Opinión

Nunca se podrá determinar el costo de aquella fatídica noche de la historia dominicana, 25 de septiembre del año 1963, en la que se le cercenó la voluntad del pueblo de transitar la senda del desarrollo. Para aproximarnos, se puede calcular el valor del emporio industrial expropiado por el Estado a la familia del tirano y el proyecto de desarrollo del gobierno salido de las elecciones del 1963, presidido por el Prof. Juan Bosch; lo que no se podrá valorar es lo que hubiera aportado a dicho desarrollo el reconocimiento de los derechos humanos de segunda generación, entre ellos el de la salud.

Cuando hurgamos en la historia del pensamiento bochista sobre el concepto salud, tenemos que concluir que se adelantó por muchos años a la época. Las raíces, la podemos ubicar en el Juan Bosch artista, maestro del cuento, en el momento que, conversando con Dios, desarrollando la trama del cuento “Dos pesos de agua”, publicado en el año 1941, la vieja Remigia, en medio de unas condiciones materiales de existencia adversas expresa: “- Pa´ ti trabajo, muchacho –le decía-. No quiero que pases calores, ni que te vayas a malograr como tu taita”.

Se puede decir que contrario a la definición de salud de la época, para Bosch, la salud no era ausencia de enfermedad, sino que el desarrollo del estilo de vida en condiciones medioambientales de riesgo determinaba el grado de vulnerabilidad del estado de salud de las personas. Esto ocurre en una época en la que la esperanza de vida al nacer era 45 años, además, 33 años antes que Marc Lalonde, Ministro de Salud del Canadá, creara un modelo de salud tomando en cuenta los determinantes sociales y 38 años antes de que la OMS asumiera estos determinantes, en la Conferencia de Alma-Ata, planteando el reto de “Salud para todos en el año 2000”.

Bosch político, expone su pensamiento sanitario 29 años después, cuando en una alocución pública responde algunas interrogantes sobre el tema de salud, hechas en carta pública en un diario de circulación nacional, por el eminente médico, Maestro de la Medicina, Dr. Guarocuya Batista del Villar.

En dicha alocución expone claro el tema de los determinantes sociales de la salud, al decir: “El que vive en un ranchito, come mal y viste peor; el que vive en una calle de tierra, donde no hay alcantarillas ni cloacas, está siempre expuesto a contraer enfermedades que casi no se notan porque van consumiendo el cuerpo poco a poco, día tras días, y con el consumo del cuerpo van rebajando la capacidad de aprender y trabajar”.

La visión sistémica y el abordaje intersectorial para estructurar la respuesta social a los problemas de salud, queda expresado al aseverar que: “La salud del pueblo se obtiene cuando toda la sociedad, desde el hombre más humilde hasta el jefe de gobierno, adquiere la conciencia de que de todo lo que hay sobre la tierra lo más importante es el ser humano, es la vida humana lograda en todos los aspectos”. Más adelante dice: “todos tenemos que interesarnos por la salud del pueblo y todos tenemos que reconocer como parte integrante de la salud la casa y la comida, la ropa y la educación”.

En cuanto al componente de la canasta básica de servicios como elemento fundamental de la demanda de servicios de salud, es contundente en cuanto a las intervenciones de promoción y prevención, al referirse a lo que haría en su gobierno: “tiene que dirigir sus mayores esfuerzos en el campo de la medicina antes que nada a evitar las enfermedades, a evitar las epidemias mediante vacunaciones masivas de todo el mundo, y también a evitar los males que no son epidémicos mediante una educación sostenida del pueblo en todo lo que se relacione con la salud” más adelante agrega, “hay que preservar la salud del niño cuando todavía se encuentra en el seno de su madre; hay en fin, que desarrollar al máximo posible la aplicación de la llamada medicina preventiva; y si no se hace así, no podrá asegurarse la salud del pueblo, y este mismo lo dice cuando asegura que “vale más prevenir que tener que remediar”.

Por último, el aspecto de la organización de los servicios de salud, basado en la estrategia de atención primaria, lo aborda cuando expone que: “el médico tendrá que salir a los barrios pobres de las c iudades y los pueblos y a los campos a buscar al enfermo, a sacarlo de donde esté, porque si no, nunca lograremos asegurar la salud del pueblo”.

Bosch tenía muy claro la relación directa entre el Estado de salud y el desarrollo del pueblo, por eso, en un segmento de la referida alocución expresó: Los pueblos progresan si pueden acumular riquezas y para acumular riquezas necesitan ser sanos, puesto que “el hombre produce tanto menos cuanto más enfermo está”.

Sin reparo alguno se puede tildar aquella fecha, 25 de septiembre del 1963, como el inicio del medioevo del desarrollo de la República Dominicana, por los que los periodos de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana están comprometidos con la implementación de las estrategias necesarias para reivindicar la dignidad del pueblo al retomar la senda del desarrollo. En el campo de la salud, pasaría por la implementación de la cobertura universal con la protección financiera de las personas, para que no contraigan dificultades económicas al momento de requerir los servicios.

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