Por: Carlos Hernández | Luego de los resultados de las pasadas elecciones, donde el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) obtuvo algo más 10% del electorado en las presidenciales, la organización ha dado muestras claras de recuperación y avance.
Hoy, según encuestas recientes, el PLD se posiciona en el segundo lugar de preferencia con un 24.4%, consolidándose como la principal fuerza opositora del país.
Este crecimiento no es casual. La sociedad dominicana compara cada día más la situación actual del país con los gobiernos del PLD, caracterizados por la estabilidad económica, grandes transformaciones sociales e institucionalidad democrática.
Frente a un gobierno que ha fallado en dar respuestas concretas a los problemas del pueblo, el PLD se convierte nuevamente en una esperanza real para la gente.
Tras un congreso exitoso, el PLD ha retomado la calle y el contacto directo con los sectores productivos. Ha acompañado a los agricultores del proyecto de La Cruz de Manzanillo, visibilizando su abandono, y ha propuesto soluciones responsables a la crisis sanitaria que afecta a la porcicultura nacional.
El PLD está en el terreno, escuchando, proponiendo y construyendo.
Hoy, el PLD trabaja con firmeza, reorganización y visión de futuro. La ruta hacia el poder está clara: volver a gobernar para servir, rescatar el país del retroceso y devolverle el rumbo al desarrollo y la dignidad que merece el pueblo dominicano.
