Desde la era preindustria a la fecha las emisiones de dióxido de carbono (CO2) han hecho de los océanos un ambiente mucho más hostil, cambiando los niveles de acidificación de las aguas y con ello la vida de las especies que en ellos habitan.
Desde el inicio de la era industrial nuestro medio ambiente ha estado recibiendo un fuerte impacto producido por el CO2 antropogénico de la atmosfera, incrementado las emisiones de este gas en un 27% desde la era preindustrial a nuestros días.
Estas emisiones de CO2 son atenuadas por los océanos y hacen que, por un proceso químico, las aguas de los mismos sean cada vez mas acidas y menos habitables, destruyendo los corales que sirven de refugio a peces pequeños que forman parte de la cadena alimenticia de otras especies de mayor tamaño.
Hoy en día la llamada sociedad industrial emite diariamente 24 millones de toneladas de CO2 que son absorbidos por los océanos, lo que evidentemente está alterando el ciclo natural de los mares del mundo y, si hacemos una proyección, hacia finales de este siglo, de no disminuirse las emisiones actuales los océanos perderían entre 30 y 50% de los corales existentes.
En la actualidad, en la parte oriental de Papúa Nueva Guinea, se dan fenómenos naturales que nos da una idea de lo que podría pasar con los mares, de continuar el proceso de acidificación; en el lecho marino de esta zona se levantan grandes columnas de burbujas volcánicas que emergen y cuando se disuelven en el agua se convierten en acido carbónico, haciendo que esta zona experimente lo que podrían sufrir los océanos del mundo a futuro.
Diferentes especies de corales y pequeños peces de la zona marina en erupción, en Papúa, han experimentado cambios y afecciones que han trastornado la vida marina de ese lugar, resultando una alteración en corales, peces y otras especies de exoesqueletos y estructuras calcáreas.
Como resultado del proceso de acidificación de las aguas marinas por el carbono antropogénico veremos alterase los océanos, sobrecalentarse sus aguas, pérdida de diversidad y productividad, especies enfermas incapaces de evadir sus depredadores, ruptura de la cadena alimenticia y una menor posibilidad de los seres humanos de extraer las riquezas de los océanos.