José Martínez Brito

La clase media de la República Dominicana ha demostrado ser el motor que pone en marcha la economía nacional. El modelo fiscal que como gobierno hemos propiciado, traducido en impuestos, gasto social y subsidios ha sido sustentado en su mayoría por este sector, que no ve una relación directa entre lo que aporta al Estado y lo que recibe de él, y aunque esto ha puesto en peligro relación de amor y odio que existe entre la Clase Media y nuestro partido, siguen apostando al PLD.
Nuestros gobiernos han garantizado un crecimiento económico constante, y a pesar del grave revés que experimentó la República Dominicana en la crisis económica de 2003-2004, hemos reducido la pobreza extrema y vamos camino a llevar el analfabetismo a su mínima expresión. Sin embargo, este encauzamiento de las políticas públicas y del gasto social a los más pobres, nos ha llevado poco a poco a desproteger a la creciente clase media, que ahora resulta ser también un sector vulnerable. Estudios de la OECD, la CEPAL y el BM confirman esta tendencia, pero la Clase Media sigue apostando al PLD.
No es un secreto que la movilidad social y económica no significa lo mismo para diferentes personas en diferentes contextos. Si en República Dominicana hacemos una definición de la clase media basada en el concepto de seguridad económica, nos damos cuenta de que hay un número considerable de familias que perciben un ingreso mayor al establecido por el Banco Mundial como límite superior diario per cápita para ser catalogadas como clase media, pero que no gozan de la seguridad económica que se requeriría para poner en marcha el motor de la movilidad económica, y seguimos con indicadores bajos respecto a otros países de la región. Hemos permitido que la clase media gaste hasta el 85% de sus ingresos cubriendo necesidades básicas que debieran ser colectivas, y esto está drenando sus finanzas.
El mismo patrón se ha observado en otras naciones latinoamericanas, y por tanto es fácil medir el alcance de esta discrepancia entre el crecimiento económico y la equidad social. La clase media está haciendo lo propio: optar por salirse del contrato social, evitando contribuir con los servicios públicos. En otras palabras, los estamos empujando a evadir impuestos. Definir la importancia que juega este sector de la sociedad y el fuerte lazo entre sus aportes y la política social que hemos implementado con éxito, sería llover sobre mojado, por lo que la autoevaluación crítica juega un rol importante con miras a las elecciones presidenciales, congresuales y municipales del 2016.
El PLD sigue siendo el llamado a representar la Clase Media dominicana, conjuntamente con los sectores más desposeídos, nuestra deuda es la creación de un pacto fiscal que resulte en un equilibrio en el que nuestros gobiernos auspicien servicios públicos de calidad que puedan ser palpados por la Clase Media, y que este sector entonces se sienta conminado a financiar, a través de los impuestos, las políticas públicas, que vayan dirigidas no sólo a la redistribución de los recursos, sino también a la conformación y ampliación de las bases del desarrollo económico.
El PLD es una maquinaria electoral, pero hagamos un «de orden» y prestemos atención a la Clase Media, el aparejo que permitirá ponernos en movimiento, aprovechando el viento a favor que nos impulsa.