Alberto Quezada

Definitivamente es imposible pasarse un fin de semana tranquilo y alegre en la República Dominicana . No porque la pequeña burguesía, a la cual me honro en pertenecer, no tenga ambiente para también sus pequeñas evasiones. No, no es nada de eso. Lo que sucede es que los periódicos ya no están respetando siquiera la santidad del domingo para dar a conocer noticias desagradables, repudiables y lacerantes que disminuyen el ánimo nacional.
En los últimos días, según aparece publicado en los principales diarios de circulación nacional la sociedad dominicana, ha sido estremecida por varios acontecimientos de diferentes naturaleza que deben llamar a la reflexión a todos.
La espectacularidad de los hechos, las novedosas modalidades, los escenarios escogidos y los actores involucrados y visibles son señales inequívocas de que en nuestro país, ciertamente, estamos asistiendo a un estado de cosas jamás imaginado.
Como es posible, amigos lectores, que en menos de dos semanas el país haya sido escenario de una avalancha de acontecimientos tan disimiles e impactantes, que llevan a la conclusión de que más que una -pretendida distracción como dicen algunos- de lo que se trata es de un desafío abierto a las autoridades y al Gobierno.
Ahora bien, para que tengan una idea de lo que estamos diciendo, de lo tormentoso que han sido estos últimos días para el país, basta referir, que en ámbito de la política exterior, el país acaba de recibir una condena infamante de parte de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos.
Hay que mencionar, como otro acontecimiento inquietante la confrontación que mantienen diputados, senadores oficialistas por caso entre el ingeniero Félix Bautista y el Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito.
Otros elementos perturbadores para la paz social y la vida institucional lo constituyeron, además, el confuso y aún no muy aclarado incidente acontecido en la Segunda Línea del Metro, donde salieron heridas algunas personas.
De igual manera, los espectaculares acontecimientos ocurridos en las dos cárceles más importantes del país como son La Victoria y Najayo, en donde las habladurías y algunos medios de comunicación han informado que en esos hechos murieron varias personas y que en los mismos podría estar moviéndose la mano del crimen organizado dígase narcotráfico y sicariato.
Otro hecho preocupante, durante el referido corto periodo que –no-debe verse como una acción vandálica ordinaria, es el sabotaje a las torres del Servicio Eléctrico, confirmado luego por el vicepresidente de la Corporación de Empresas Eléctricas, Estatales (CDEEE), Rubén Jiménez Bichara.
Y finalmente, los movimientos de protestas muy puntuales llevados a cabo por algunos grupos sociales en los municipios de Santiago y Mao en reclamos, según se ha dicho, de demandas sociales produjeron la muerte de un joven en días se graduaría de maestro.
Todo lo arriba narrado es una demostración de que la sociedad dominicana está viviendo un momento que amerita de la atención oportuna y el pronunciamiento inmediato de los responsables de conducir el Gobierno, en este caso el presidente de la República, Danilo Medina, para los asuntos que conciernen al Estado.
En cambio, que para terminar con los conflictos de orden partidario en donde están involucrados los señores Félix Bautista y Francisco Domínguez Brito, lo propio debe hacer, con todo respeto, el Comité Político del Parido de la Liberación Dominicana(PLD), lo más pronto posible. Es la mejor manera de bajar el fuego a la caldera. Después será muy tarde ….