La Dirección de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) está alarmada por la ola de robo de medidores de agua que se ha desatado en Santo Domingo Este.
De acuerdo a lo advertido por el arquitecto Alejandro Montás, durante el presente mes han sustraído más de 300 medidores en barrios y urbanizaciones de esa importante zona del Gran Santo Domingo.
Ya con anterioridad el funcionario había llamado la atención en torno al mismo problema en otras áreas de la capital.
Robar un medidor puede tener más de un propósito. Impedir el debido control en el uso del agua, servicio por el que se ha de pagar, o agregar esos equipos a la lista de metales que como pan diario se roban para su venta segura en un mercado que luce libre de regulaciones.
En el caso particular de los medidores, pensamos que las autoridades de la CAASD deben tener en la población a sus más fieles colaboradores. Porque cuando se desprende, por así decirlo, una de estas piezas, se provoca de inmediato una avería y las consecuencias van a dar sobre el sector donde se registra el robo.
Muchas veces los pobladores de tal o cual comunidad se irritan o protestan por las deficiencias en uno que otro servicio. Pero otras veces también entidades o funcionarios responsables de servicios tan básicos como el suministro de agua, sienten que el esfuerzo que realizan se ve atropellado por actividades tan groseras y dañinas como la planteada.
Pensamos que la CAASD está realizando una buena labor en procura de afrontar los graves problemas que por años afectan el suministro de agua potable y el saneamiento de las aguas residuales en el Gran Santo Domingo.
La instalación de medidores constituye una de esas importantes acciones a favor de esa gran jornada para el uso racional del vital líquido.
Ayudemos a la CAASD a preservar esas instalaciones, libres de manos inescrupulosas.
La vigilancia en el sector y el llamado a la conciencia del vecino sobre la preservación de esas estructuras, nos favorece a todos.
