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La Seguridad Vial debe ser un acápite de interés en la Agenda Nacional de Desarrollo y de los Partidos Políticos.

Fundamentalmente, las estadísticas no son para contar muertos y producir noticias sensacionalistas, sino para sugerir las políticas de Estado más eficientes y eficaces, para mermar los riesgos y salvar vidas.

En ese sentido, nos referimos a los costos de los siniestros y las inversiones para prevenirlos.

No obstante ser ésta una de las razones que justifica la preocupación de los gobiernos; existen razones de carácter ético y moral, además de otras de índole social y emocional, que también llevan a las familias a ser más pobres, por lo que entendemos la seguridad vial sea considerada entre “Los Objetivos de Desarrollo del Milenio”.

Los indicadores serán siempre alarmantes mientras se esté pensando en mejoras totalmente divorciadas de las iniciativas legislativas de educación, de los códigos laboral y procesal penal, actualmente en consenso en la República Dominicana, y de cualquier otra iniciativa asociada a la preservación de un medio ambiente saludable, impactado negativamente por las emisiones de los gases de invernadero de los vehículos a motor.

Y si no tenemos en cuenta, que la seguridad vial sostenible está íntimamente vinculada a los avances de la tecnología, la información, la comunicación, la investigación, la innovación y el conocimiento; además, sin el establecimiento de un eficiente sistema de gestión interinstitucional, todo intento siempre terminará en un fracaso.

Por otro lado, no sólo son culpables los padres que por apatía o inconciencia inducen a la muerte a cientos de menores de edad al año, y a la pérdida de jóvenes que constituyen una real fuerza productiva y que dejan el aliento en el asfalto.

Para nosotros, el origen del problema está en el Estado, por no implementar y hacer cumplir con voluntad política las leyes y las normativas de rigor; por no dedicar recursos económicos y humanos a crear plataformas estructurales, tecnológicas y jurídicas adecuadas; por no instituir mecanismos capaces de generar proyectos fruto de la participación democrática y justa de todos los sectores activos de la sociedad.

SEGURIDAD VIAL Y DESARROLLO

La cantidad de accidentes viales en cada país tiene una relación especial con su desarrollo económico. Así como afirmamos que la inseguridad vial considerada sistémica y multifactorial, frena el desarrollo y el progreso económico; así mismo reiteramos, que la seguridad viaria tenemos que verla como un fenómeno multisectorial, integrador del Estado con la sociedad y los gobiernos municipales, que deja dinero y da votos.

En el ámbito global, se ha determinado que las naciones de bajos y medianos ingresos son más afectadas por las tragedias en las vías que los países de altos ingresos.

Por ejemplo, un estudio del 2005 de la CEPAL comprobó que los llamados países desarrollados o altamente motorizados, teniendo cerca del 60% del campo vehicular en el mundo, registraban un 14% de las víctimas fatales en la circulación a nivel global.

Ocho años más tarde, la OMS revela que la situación varió cuando las muertes por violencia en las vías en los países de altos ingresos era de un 8% con un 47% del parque motorizado en el mundo.

Mas, los países de ingresos medios con un 52% del campo vehicular a nivel global, genera en la actualidad el 80%de las víctimas mortales al año, según la OMS.

En esa misma investigación se dieron a conocer las tasas de mortalidad en sucesos de tráfico por cada 100,000 habitantes según nivel de ingreso:

Países con ingresos bajos————-18.3
Países con ingresos medios———- 20.1
Países con ingresos altos————– 8.7 muertes por cada cien mil habitantes.

Mientras se reducen las muertes por siniestros viales en los denominados países desarrollados se experimenta un crecimiento de esta variable en el resto del mundo.

Esa es la realidad. Si bien influye particularmente en territorio dominicano el crecimiento de los usuarios de a pie y de las motocicletas, este último medio de transporte constituye más del 50% del campo vehicular, y entre las víctimas fatales a nivel nacional, los usuarios de motocicletas y los peatones representan un 84%.

En definitiva, los resultados funestos son a causa de que las naciones de economía emergente, en gran porcentaje, no contemplan una serie de temas sobre políticas de seguridad vial sostenibles y sustentables.

Nuestro país no escapa a este señalamiento que venimos planteando desde hace más de ocho años, referido también a los costos económicos del problema vial sin la respuesta apropiada.

Empero, nuestras observaciones esta vez se limitan al trienio 2011-2013, ya que en una investigación que realizáramos en el 2010 hicimos algunas estimaciones de costos conservadoras que, posteriormente en otro estudio realizado por el Consejo Nacional de la Seguridad Social (septiembre de 2013), se nos diera algún crédito.

Nosotros hicimos nuestros cálculos de costos de las fatalidades y los siniestros viales basados en la media de 1.75% del PIB en aquella ocasión.

El CNSS alcanzó estimaciones de 2.21% del PIB para ese mismo período, manteniendo el criterio de que todavía faltaban componentes importantes a analizarse que podrían alterar esta consideración hasta llegar a un 3%.

Las experiencias de otros países latinoamericanos arrojan resultados más deslumbrantes al alcanzar hasta un 4% del Producto Interior Bruto.

La siguiente reflexión, en base a los 12,797siniestros con traumatismos diversos en la red viaria nacional registrados por la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET),partiendo de las estimaciones oficiales del CNSS y del PIB acumulado en ese mismo período (2011-2013), el costo de los siniestros viales para el Estado dominicano ascendería entre 14 y 20 millones de pesos per cápita. Esto quiere decir, que al día de hoy el país deja de producir riquezas valoradas en 17 millones de pesos promedio por cada accidente de tránsito con víctimas.

Ello significa en otras palabras, que ha tenido que disponer por ese concepto en los últimos tres años de un promedio de $4,822 millones de dólares, siendo todavía conservador.

Esta cifra, que parece inverosímil, contempla factores y componentes que ni la población ni las autoridades perciben de inmediato, siendo difíciles de asimilar.

En Europa, por ejemplo, el costo de los accidentes de tránsito con víctimas es de 1.3 millones de Euros c/u, mientras en los Estados Unidos de Norteamérica es de un millón de dólares. Ahora bien, en estos países avanzados saben que por cada dólar invertido en seguridad vial dejan de gastar 25 en accidentes de tránsito.

Entre los componentes para un estudio económico acabado habría que considerar: los costos de los servicios operativos durante y después del siniestro; daños materiales; daños al medio ambiente; pérdida de tiempo; consumo de combustibles; las víctimas jóvenes, que representan vidas productivas en horas-hombre, que también han ido en aumento; las perturbaciones laborales a las empresas; los costos de las atenciones post-hospitalarias y judiciales tanto a las víctimas como a sus familiares.

Por estas razones nos aferramos a la idea de que los costos de los accidentes y su secuela, pudieran rondar a la fecha el 4% del Producto Interno Bruto de la Nación, especialmente cuando las investigaciones se acerquen más a la realidad.

Basado en estos análisis, podemos concluir que para cuando termine la década actual (2020), el país habría de gastar por concepto de “accidentes de tránsito con víctimas” un promedio de 804 mil millones de pesos dominicanos, equivalente al costo de hoy de 5 Plantas Termoeléctricas a carbón mineral de 384.9 MW.

No quiero terminar sin antes mencionar dos aspectos sumamente importantes. El Primero es de orden económico. Ningún proyecto debe considerarse concluyente si no contempla el análisis Costos –Beneficios de la seguridad vial, que en este país es una materia pendiente.

El segundo es de orden ético, que voy a describirlo con el siguiente ejercicio: Si persiste la indiferencia de no ocuparnos seriamente del tema, con una población en aumento y un campo vehicular también en franco crecimiento y deterioro, contaremos en los próximos 7 años unas 35 mil víctimas fatales incluyendo las defunciones hasta los 30 días después del evento.

Por lo anterior, en conclusión, en seguridad vial tendríamos una década perdida.

Si por lo contrario, trabajamos por implantar la seguridad vial sostenible, se salvarían alrededor de 18 mil vidas. Que es a lo que deberíamos aspirar.

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