Opinión

Cuando el año pasado Amartya Sen escribió sobre la medición de la pobreza para The Economist, el gran pensador sobre las libertades individuales y el combate a la pobreza decía: “algunos aspectos de la pobreza (por ejemplo, la nutrición), no varían dependiendo del nivel de ingresos del hogar; en consecuencia, evaluar a la misma vez las distintas privaciones que sufre un individuo en varias dimensiones, permite a los investigadores y a los creadores de políticas públicas, manejar de una manera más justa y factible, cuáles son las carencias de las personas consideradas pobres y, a la vez, permite un combate más focalizado de estas realidades.”

El profesor Sen se refería a la necesidad que ha surgido de perfeccionar los instrumentos de medición de pobreza, derivada de los trabajos que él ha realizado sobre las libertades individuales. La Iniciativa de la Universidad de Oxford sobre Pobreza y Desarrollo Humano (OPHI, por sus siglas en inglés), se ha embarcado en la labor de promover nuevos indicadores y variables, especialmente vinculadas a la dimensión humana del combate a la pobreza, con el objetivo de perfeccionar los instrumentos que sirven de guía a la política social en los países en vías de desarrollo, como el nuestro.

La importancia de estos instrumentos, que para el caso nuestro se manejan desde el Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN), es que proveen la visibilidad requerida para poder desarrollar las intervenciones y estrategias que amerite cada realidad, individual o colectiva, de los grupos vulnerables.

A partir de los estudios de Amartya Sen, la investigadora Sabina Alkire, de la Universidad de Oxford, ha identificado 5 realidades o áreas donde no había suficiente información científica y confiable para el combate a la pobreza, lo cual plasmó en su ensayo “The Missing Poverty Data” del 2007. Para la región de Latinoamérica, de acuerdo a los estudios de los que disponemos publicados por CEPAL, PNUD, BID y BM, la brecha en estas áreas es aún mayor que en otras regiones, razón por la cual somos la región más desigual del planeta.

Estas áreas son: el empleo digno, el empoderamiento, la seguridad física, la capacidad de vivir dignamente y los aspectos psicológicos vinculados al bienestar. Expertos de todo el planeta coinciden en que estas y otras realidades sociales, son de vital importancia para los programas de protección social, de manera que puedan consolidarse como herramientas eficaces para el cierre de las brechas a las que ya hemos hecho referencia.

Lo que la Universidad de Oxford plantea no es más que la ampliación de las dimensiones analizadas a la hora de medir la pobreza; esto es, a la dimensión monetaria y estructural de la pobreza incorporar la medición de la dimensión humana de la misma.

Nuestro principal objetivo al trabajar para combatir la pobreza, es lograr que la gente obtenga ingresos dignos, viva dignamente y sienta la dignidad que tiene por el simple hecho de ser humano. Y la medición multidimensional que plantea el OPHI aportará decididamente a este objetivo.

Parte de la integración de nuestros países en materia de Protección Social, debe estar dirigida a promover una mayor igualdad, donde el desarrollo económico sirva al desarrollo humano, creando sociedades con una mejor calidad de vida para todos sus ciudadanos.

Para ello, una medición adecuada es sustancial en la tarea de asegurar un nivel adecuado de protección social, lo que constituye un derecho fundamental de todos y todas y es pieza fundamental en el objetivo de construir un Estado Social y Democrático de Derecho.

Como ha escrito Sabina Alkire: “el Desarrollo Humano busca expandir las libertades que las personas valoran; sin embargo, para crear instituciones que promuevan este desarrollo, se requieren informaciones importantes sobre esas libertades, para poder monitorear la expansión de las mismas y estudiar el impacto que tienen en la sociedad”.

La medición multidimensional de la pobreza es una herramienta que nuestro país podrá aprovechar, en la tarea de plantear políticas públicas eficientes y que aprovechen los recursos en la construcción de una sociedad de más igualitaria, justa, próspera e incluyente.

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