Opinión

El iniciar el año 2018 los pronósticos sobre el comportamiento de los precios de las materias primas o commodities estaban marcados por el optimismo al alza, augurando buenos ingresos financieros para los países latinoamericanos y caribeños que captan la mayor parte de sus divisas internacionales a través de los productos básicos de exportación.

El término commodities (que deriva del idioma inglés) hace referencia a las denominadas materias primas o productos que han sufrido poca modificación a través del proceso productivo, es decir, que adolecen de poco o nada valor añadido. Por ejemplo, el cacao en su forma natural, dejando de lado el procesamiento industrial del mismo para transformarlo en chocolatines o exquisitos bombones.

Siete meses atrás los inversores internacionales estaban muy motivados en incursionar en los mercados de futuros en busca de buena rentabilidad en la compra y venta de materias primas, aprovechándose de un repunte en la demanda internacional de países que, como China, habían frenado un tanto su incursión en los mercados de futuros.

Las operaciones bursátiles también constituyen un escenario para el comercio de las materias primas, en cuanto bienes transables en el mercado de valores. Así, el petróleo, el carbón o el gas natural se suma también a las transacciones con níquel, zinc, cobre, oro y plata, pasando por la compra y venta de alimentos o insumos, tales como el arroz, soya o trigo, para sólo citar algunos tipos.

Es tal en entusiasmo que existe entre algunos analistas de los mercados de futuros que han llegado a afirmar que la comercialización de las materias primas seguirá siendo muy atractiva durante los próximos 10 o 15 años. Pero, ¿no es esa una afirmación atrevida?

Necesariamente hay que tener muy en cuenta las medidas proteccionistas adoptadas por Estados Unidos a través del alza en los aranceles dispuesta por la Administración Trump, enrareciendo el comercio de bienes manufacturados que se producen mediante el procesamiento de metales que, como el acero o el aluminio, gozan de una gran demanda mundial.

La agencia informativa Bloomberg ha mostrado su preocupación sobre el comercio de metales: “Los precios del acero y las primas sobre el aluminio suben en Estados Unidos gracias a los aranceles, lo cual presagia trastornos para los fabricantes. En el resto de los lugares, los precios de los metales experimentan altibajos, con el cobre y el zinc en retroceso por temor a una menor demanda”.

En el caso del oro cunde la incertidumbre y confusión en los mercados internacionales, aunque parece que podría situarse por encima de los 1,200 dólares la onza troy, sobre todo ahora que en el mes de agosto se registra una pérdida de valor del dólar ante otras divisas, en medio de una recuperación de la lira turca cuya caída siembra incertidumbre en las bolsas de valores.

Mientras, por los predios de América Latina y el Caribe, con especial énfasis en los países sudamericanos, cuyas economías dependen mucho de las exportaciones de materias primas metálicas, los dedos se mantienen cruzados para evitar un desplome de los precios en momento en que la guerra comercial desatada por Estados Unidos parece haber llegado para quedarse, por lo menos, en lo que resta del 2018.

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