Opinión

“Un libro abre caminos. Un libro abre fronteras. Leer es dialogar, entonces, abre un libro.” Ese fue el slogan de la Primera Feria Internacional del Libro, organizada por el Ministerio de Cultura en 1998, durante el primer gobierno del ex presidente Leonel Fernández. A partir de entonces, se estableció la organización anual de este evento cultural, que se ha convertido en una tradición, donde miles de jóvenes y adultos se dan cita cada año, acercándose a la herramienta de desarrollo y conocimiento más valiosa de la humanidad: el libro.

De ahí la importancia de destacar y recordar que mañana, jueves 23 de abril, se celebra el día mundial del libro y del derecho de autor, en el año 1995, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), mediante resolución que reconoce que el libro ha sido “históricamente, el elemento más poderoso de difusión del conocimiento y el medio más eficaz para su conservación”.

¿Porque la UNESCO escogió esta fecha?

Porque en abril de 1616, fallecieron tres grandes autores de las letras y el conocimiento: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega.

Para la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor ofrece la oportunidad de reconocer el poder de los libros para mejorar nuestras vidas, cultivar nuestra cultura, alimentar el espíritu y fortalecer nuestro carácter, por lo que la promoción de los libros y los que los producen es un elemento primordial en la agenda de la UNESCO, alentándonos a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los escritores al progreso social y cultural de los pueblos.

Como parte de las celebraciones de este día, la UNESCO ha implementado, desde el año 2000, la iniciativa “Capital Mundial del Libro”.

Cada año se distingue una ciudad con este título, elegida en reconocimiento a la calidad de sus programas para promover la difusión del libro, fomentar la lectura y la industria editorial.

Desde el año 2001, ciudades de todos los continentes han tenido el honor de ser reconocidas como capitales mundiales del libro durante un año: Madrid (España), Alejandría (Egipto), Nueva Delhi (India), Amberes (Bélgica), Montreal (Canadá), Turín (Italia), Bogotá (Colombia), Ámsterdam (Países Bajos), Beirut (Líbano), Liubliana (Eslovenia), Buenos Aires (Argentina), (Ereván) Armenia, Bangkok (Tailandia) Port Harcourt (Nigeria).

En el 2015, la capital mundial del libro es la ciudad de Incheon, Corea del Sur, y la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, expresa que esta designación es hecha en reconocimiento del programa de esta nación “encaminado a promover la lectura entre los jóvenes y los sectores desfavorecidos de la población”.

En Republica Dominicana, el 23 de abril de 1950, fue sugerido como Día del libro por el librero y pastor evangélico, Julio Postigo, y en el año 1951, se realiza la primera Feria Nacional del Libro.

La Feria Nacional del Libro fue realizada de manera intermitente hasta que en 1970, como parte de una intensa campaña para reorganizar las ferias del libro bajo un estatuto formal, se elabora el reglamento que regiría el evento y en 1973 se crea la Comisión Organizadora Permanente de la Feria del Libro a nivel nacional, mediante el decreto No. 4331, de fecha 11 de marzo de 1973, con lo que quedó institucionalizada esta celebración después de más de dos décadas de esfuerzos en este sentido.

En 1998 la Feria Nacional del libro sufrió una sustancial modificación en la concepción de su organización, pasando a ser Feria Internacional del Libro, y desde entonces, cada año se escoge una nación como país invitado de honor y se dedica a una importante figura de las letras.

Desde esa fecha se ha contado con la participación de países invitados: España, México, Francia, Chile, Ciudad del Vaticano, Ecuador, Italia entre otros; y se le ha dedicado a importantes figuras de la literatura nacional e internacional: Pedro Mir, Juan Bosch, Eugenio María de Hostos, Pedro Henríquez Ureña, Freddy Gatón Arce, entre otros.

Para este año, la celebración de la Feria Internacional del Libro cuenta con Perú como país invitado de honor y se realiza en homenaje al poeta, narrador, dramaturgo, pianista, ensayista y maestro dominicano, Manuel Rueda (1921-1999).

Además de esta celebración internacional dedicada al libro y a los autores, nuestro país cuenta con la Ley No. 502-08 del Libro y Bibliotecas, del 29 de diciembre del 2008, la cual tiene por objeto establecer normas y principios que fomenten las bases de una política integral y sostenible para la democratización de la lectura y el acceso al libro, e instituye un régimen de incentivos a la industria editorial, a la oferta de libros y a la creación literaria.

Igualmente, el fomento de la cultura de la lectura es parte de la línea de acción 2.6.1.6 planteada por la Ley 1-12 sobre Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 (END), en la que se busca promover la participación en actividades culturales orientadas al desarrollo del conocimiento crítico y el pensamiento propio.

La END también enfoca en la línea de acción 2.6.2.6 en el diseño de mecanismos que impulsen una eficiente distribución de los libros de autores nacionales, otorgando especial relevancia a la producción literaria local.

Expresar con palabras la justa dimensión de la importancia del libro en los distintos ámbitos de la vida del hombre, resulta una tarea un tanto difícil y, particularmente, considero que el ex Director general de la UNESCO, Koïchiro Matsuura, en su mensaje con motivo del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor del año 2004, captó la esencia de lo que representan los libros para la humanidad: “Ventana abierta a la diversidad de las culturas y puente tendido entre las civilizaciones, vector de valores, de saberes, del sentido estético y de la imaginación, el libro es ante todo obra de la inteligencia, la creatividad y la cultura humanas: por ello enriquece el patrimonio inmaterial de la humanidad”.

Los libros recogen la inteligencia colectiva de la humanidad, base fundamental para el desarrollo.