En el año 2009 mediante un manifiesto público nos atrevimos a reclamar a las autoridades y a la sociedad dominicana, una mayor atención a las estadísticas registradas a la sazón en la Policía Nacional, referentes a los incidentes de tránsito.
Adventíamos en ese momento, en ocasión de conmemorarse por primera vez en el país el “Día Internacional en Recuerdo a las Víctimas en Accidentes de Tránsito”, que de acuerdo a La Organización de las Naciones Unidas sería el tercer domingo del mes de noviembre, que por cierto este año será el 19 de los corrientes.
La evolución de la curva de siniestralidad vial hasta el año pasado demuestra que no estábamos equivocados porque nuestras estimaciones e interpretaciones de los indicadores reafirman cada vez que, por su red viaria, la República Dominicana se ha convertido en una calamidad nacional.
Tal situación conllevó que recientemente durante la celebración de la Cumbre 2017 sobre Seguridad Vial en FUNGLODE a planteáramos que se declarase el tema en estado de emergencia.
Lo replanteamos con responsabilidad y autoridad debido a los años que tenemos publicando reflexiones, participando y compartiendo conocimientos en muchas partes del mundo; realizando estudios, investigaciones y propuestas positivas para todos los sectores de la vida nacional. También organizando debates a todos los niveles y en todos los escenarios posibles.
La seguridad vial como política de Estado significaría revalorar la dignidad y la integridad de los usuarios y de las comunidades comprometidas a lo largo de las dominicanas, lo que a su vez se traduciría en el fortalecimiento del bienestar social y económico de la población, temas incomprendidos todavía, en especial por los políticos decisores.