre más alto es el nivel de formación académico entre un hombre y una mujer mayor es la brecha salarial llegando hasta 25% y 30% de diferencia.
A pesar de la gran cantidad de mujeres preparadas, a estas se les dificulta la inserción laboral y aun encabezan las estadísticas de desempleo.
De acuerdo a los “Indicadores de Mercado de Trabajo por Género (abril 2000 a octubre, 2014), del Banco Central de la República Dominicana, las mujeres presentan la mayor tasa de desempleo del total de la población económicamente activa a nivel nacional (23.1% al 2014), lo que las coloca muy por encima de la tasa de desempleo masculina (8.7%).
El Observatorio de Igualdad de Género de América, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), evidencia que en República Dominicana el 57.1% de las mujeres están fuera de la fuerza de trabajo a causa de las responsabilidades relacionadas con las tareas domésticas y el cuidado familiar, frente a un 1.2% en el caso de los hombres.
Según estos datos de CEPAL, que recoge un informe realizado por el Centro de Estudio de Género de INTEC, en el 2012, la población femenina sin ingresos propios era del 30.9%, frente a un 14.3% en el caso de los hombres. Muchas de estas mujeres trabajan sin remuneración, sobre todo en tareas domésticas y de cuidado, en un estimado de horas que en algunos casos llega a ser hasta cuatro veces superior al de los hombres, ante la escasez de servicios públicos de calidad y la casi nula participación de los hombres en las tareas domésticas no remuneradas y de cuidados.
No obstante existen algunos datos alentadores de cierta movilización de esa realidad. De acuerdo a datos del Banco Central, la tasa de participación de la mujer en la economía aumentó de 37.9 % a 39.4%, entre 2013 y 2014. Para el mismo periodo la tasa de ocupación femenina se movió de 34.0% a 35.6%. En tanto que la tasa de desocupación femenina disminuyó de 10.4% a 9.6%.
Según el informe mundial de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) “La mujer en la gestión empresarial Cobrando impulso”, ha aumentado el porcentaje de mujeres en cargos directivos en todo el mundo. De acuerdo a ese estudio República Dominicana está entre los país con un aumento del 7% o más en la proporción de mujeres en cargos directivos en el período comprendido entre 2000 y 2012. Además de que las mujeres dominicanas (de una selección de 49 países) tienen el más alto porcentaje de ocupación en puestos directivos superiores y medios en el año 2012, un 55.8%.
En esa publicación la OIT destaca que la participación de la mujer en el mercado de trabajo constituye un importante aporte al crecimiento mundial y la competitividad. Incluso muchos estudios han llegado a la conclusión de que el equilibrio de género en los equipos de gestión y juntas de administración es positivo desde el punto de vista financiero.
“El obstáculo cultural que impide a la mujer llegar a los altos cargos en las empresas comienza a ceder terreno, pero todavía persiste. Si bien son mucho más numerosas las mujeres que ahora ocupan cargos directivos o son dueñas de empresas, aún hay escasez de mujeres en la cúspide de la pirámide empresarial. Cuanto mayores son las dimensiones de una empresa o una organización, más difícil será para una mujer ocupar el cargo de ejecutiva máxima– menos del 5% de los directivos de las principales empresas del mundo son mujeres”.
El estudio de la OIT señala que con la evolución de los mercados de trabajo, el alto nivel educativo y de competencias de las mujeres y su papel cada vez más importante en la economía y la vida política nacional, la mujer posee actualmente un acervo de talento y recursos que pueden aprovechar las empresas grandes y pequeñas.
“Incumbe a las organizaciones de empleadores el papel fundamental de fomentar entre sus miembros la conciencia de este potencial y asesorarlos sobre la forma de adaptar las políticas y las prácticas a nivel de la empresa para optimizar el talento femenino y permitir que las mujeres participen en la adopción de decisiones, mejorando de esa forma los resultados de las empresas”.
Bajo la consigna “La igualdad es un buen negocio”, la OIT formula los siete principios para el empoderamiento de las mujeres.
“Promover la igualdad de género desde la dirección al más alto nivel; tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo: respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación; velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y trabajadoras; promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres; llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y marketing a favor del empoderamiento de las mujeres; promover la igualdad mediante iniciativas comunitarias y cabildeo, y evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género”.