La Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre Cambio Climático (UNFCCC), aprobó el 11 de diciembre de 1997 el llamado Protocolo de Kyoto, mediante el cual los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Debido a la resistencia de varios de los países grandes emisores de CO2, no fue hasta el año 2005 cuando el tratado entro en vigencia , contrayendo los países firmantes la obligación de reducir, en el periodo 2005 – 2012, un 5 % de las emisiones globales, tomando como base las emisiones del 1990.
Los resultados de Kyoto han sido decepcionantes, y, ante la evidencia de su fracaso, así como de la pronta finalización de su periodo de vigencia, la mayoría de los países firmantes consideró la necesidad de buscar una nueva fórmula que diera respuesta más efectiva al grave problema que representa para la humanidad el cambio climático. De esta manera, en la Conferencia de las Partes celebrada en Copenhague, en diciembre del 2009 (COP 15), se empezó a concebir la idea de la creación del Fondo Verde para el Clima (FVC), cuya aprobación se produjo en la Conferencia de Cancún (México 2010, COP 16) y su lanzamiento en la Conferencia de Durban (Sudáfrica, COP 17) en el 2011, tras largas y agotadoras jornadas de negociación.
En que consiste el Fondo Verde? Es el compromiso asumido por los países desarrollados de aportar recursos que permitan a los países en desarrollo implementar acciones de gran impacto para la mitigación y adaptación al cambio climático. Concebido con un aporte de 100 mil millones dólares anuales para el año 2020, el Fondo deberá convertirse en el principal mecanismo de financiación multilateral de las actividades climáticas, por lo que a través del mismo se apoyarán los programas, acciones y políticas de los países en desarrollo que integran la UNFCCC.
En cierta forma, el Fondo Verde representa una especie de mecanismo de conciliación de la disputa que a lo largo de los años han sostenido los diferentes bloques que integran la UNFCCC, en cuanto a quien debería financiar los costos de las acciones de remediación y adaptación al cambio climático.
El fondo funcionará como una entidad independiente, bajo la responsabilidad de una junta directiva integrada por 24 miembros, con una participación igualitaria (12 +12) de los países desarrollados y los países en desarrollo.
Por medio de la Autoridad Nacional Designada los países receptores podrán presentar sus propuestas de financiamientos tanto a entidades de implementación acreditadas, como a través de los mecanismos multilaterales de desarrollo y los organismos de las Naciones Unidas. El mecanismo podrá financiar proyectos tanto del sector público como del privado.
Cuales son las expectativas acerca del FVC? Debido al poco impacto del Protocolo de Kyoto, existe cierto escepticismo acerca de la capacidad de respuesta del Fondo Verde. Las dudas solo podrán superarse en la medida en que, efectivamente, los países desarrollados cumplan con el aporte acordado así como con las facilidades que tengan los países receptores de acceder a dichos fondos de manera rápida. Sin embargo, un análisis de las situaciones que se han dado para la conformación del FVC muestra que algunas de las debilidades que provocaron la infuncionalidad de Kyoto prevalecen en el FVC. La indefinición de las fuentes que deben alimentar dicho Fondo (solo se mencionan las fuentes posibles), la no asignación de un monto específico a cada país emisor, y la inexistencia de un mecanismo de sanción para los incumplimientos, son algunas de esas debilidades.
Desde una óptica positiva, debe señalarse que los mecanismos de acceso a los recursos del FVC son más simples que los de Kyoto y que muchos países están en mejores capacidades para tal acceso o tienen el tiempo para dicha adecuación. En el caso de la Republica Dominicana, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha estado dando los pasos de lugar en la dirección señalada, tal es el trabajo que se realiza para la preparación de la estrategia REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación), el Inventario Nacional Forestal y el sistema de monitoreo en dos cuencas del país.
En nuestra opinión, un fracaso del Fondo Verde provocaría una falta de credibilidad de la UNFCCC y pondría a muchos a pensar acerca de su viabilidad como mecanismo idóneo para enfrentar los desafíos del cambio climático.