Opinión

El próximo 15 de diciembre cumplen 45 años de fundado el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), instrumento creado para accionar en el campo propio de la política, El Poder, que emerge de la esperanza de vivir dignamente de las personas. Este principio, presente desde la concepción del partido por Juan Bosch, lo conecta con el fundamento de la evolución histórica de la humanidad; y su nacimiento, con la época en la que surge la Filosofía Latinoamericana de la Liberación, que tiene en el Dr. Enrique Dussel a uno de sus creadores y máximo exponente.

Este, no solo coincide con Bosch en el Principio Ético del ejercicio político sino en que, es integral y se objetiva cuando todas las personas logran como mínimo tener comida, ropa, casa, educación, salud, y además, la libertad de poder disfrutarlo participando y enriqueciendo, a la vez, la herencia generacional recibida a través de la Cultura.

Desde el nacimiento, el PLD es una organización política de corte progresista, cuyo poder surge de la vinculación con la voluntad de vivir dignamente del pueblo dominicano; por demás, dotado con la autoridad ética y la capacidad política para la conducción del Estado acorde a dichos interés. Para ello, en el contexto geopolítico del periodo de la Guerra Fría, donde la paz mundial descansaba en el equilibrio militar entre los dos países desde donde manaban las ideologías dominantes contrapuestas, formó Cuadros y Militantes Políticos con un sólido compromiso ético, organizados en una estructura de fácil movilidad y capacidad operativa.

Por esta razón, en los 15 primeros años, más que partido era un centro de formación caracterizado por una férrea disciplina metodológica en el proceso de selección y desarrollo de la vocación de servicio del militante. Todo conducido orgánicamente por el Comité de Base (CB), mínima unidad funcional con capacidad para tomar decisiones políticas con respecto a un territorio asignado y para la supervisión del desarrollo de los Círculos de Estudios, estructura de formación de los aspirantes a militante políticos.

Semanalmente, miembros y aspirantes, guiados por el material teórico producido por el Maestro, analizaban la historia de la formación social y a la vez, el progreso de la organización del partido en la interrelación con el pueblo desde la perspectiva de un enfoque político de Liberación Nacional en el territorio de demarcación del CB. También se efectuaban análisis financieros y de indicadores de captación de nuevos lectores del periódico Vanguardia del Pueblo, teniendo como referentes las metas previamente trazadas en el plan anual de trabajo.

Y, por último, se realizaba una sesión crítica y autocrítica del comportamiento de los miembros en relación a los valores que debían poseer al momento de involucrarse con el pueblo en el proceso de construcción de una sociedad donde se le reconociera a todo el mundo el derecho a la felicidad.

La sociedad lo captó, el crecimiento y desarrollo del partido fue exponencial hasta el año 1996, momento histórico en el que encabezando una coalición de fuerzas políticas con los sectores conservadores, en las circunstancias determinadas en el contexto geopolítico post Guerra Fría, la primera camada de dirigentes, formada por Bosch para el momento de la transición generacional, efectúa el viraje estratégico para lograr la conducción del Estado.

Cuatro años después, luego de una derrota electoral precedida de una buena gestión de gobierno, en el marco del congreso Prof. Juan Bosch, es transformada la estructura política de militantes en una de masas constituida por miembros, con el propósito de adecuar la capacidad operativa ante las nuevas circunstancias pero, se revalidan los principios éticos originarios.

Al concluir la presente gestión de gobierno se cumplirán 16 años ininterrumpidos en la conducción del Estado, es el indicador pertinente para demostrar el éxito de la variación estratégica con la adecuación de la estructura organizativa. Los logros no se hicieron esperar, tanto en términos de consolidación de la democracia expresada en la transformación institucional, como en la reforma del Estado y del marco normativo de las relaciones entre los ciudadanos; también cabe destacar, el desarrollo de la infraestructura productiva y la modernización de la fisonomía del país.

Las paciones y las mezquindades políticas, funcionando como un velo en el rostro de las presentes generaciones, impiden evaluar con cabeza fría la integralidad y la magnitud de lo acontecido en términos de desarrollo del país en las sucesivas administraciones del PLD. Las futuras generaciones se encargaran de realizar lo propio.

Aunque en términos de desarrollo humano, razón ética de la existencia del PLD, poco se ha avanzado. Para lo propio se requiere mayor nivel de conciencia y activismo social, enfocando la presión hacia la búsqueda de consensos con los sectores conservadores para elevar el nivel de equidad en la distribución de las riquezas. La brecha de la desigualdad poco ha variado en el tiempo en relación al esfuerzo realizado; ya que las políticas asistenciales, expresión de altruismo y solidaridad ante la condición de miseria de las masas empobrecidas, generan ciudadanos clientes, no sujetos de derechos conscientes del control de las variables de su desarrollo.

Un nuevo partido, una ampliación del campo político, un cambio del escenario geopolítico y la reafirmación de un principio originario, son las variables que condicionan el momento histórico de la generación a la que Juan Bosch le pasó la pértica para continuar el proceso de Liberación Nacional, por lo que es natural que se requiera un miembro con un perfil distinto para dar respuestas a las nuevas circunstancias. Debe ser un ciudadano habilitado constitucionalmente, dotado de valores éticos y capacidad técnica y/o profesional proporcionados por la sociedad, con empatía hacia los planteamientos programáticos reconocida por un miembro, y que manifieste interés en pertenecer al PLD.

La formación del miembro para incidir en la cúspide del campo político, El Poder, se produce en la medida que se incorpora al logro del reto planteado en el contexto electoral, mantenerse en la conducción de las riendas del Estado, como por la labor que estuviere realizando en la administración del aparato estatal. Por lo que el aprendizaje está basado en la continuidad de la cultura laboral implementada por los sectores conservadores que integran la coalición y el uso de la racionalidad para transitar en el fino lindero entre lo ético y lo legal.

18 años han transcurrido de aquel congreso, por lo que el partido que el 15 de noviembre del año 2018 cumple el 45 aniversario de fundación, como toda organización humana, está integrado por políticos de la generación del presente; por las circunstancias que caracterizan al campo político no requieren de las competencias técnicas, y los principios y valores de aquellos militantes originarios, formados en la convivencia con la voluntad de vivir de un pueblo que conserva las esperanzas de conocer la felicidad.

Por lo tanto, estos han ido desapareciendo por dilución, al superar con creces el número de miembros al de militante; por erosión, al ser permeado, tanto el miembro como el militante, sin mediar la racionalidad, el principio de la relatividad, fundamento ético de la ideología de las élites dominantes; o por oxidación, por la interacción del otrora militante con el confort resultante del cambio de las condiciones materiales de existencia.

El ADN ético del ejercicio de la Política como ciencia lo inoculó el Maestro en los militantes formados en el origen del PLD, al forjarlos concibiendo el Poder como la capacidad de servir a la voluntad del pueblo. Los mismos se encuentran dispersos en la estructura jerárquica existente en toda la geografía nacional.

El paso del tiempo ha hecho su estrago, por lo que muchos han desaparecido; otros, cual hojas amarillas de un árbol de almendra en la estación de otoño, se prevé su pronta partida, muchos los seguirán en los próximos dos años. Por lo que aumenta el peso de la carga de trasladar el uso de los principios éticos al accionar político a la presente generación, convirtiéndose en un Desafío mantener iluminada la estrella amarilla, símbolo de la esperanza por un mejor porvenir o de lo contrario, a partir del próximo congreso, los argumentos serán como poesías depositadas para la posteridad, en las polvorientas páginas de la historia.

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