El Foro Económico Mundial finalizó en la ciudad suiza de Davos con una nítida fotografía de la creciente rivalidad tecnológica, productiva y comercial entre países desarrollados, sin importar sus consecuencias para el planeta.
Según alertó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instituciones financieras e industrias están dando marcha atrás en sus compromisos climáticos, mientras prevalece la falta de colaboración multilateral, en un “un mundo cada vez más a la deriva”, amenazado por dos peligros existenciales: el cambio climático y la inteligencia artificial (IA) no regulada.
El evento colocó como tema central la cooperación en la era de la IA, pero “apenas hay pruebas de colaboración o inteligencia, pero sí abundantes del empeoramiento de muchos de los problemas del mundo, desde los conflictos a la desigualdad y las violaciones de los derechos humanos”, reconoció.
Resulta irónico, ejemplificó, que 13 de los mayores puertos para superpetroleros en el orbe estén a punto de verse desbordados por la subida del nivel del mar, debido al incremento de las temperaturas provocada por esos mismos combustibles.
Las naciones en desarrollo necesitan un auge de la financiación para la acción climática, recordó Guterres; sin embargo, las prioridades discutidas en Davos para nada guardan relación con el asunto ni con otras urgencias para la supervivencia humana.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, exhortó a la Unión Europea (UE) a mejorar la competitividad y la confianza, debido al evidente rezago frente a Estados Unidos, lo cual atribuyó a la brecha de productividad, las insuficiencias del mercado de capitales y de la unión bancaria dentro del bloque comunitario.
Con antelación, en un discurso por videoconferencia, el presidente Donald Trump llamó a las empresas globales a producir en suelo norteamericano o “simplemente pagar aranceles”.
“Si no fabrican su producto en Estados Unidos, lo cual es su prerrogativa, entonces simplemente tendrán que pagar un arancel, de montos variables”, aseguró en su mensaje a la reunión en los Alpes suizos.
Al mismo tiempo, prometió a las compañías los impuestos más bajos en la Tierra si deciden trasladar su producción, y confirmó el propósito de Washington de utilizar los aranceles para dirigir “cientos de miles de millones de dólares, e incluso billones de dólares” a las arcas del Tesoro de la potencia norteña.
Al decir del dignatario, Estados Unidos “tiene la mayor cantidad de petróleo y gas de cualquier país de la tierra y la vamos a usar”, lo cual guarda sintonía con su decisión de abandonar el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Directivos empresariales europeos tampoco perdieron la oportunidad en Davos para reclamar la flexibilización de las regulaciones e incentivos mayores a fin de elevar la competitividad frente mercados foráneos, incluido el chino.
Informes de prensa dieron cuenta, además, del interés de algunos Estados en retrasar la plena aplicación de las nuevas regulaciones de la UE que obligan a las compañías a informar sobre su huella ambiental, al calificar dichas normativas como un obstáculo para la competitividad.
Antes de iniciarse el encuentro, el presidente y consejero delegado del Foro Económico Mundial, Børge Brende, reconoció que “ahora estamos en un tiempo de agitación” en la puja por un nuevo orden económico internacional.
Los desenfrenos a la vista, incluida su vertiente militar, ponen de relieve la complejidad del escenario y la importancia del multilateralismo para la búsqueda de equilibrios en favor del desarrollo sostenible y la paz a escala global.