Lo que hace apenas cuatro años era motivo de festejo y alegría es hoy una fecha para lamentaciones y quejas generalizadas.
La apertura del año escolar, que significaba la vuelta de niños y adolescentes a las aulas para compartir entre compañeros y recibir el pan de la enseñanza, de lo festivo ha pasado a ser triste, pesadumbre. Y es que como ha acontecido en las demás áreas de la vida nacional, en la de la educación el gobierno del señor Luis Abinader y el PRM ha resultado un fiasco.
Cientos de miles de alumnos en edad escolar no tienen cupo en las escuelas porque se carece de aulas.
No se cuenta con los espacios adecuados para albergar cientos de miles de estudiantes que verán pasar los días medrando en sus hogares o quizás en las calles para convertirse en presas fáciles de la delincuencia.
Se carece de aulas y en lugar de retomar el programa nacional de edificaciones escolares, el Gobierno improvisó con las aulas móviles (en furgones) que no funcionaron.
Ahora se habla de enviar a los estudiantes a colegios privados, con un subsidio del Ministerio de Educación, usurpando las responsabilidades del INABIE.
La falta de cupos en las escuelas públicas, que se ha pretendido compensar con la oferta de bonos de 500 dólares para matricular a los estudiantes en centros privados, manifiesta improvisación y deficiencias estructurales en el sistema educativo.
Con el déficit de aulas los servicios se tornan precarios, como la tanda extendida, el desayuno y almuerzo escolar, así como la disparidad en los libros y uniformes, que ya no se consiguen con facilidad, como en los años de las gestiones del PLD.
Con razón el gremio de los maestros, la Asociación Dominicana de Profesores, considera insuficiente la solución que presenta el Ministerio, explicando que la misma no aborda de manera integral la crisis de capacidad escolar.
A la falta de cupo en las escuelas se suma el retroceso en la atención a la población estudiantil del primer ciclo de la educación inicial, el abandono del Plan Nacional de Alfabetización, no se le brinda la atención requerida por los docentes y en lugar de armonizar, el Ministerio la emprende contra los maestros.
Como se ha dicho, son sombrías las expectativas del sistema educativo en vísperas de la apertura del año escolar, para el desconsuelo de niños, adolescentes, madre y padres de familia.