El economista argentino Raúl Prebisch, entre las décadas del 40 y el 60, fue el más brillante pensador de la economía de América Latina. Siempre estuvo convencido que para la región dar el salto al desarrollo, superar los niveles de pobreza y enmarcarse en un proceso de industrialización era necesario abandonar la práctica del endeudamiento externo y el alto nivel de dependencia de las grandes naciones, siendo un abanderado de la integración regional y preocupado por el desarrollo económico de América Latina.
Es en ese contexto en que Prebisch nos recuerda que Argentina era unos de los países más ricos del mundo antes de la primera guerra mundial, 1914, con un desarrollo económico sustentado en una agricultura moderna y grandes exportaciones de carne vacuno, pieles y cereales que se beneficiaban del boom de precio en los mercados mundiales. Sin embargo, la inestabilidad política, económica y social, las revueltas armadas y las ambiciones políticas de las élites argentinas impulsaron a un declive de la economía que terminaron en un primer golpe militar, en 1930.
La historia financiera de Argentina es bastante compleja y difícil de entender, si se considera que ningún otro país de América Latina ha transitado por una situación de su deuda externa inmanejable por un período tan prolongado.
Si se analiza de manera detenida el porqué Argentina ha llegado a un nivel de endeudamiento externo por el orden de los US$147,667 millones al cierre del 2001 y haber entrado en una situación de impago o default que atrajo a los especuladores de inversiones más intransigentes de los mercados financieros internacionales, denominados fondos buitres, entonces necesariamente hay que remontarse a 1822 cuando ese país inició una modalidad de soluciones momentáneas y prolongación de los plazos de los empréstitos internacionales que había asumido. Para entonces los gobiernos acudieron a fondearse con acreedores internacionales, en particular la banca de Londres que en 1824 concedió crédito por $1 millón de libras esterlinas.
Para honrar sus compromisos, en Argentina se inició todo un proceso de reestructuración de deuda y emisión de bonos que permitieron cumplir con sus acreedores y buscar nuevos acreedores que proporcionaban sumas que inflaron la deuda externa, creándose así toda una cultura de endeudamiento y cambio de perfil, la cual se prolongó hasta 1946 cuando llega al gobierno Juan Domingo Perón y decide descontinuar esta práctica de endeudarse, al poner en vigencia lo que se denominó el acta de independencia económica la cual permitió el saldo de la deuda externa en 1952 por un monto de US$12,500 millones, situación que incomodó a las élites argentinas y coincidiendo con el derrocamiento del gobierno en 1955, provocando así inestabilidad económica y retorno al endeudamiento irresponsable.
En efecto, durante el período 1966-1972 la deuda externa de Argentina se incrementó en un 46%; 1973-1976 un 62%; 1976-1983 en 364%;1983-1989 un 44%; 1989-1999 de 123%; y en el período 1999-2001 en un 9%, situando el endeudamiento acumulado en US$147,667 millones, creándose una situación de impago que degeneró en una crisis económica y social con inestabilidad política que obligó a implementar múltiples ensayos de solución a este flagelo durante el período 2001-2006 en el cual resaltan el cese de pagos de la deuda externa, reestructuración de la deuda, canje de deuda en default por el orden de US$81,900 millones y cancelación de la deuda con el FMI con pago anticipado de US$9,530 millones.
Para el 2008-2010 se produce otra ola de ensayo para enfrentar el problema de la deuda externa iniciando con la cancelación de US$6,706 millones con el Club de París, utilizando las reservas internacionales del Banco Central, reapertura del canje de deuda por US$20 mil millones y el uso de US$6,569 millones para pagar deuda en el 2010, aceptado por un 66% de los inversionistas institucionales, y es aquí donde aparecen los tenedores de bonos inconformes, que son los denominados fondos buitres y que prefirieron litigar.
Pero, ¿qué son los fondos buitres? Son los adquirientes del 27% de los bonos de impagos desde 2001, ascendente a US$11,000 millones de dólares y se trata de fondos de inversión con vocación de paraísos fiscales pertenecientes a inversores norteamericanos, que compran deuda de países y empresas en quiebra, cuando su precio es bajo, para luego litigar por el 100% del valor original y nunca aceptan canjes de deuda a media sino que esperan que los tribunales les den la razón, y es aquí donde se entiende por qué en octubre del 2012 una corte de apelación de NY haya emitido una decisión donde entiende que Argentina discriminó a los fondos buitres con los canjes de deuda del 2005 y 2010, ratificada en noviembre de ese año para que se pague el 100%. Así los fondos buitres tienen a Argentina de rodillas, lecciones para nuestros países cuando aparezcan aventureros camuflados de financistas recomendando endeudamientos irresponsables.