El suicidio se ha convertido en un serio problema de salud pública mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la segunda causa de muerte en el mundo en los jóvenes entre 15 y 29 años, un dato verdaderamente estremecedor.
En Estados Unidos se han dado a conocer recientemente los resultados de un informe elaborado por Angus Deaton, Premio Nobel de Economía 2015 y Anne Case, que revelan la existencia de una “epidemia silenciosa”; un fenómeno manifiesto en la población blanca norteamericana, donde ha aumentado el índice de muertes, pero no por causas de problemas cardíacos o diabetes, sino por abuso del alcohol, consumo de drogas y suicidios. Según los autores de la investigación, antes de que las autoridades sanitarias de ese país reaccionaran, ya se ha producido medio millón de muertes por estos motivos. Afirman que “este grupo poblacional es el primero que llegará a la mediana edad peor que sus padres”, y alertan de que si no se remedia, podría convertirse en una “generación perdida”.
El suicidio no es una noticia nueva. Durante el decurso de la historia humana, los seres humanos siempre se han quitado la vida por diversas razones. Incluso algunosdramaturgos y novelistas dignificaron el suicidio, asumiéndolo como un acto de valentía, y en otros casos, una decisión de profundo amor y desprendimiento hacia el ser amado. Shakespeare hace la apoteosis del suicidio en su drama Romeo y Julieta.
Los primeros datos que registra la historia de un suicidio o sobre el primer suicida, se refieren a Periandro, tirano de Corinto (Grecia) en el siglo VI a. C. Como puede verse, el suicidio es de vieja data y el número de figuras estelares de la historia antigua que se suicidaron, entre ellos, Sócrates, Séneca, Demóstenes, Cleopatra, etc., sería prolijo enumerarlas. La historia moderna está llena de famosos personajes de la política, literatos, músicos, artistas y financistas, que han acabado con sus vida suicidándose.
Hoy, cuando la población de la tierra alcanza los 7,350 millones de seres humanos, es natural que todos los problemas se multipliquen como resultado de este fenómeno poblacional planetario. Hay más pobreza y desempleo, pero también hay más violencia y más suicidios. Según la OMS, anualmente en el mundo se suicidan alrededor de un millón de personas, una cifra de seguro mal contada, porque no hay un registro confiabledel suicidio global.
El suicidio es considerado por los siquiatras y sicólogos como un enigma, porque a pesar de todos los avances de la ciencia médica, el suicidio tienen tantas expresiones, según cada cultura a través del tiempo, que no ha sido posible penetrar hasta las laberínticas honduras del alma humana para poder entenderlo concluyentemente. Los estudiosos de este comportamiento humano no se explican como si el deseo de vivir y luchar por conservar y proteger la vida, es una de las mayores preocupaciones del hombre, éste sea capaz de auto-asesinarse, contradiciendo el principio de la preservación de la existencia humana.
De acuerdo a las informaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), en República Dominicana, a principios de la década pasada hubo algunos años en que la tasa de suicidios llegó a reducirse (4.2 en 2001 y 3.7 en 2004), pero lleva casi una década situándose entre los 5 y 7.6 casos por cada cien mil personas mayores de cinco años de edad. Esto significa que los casos han aumentado un 55%, al pasar de 359 en el año 2000 a 557 en 2014, lo que es proporcional al aumento que ha tenido nuestra población, que ya ha alcanzado los 10 millones de habitantes.
El suicidio como arma de propaganda política
Como el país ha entrado de lleno en la actividad política electoral con miras a las elecciones generales de mayo 2016 y tradicionalmente la oposición utiliza como método de lucha las denuncias y toda suerte de acusaciones, aunque fueren las más absurdas y pueriles, lo último que se les ha ocurrido es utilizar los casos de suicidios para nutrir su absurda lista de acusaciones contra el gobierno, al que responsabilizan de todos los males que tiene la República y al parecer, según estos, hasta de los problemas personales de los ciudadanos.
Recientemente, informaciones interesadas, puestas a correr en las redes sociales y la prensa, han tratado de crear la percepción de que los últimos casos de suicidios, han tenido como denominador común la desesperación de la gente por su mala situación económica. Además de que se trata de una vulgar mentira, llegar al colmo de utilizar estos casos tan trágicos, que desgarran afamiliares y al entorno de amigos mas cercano, para politiquear, es de personas sin el mas mínimo escrúpulo.
Las autoridades judiciales que actúan ante cada suicidio, avanzan, en la mayoría de los casos, las razones que motivaron estos trágicos finales, resultando ser en su mayoría estados depresivos por problemas personales, situaciones pasionales, y en muchos casos, por no encontrarse preparados para asumir el veredicto médico, cuando es muy parecido a una sentencia de muerte.
Pero, como la verdad anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua, esa campaña acaba de recibir un contundente mentís, al producirse el suicidio de un miembro de la casa donde se orquestó esa anómala forma de hacer política. El precandidato a diputado del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Fernando Bermúdez, se quitó la vida y dejó una carta en la que explica la razón por la que se suicidó, señalando incluso su última voluntad para el destino de su cadáver y bienes.
El suicida, un hombre joven y de clase media alta, lamentaba en la nota de marras, que en el país no existiera la eutanasia, razón por la cual decidió darse un tiro. De acuerdo a las primeras informaciones, la causa de este trágico final no la motivó su situación financiera, sino problemas de salud, situación a la que sus familiares han preferido no referirse, para salvaguardar laprivacidad de su deudo, lo que es perfectamente entendible y respetable.
Bermúdez, un suicida militante de la fraternidad política desde donde se tejen estas locas campañas, se convirtió en un fenomenal testigo de cargo contra sus compañerosdel PRM, poniéndolos al desnudo en la picota pública,por mentirosos y desaprensivos.
