Economía

El montaje por primera vez en América Latina de la Conferencia Mundial del Cacao, en su tercera edición, es un reconocimiento a la República Dominicana por haber introducido al mercado mundial el “cacao orgánico” y exportar el 60% de todo el grano de esa calificación que se comercializa en el globo.

Es también un reconocimiento al hecho de que el cacao que se produce en República Dominicana (orgánico o no) entra en nueve de los diez grupos genéticos en los que se clasifica el cacao, ofreciendo una variedad de sabores que lo colocan entre los tres primeros lugares del mercado mundial en términos de calidad.

Los más de 1,800 productores, procesadores y comercializadores de cacao y chocolate que se reúnen desde ayer en Bávaro, provenientes de todos los continentes, tendrán también la oportunidad de conocer la estructura de producción más democrática de ese cultivo, pues en vez de extensas plantaciones como se estila en Africa, América del Sur y Asia, aquí están en manos de decenas de miles de medianos y pequeños productores.

No por casualidad, las grandes chocolateras del mundo consideran indispensable cualquiera de los dos tipos del cacao dominicano “Sánchez” o “Hispaniola” en sus mezclas de chocolate, por la calidad de su manteca e inconfundible aroma.

Estos datos fueron proporcionados por Basilio Almonte, director técnico de la Confederación Nacional de Cacaocultores Dominicanos (CONACADO), quien afirma que el fruto cultivado en tierra dominicana “da una mezcla natural exquisita al paladar del degustador de cacao y que se expresa en los chocolates más finos elaborados con cacao dominicano”.

Gracias también a la dedicación con que es cultivado y procesado por dominicanos en distintas zonas del país. Mas cuando se trata del cacao orgánico (cultivado libre de fertilizantes y agregados químicos), nos llevamos todos los méritos: el país fue el primero en ofrecer el fruto con la certificación de orgánico y se mantiene como el principal exportador a escala mundial, explicó.

La República Dominicana posee el 60% del mercado mundial de cacao orgánico, 401,553 tareas sembradas, que representan el 16.5% de 2,436,185 tareas cultivadas del fruto en el país.

Tenemos dos tipos de cacao, el Hispaniola (Fermentado) y Sánchez (Sin fermentar).

El tipo Sánchez se produce en condiciones naturales, desde que se recoge del suelo hasta su secado, y constituye el 70% de la exportación anual de cacao dominicano. Debido a su naturaleza, su alto contenido en manteca y su bajo precio, es preferido por el mercado norteamericano.

El cacao Hispaniola, después de su corte, es sometido a un proceso de fermentación. Es favorecido por su alta demanda en el mercado Europeo. Para las exportaciones, el cacao orgánico cuenta con certificaciones de diversas organizaciones encargadas de verificar y otorgar el sello que garantiza la condición de orgánico y el nivel de calidad.

Producto que reclama su espacio

Desde que los colonizadores introdujeron el cultivo del grano, en el siglo 16, proveniente de México, de donde es originario, el cacao se extendió por toda la isla, donde encontró condiciones de suelo, clima y radiación excepcionales.

Después de la segunda guerra mundial, la República Dominicana llegó a ocupar el tercer lugar como mayor exportador de cacao del mundo, hasta que el grano comenzó a cosecharse en grandes extensiones africanas y en zonas tropicales de América del Sur, y esos grandes productores desplazaron al país de esa posición, aunque conserva su participación entre los principales.

Sometido a la tendencia de alzas y bajas que caracterizan a los commodities, el cultivo dejó de ser atractivo para numerosos cosecheros dominicanos, que comenzaron a desmontarlo. Fue a inicios de la década de los noventa cuando se descubrió el gran filón.

Desventaja vino a ser fortaleza

A diferencia de los grandes cultivadores africanos, asiáticos y americanos que utilizaban grandes extensiones y demandaron prácticas sofisticadas de cultivo como uso de fertilizantes y pesticidas, para incrementar productividad, los cosecheros dominicanos medianos y pequeños mantuvieron las mismas prácticas naturales que se transmitieron desde los tiempos de la colonización, entre otras razones, por falta de extensión y de recursos financieros para hacerlo.

En la década de los 90, cuando comenzó en Europa y Estados Unidos la era del consumo de productos orgánicos, se introdujo la práctica en el país que comenzó con el cultivo del maní y se fue entendiendo a otros cultivos como el cacao, café y banano.

La República Dominicana entró en el listado de países exportadores de cacao fino o de aroma a partir del 18 de enero de 2008. En este país una institución privada dedicada a la producción comercial de plantas y semillas de cacao de alta calidad genética, llamada Centro de Producción Genética de Plantas y Semillas (CEPROGPLANSE), está desarrollando un proyecto de rescate de material genético Criollo, aún existente en las plantaciones tradicionales del país, mediante la selección individual de árboles in situ.

Al cacao y al café les fue muy fácil introducirse y las agencias calificadoras de productos orgánicos que vinieron al país pudieron comprobar, sin mucho esfuerzo, que el cultivo en pequeñas y medianas plantaciones no utilizaban fertilizantes ni yerbicidas. Práctica que también se extendió al banano, en este caso como nicho y en grandes plantaciones.

El país exportó el año pasado 82 mil toneladas métricas de cacao, por un valor superior a los US$250 millones. Esa cantidad representa un 95% de toda la producción, lo que ofrece una idea de cómo el cultivo procura recuperar la principalía de otros tiempos. Hace dos años la producción apenas alcanzó las 62 mil toneladas métricas.

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