La conclusión exitosa del masivo VIII Congreso Norge Botello, el reto orgánico más demandante en la historia del Partido de la Liberación Dominicana, y que deberá replicar en el futuro cada vez con mayor complejidad, legitima al partido como la fuerza motora de la sociedad dominicana para alcanzar el pleno desarrollo económico-social e institucional.
Los acuerdos contenidos en 15 documentos básicos o líneas de acción, fruto del trabajo concentrado durante meses de ardua labor teórica de centenares de los mejores cuadros de los diversos niveles de dirección del partido, garantizan la materialización desde el Estado y desde la sociedad de planes y proyectos que definan mejor y consoliden la nación.
Desde el poder, las administraciones peledeístas desarrollan un proyecto de nación que se encamina a pasos agigantados hacia el estadio económico y social que caracterizan a las naciones desarrolladas. Ya eso lo comienzan a percibir sectores sociales detodos los estratos, principalmente los situados en la base de la pirámide social.
Al inicio de la primera administración peledeísta de 1996, los sectores en que se soporta el exitoso modelo de desarrollo económico dominicano se encontraban en proceso avanzado, pero les faltaba mayor definición respecto a su relación e interdependencia del exterior; de instituciones estatales fuertes, autosuficientes y modernas.
Los trabajos de la Comisión de Reforma y Modernización del Estado pusieron de relieve que las estructuras administrativas de ejecución presupuestaria, fiscales, de servicios, de aplicación de justicia, de seguridad y de fomento al desarrollo económico ysocial no guardaban relación con un modelo de desarrollo económico y social en gran medida transformador, pero sin concierto.
Un primer paso que mostró la vocación de cambio, fue higienizar y reforzar con recursos humanos capacitados los servicios esenciales del Estado para la provisión de matrículas, placas y licencias y para el pago de impuestos.
La desregulación del mercado, que hubo primero de establecerse por decreto-ley de finales de 1990, anticipándose a la resistencia de los “chaeboles” criollos, se prosiguió profundizando y se consolidó a partir de entonces con acuerdos de libre comercio con Centroamérica y el Caribe ; se puso fin, con la capitalización (que no privatización), a la toma de empresas públicas ya ineficientes como fuentes de beneficencia de zánganos políticos y militares gracias al insostenible subsidio estatal, y se garantizó estabilidad a los actores económicos, los que respondieron activando la inversión y los sectores básicos.
(Cuando se examine sin apasionamientos el proceso de capitalización, y se compruebe que el subsector eléctrico demandaba de actores privados que trajeran capital fresco y nuevas tecnologías y estructuras que diversificaran las fuentes de generación, y que lo mismo reclamaban la agroindustria de la caña y los molinos de granos delEstado, así como desprenderse de industrias añejas inservibles, nos daremos cuenta que en cada una de esas áreas hay ejemplos virtuosos que confirman la certeza del histórico paso; también que la politiquería aposentada en el cuatrienio 2000-2004 inutilizó con el Acuerdo de Madrid la libre competencia proclamada por la Ley Eléctrica y espantó del país a los inversionistas delárea azucarera con la amenaza cumplida de quitarles los ingenios y repartir las tierras cañeras entre sus acólitos).
En esa primera gestión, se elaboró y entregó al Congreso con mayoría opositora, el proyecto que terminó creando el Sistema Dominicano de Seguridad Social.
Todo esto sirvió para dejar sentado en el ánimo público que cuatro años de crecimiento económico con estabilidad presentaban cartas credenciales hacia el futuro.
Desplazado el PLD del poder en el 2000, se puso en evidencia que sus sucesores improvisaban, y sin claro norte de nación, condujeron al país a su peor crisis de los tiempos modernos, pagando el pueblo dominicano el precio de perder el 20 por ciento de toda su riqueza histórica e incorporando 1 millón 500 mil nuevos miembros a las filas de los desempleados.
El PLD regresó por sus fueros, esta vez para completar su proyecto de nación: consolidó la seguridad social; modernizó y descentralizó la administración pública; hizo clara separación de los poderes públicos, dándoles autosuficiencia de gestión a los poderes judicial, congresual, electoral y municipal; emprendió el programa de combate a la pobreza, ahora alimentada por los desempleados del desarrollo tecnológico y la mecanización que trajo consigo la globalización; modernizó los sistemas de transporte (Metro) y viales; destrabó del autochantaje la minería, relanzándola como también relanzó la agropecuaria; convirtió al Banco de Reservas en la más sólida maquinaria financiera y garante del Estado y legó una Constitución de siglo 21 a la par de las más avanzadas.
En la presente gestión peledeísta, se ha vuelto la vista a la base del pueblo dominicano, pues al casi duplicar los recursos del Bagrícola para los productores medianos y pequeños se incrementan las reservas de la autosuficiencia alimentaria, y al disponer de multimillonarios fondos públicos y de instituciones financieras para-estatales, se incorporan nuevos productores y productos a la oferta del mercado interno y de exportación mediante el respaldo activo a las estructuras medianas y pequeñas.
Con habilidad sólo atribuible a políticos de estirpe, el gobierno se escapa a la encerrona fondomonetarista, basada en la manipulación de resultados fiscales, que buscaba atarle de manos e inutilizarlo con un innecesario programa stand-by desde inicio mismo de su gestión. A partir de este momento, estaba garantizada la retoma de la ruta del crecimiento, como en efecto ha acontecido.
Los que fueron atraídos como abejas al panal para explotar lo que ya se califica como el más rico yacimiento mundial a cielo abierto de oro y plata, tienen ahora mediante justa intervención oficial, que compartir con el Estado, en partes iguales, la riqueza aurífera y de otros metales que se les ofreció como atractivo.
Y se le devuelve al pueblo la autoestima y personalidad, mediante el decidido respaldo a la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional sobre la nacionalidad, que sorprende al mundo por su detallada y uniforme visión.
No por casualidad, intelectuales y hacedores de opinión a expensas de sectores de poder nacionales y extranjeros, emplean sus mejores armas en procura de desnaturalizar la imparable maquinaria transformadora que representa el PLD de estos tiempos.
En las gestiones de gobierno peledeístas, existe el convencimiento de que se ejecutan las acciones, basadas en diagnósticos puntuales que paren planes y proyectos, para desarrollar y dejar establecido un proyecto de nación, moderna y justa, que combata el desequilibrio social heredado por un desarrollo sin control o regulación.
VANGUARDIA DEL PUEBLO inicia con este trabajo introductorio, el relato de los enormes cambios económico-sociales e institucionales acumulados en las sucesivas gestiones de poder del PLD. (PC).