Las aguas de los diversos océanos y mares han visto decrecer el desplazamiento de barcos debido a la caída mundial de la demanda de bienes y servicios, fenómeno inducido por la expansión de la enfermedad del Covid-19 el cual ha frenado el normal desempeño del comercio internacional.
Más de 60 mil buques mercantes navegan por las aguas del planeta poniendo en evidencia que este medio de transporte constituye el más usado en las operaciones mercantiles, muy por encima del transporte aéreo, el terrestre (por carretera) o el que se ejecuta a través del ferrocarril, a tal punto que organismos especializados del sistema de Naciones Unidas afirman que alrededor del 85 por ciento del traslado de las mercaderías se transporta en el comercio internacional se hace por vía marítima.
Téngase en cuenta que los mares y océanos cubren las tres cuartas partes del globo terráqueo, existiendo alrededor de 139 países que cuentan con salida al mar.
En el transporte marítimo hemos de distinguir la carga a granel y la que se realiza en contenedores. La primera hace referencia a la que se transporta sin empaquetar o embalar. Pensemos, por ejemplo, en el transporte de azúcar, cemento, trigo, arroz y petróleo, entre otros. En tanto que la segunda, el transporte marítimo por contenedores, se explica por sí mismo.
Como resultado directo del Covid-19, pandemia que ha frenado la demanda mundial de mercaderías, el sector del transporte marítimo podría acumular pérdidas al cierre del presente año 2020 de unos 23 mil millones de dólares, según cálculos del Consejo Marítimo Internacional y del Báltico (BIMCO, por sus siglas en inglés), considerada como la más grande asociación marítima del mundo.
El investigador español Bartolomé Cánovas Sánchez es capitán de navío y en su artículo “El transporte marítimo internacional entre el cambio climático y el coronavirus” sostiene lo siguiente: “El Covid-19 ha entrado de forma muy agresiva en el transporte marítimo debido a que China es uno de los países que más importa y exporta del mundo.
Al llegar a este punto conviene destacar que la Organización Marítima Internacional (OMI) de Naciones Unidas -el principal organismo regulador de la industria naviera del mundo- ha emitido nuevas reglas que limitan el contenido de azufre presente en los combustibles de los buques con el propósito de reducir las partículas contaminantes que afectan el ambiente y la salud de las personas.
Comprobaciones médicas revelan que las citadas partículas se encuentran vinculadas con problemas del asma, derrames cerebrales, cáncer de pulmón y otras enfermedades pulmonares y cardiovasculares, así como la generación de lluvia ácida y acidificación de los océanos.
Ante el impacto de la presente crisis que afecta al comercio mundial muchas empresas de transporte marítimo están solicitando apoyo de los gobiernos para superar las consecuencias de la pandemia de coronavirus (Covid-19) y evitar el colapso del sector. Ante la cancelación de miles de viajes marítimos debido a la propagación de la pandemia del Covid-19 y la caída de la demanda global sólo apelan al rescate financiero por parte del Estado.
Empresarios navieros así lo dicen, mientras solicitan el apoyo financiero de los Estados: “El comercio mundial se está reduciendo, algunos actores están en peligro de muerte y los que salgan en pie tendrán un largo y doloroso camino hacia la recuperación».